"Ella es muy viva e inteligente, y ni nosotros ni los especialistas lograban darse cuenta de su condición. No fue hasta el año que se le hizo el estudio y se confirmó que es sorda", repasa Sergio.

"Su condición es la más compleja. Es sorda total, vive en un profundo silencio", relata, y explica que mediante la intervención -que se hizo en un centro asistencial de Tandil el viernes anterior- a la niña se le colocaron los implantes que luego permitirán que mediante un audífono la nena pueda escuchar.

"Una vez que se confirmó el diagnóstico, comenzamos el reclamo con el IOMA, porque ella tiene una necesidad y la obra una obligación. Por recomendación del médico solicitamos que se le haga un implante bilateral coclear, en los dos oídos al mismo tiempo. Al principio le negaron la operación y presentamos un recurso de amparo: fue muy difícil porque nos daban muy poco tiempo para contestar el escrito; por suerte dimos con un experto y el año pasado la Justicia falló a favor de Consuelo", recuerda.

El costo del artefacto ronda los 250.000 dólares y la obra social se negaba a solventar tanto ese costo como el de la propia operación.

"Después de la decisión se demoraba la operación y se le impuso una multa diaria al IOMA. Por fin llegaron a la Aduana a principios de este año y tienen una fecha de vencimiento, pero la obra social no resolvía lo que tiene que ver con la intervención y anestesiología", comenta.

"Teníamos los implantes, pero no podíamos afrontar la operación; si no se hacía antes de mayo se vencían y tenían que mandarlos nuevamente a Australia", suma.

Allí apareció la ayuda de la Municipalidad para poder solventar los costos (N. de R: unos 200.000 pesos que serán devueltos a las arcas lamatritenses cuando IOMA efectivice el pago condenatorio)

"Pudimos conseguir el dinero y Consuelo finalmente fue operada. Se le colocaron los implantes cocleares y en un mes le pondrán los procesadores de audio, ahí finalmente podrá escuchar...", sintetiza Sergio Zapata. Hoy será nuevamente revisada por el médico y si todo marcha bien a fines de mayo recibiría los audífonos.

"Fue una batalla titánica porque el costo de los implantes y la operación es altísimo, y para cualquier trabajador es algo inalcanzable. Costó, pero por suerte se logró", sintetiza.

"Es cuestión de días para que ella pueda comenzar a oír", apunta con emoción y va descontando cada minuto que pasa hasta que finalmente ese sueño se haga realidad y lo que en algún tiempo pareció imposible se concrete, luego de una batalla épica y el inclaudicable amor por su hija.

Nueva vida

"Consuelo va a nacer auditivamente cuando le coloquen los audífonos. Le va a cambiar la vida. Tiene cuatro años y los médicos nos dicen que va a poder hacer una vida normal: va a poder escuchar y hablar porque ella no es muda, sino que al ser sorda no desarrolla el habla", precisa Sergio Zapata, visiblemente emocionado.

El hombre es parquero y en La Madrid es reconocido -junto al grupo de trabajo municipal- por mantener los espacios verdes públicos.

Aunque mucha gente intentó convencerlo de hacer pública su situación hace mucho tiempo, prefirió siempre el silencio y ahora exterioriza su felicidad porque su pequeña "podrá escuchar", dice.

"Consuelo es muy inteligente. Ella va al Jardín, pero antes fue al Jardín Maternal y a ATDI; va a equinoterapia "El Arriero" y todos ayudan para que ella tenga una vida ‘normal’. Dice mamá, papá y algunas otras cosas. Cuando era más chica siempre estaba descalza y no entendíamos por qué era hasta que nos explicaron que así perciben las vibraciones, incluso las cuestiones inaudibles para nosotros", reseña.

"Aunque es sorda, Consuelo desarrolló otras habilidades. Al ser muy inteligente se adaptó y encontró las herramientas para lograr comunicarse", repite Sergio Zapata.

"Ella lleva una vida totalmente normal, sólo no puede hablar porque no escucha", contesta al comenzar a hablar de la sociedad y cómo reacciona ante una persona con una discapacidad. "En La Madrid se hace un esfuerzo grande y se trata de estar a la altura, pero aún falta mucho", resume.

Consuelo va al jardín de infantes con una acompañante. "Nosotros como papás, sus docentes, sus compañeros y hasta otras familias son solidarias y no la discriminan, y recibimos mucho apoyo, lo mismo que el Estado municipal, pero en la Argentina falta mucho aunque está encaminado", apunta.

"Hay profesionales que trabajan bien pero en el país estamos lejos de ser un país realmente inclusivo que integre a las personas con discapacidad y hay mucho por hacer", agrega. "Te das cuenta que sucede cuando te toca vivirlo", admite.

Los espacios públicos tienen sus deficiencias: falta de rampas adecuadas y en condiciones. Pero también falta que la sociedad cumpla con las leyes.

"Al Estado le falta políticas de inclusión para con las personas discapacidades, pero también nosotros como sociedad nos falta respetarlas", insiste.

Al final del camino

Los implantes llegaron desde Australia a principios de año, en mayo se vencían y de haber ocurrido ello deberían volver a aquel país y se retrasaría todo nuevamente. En medio de esa situación de angustia por la batalla legal, está la pandemia.

"Las últimas dos semanas fueron de una tensión infernal, porque no podíamos errarle. Nos cuidamos muchísimo, evitamos cualquier contacto y rogamos que al equipo médico no le pasara nada porque estábamos en el límite del vencimiento de los implantes. Ahora ya está, Consuelo está operada y es una alegría inmensa", se descarga Sergio Zapata.