"El Complejo influyó en muchas generaciones. No pasa en otras ciudades que haya tantos artistas en todas las ramas del arte", sostiene.

"Desde muy chico comencé en el taller de Alejandra (Lettieri). Nos presentábamos en los Bonaerenses y algunos los realizábamos", recuerda. "La técnica es completamente distinta: cómo trabajar la pintura, el impacto que genera", describe.

"Desde lo visual siempre se impacta en el otro, sea algo bueno o malo. Algo te resuena y te dice", apunta el artista. "Desde que arranqué en el taller ella nos inculcó esto del impacto en el otro y soy consciente de eso. Desde mi idea intento impactar en el otro", revela.

"Los que han pasado han interpretado de distinta manera el mural. A cada uno le genera distintas cosas. Cuando arranqué a marcar con blanco, un hombre le sacó una foto y me dijo que pensó que lo había terminado. La gente va interpretando según fue creciendo", señala Vargas.

El artista cuenta que trabaja a partir de un boceto. "Tienen tres o cuatro etapas. Arranco con una cosa, miro la imagen y la cambio, veo que me resuena y lo cambio hasta acomodarlo hasta lograr una composición, pero cuando llegás a la pared no sé cuánto cambia", indica.

Esas modificaciones, apunta, también tiene que ver con que "no es exacto y los espacios que yo había planteado son distintos y con lo que me encuentro en la pared", pero "lo que me pasa como artista lo plasmo en el boceto y ahí se plasma según los estados de ánimo y el sentir... como todo en la vida, va mutando", contesta.

Para "Moto", en la pared o en la hoja "hay que adaptarse porque son distintos; los dos son lindos y los dos son feos, los dos tienen un montón de trabas y limitaciones. Pero a la vez los dos soportes te dan un montón de posibilidades".

Sabe que cuando haya terminado su obra -e incluso antes- hay posibilidades que puede ser intervenida por otros. "Es parte de la expresión cultural callejero. No me molesta y es parte del juego, hay que aceptarlo", comenta.

La obra del "Moto" Vargas se erige en Alem y Belgrano, sobre la pared de los baños de la Plaza de las Américas. A metros de ella hay trabajos del grupo MELZ con Javier Giménez a la cabeza y las letras de La Madrid intervenidas por Juanjo Kauffman. Para el artista, la convivencia de estilos "está bueno". "Los espacios están demarcados y está bueno que haya diferentes formas de expresión", concluye.