Jesús María Plaza es un periodista y abogado cuya extensa trayectoria lo ha llevado al reconocimiento en todo el país y América Latina. También es militante ferviente del peronismo. Debió abandonar su ciudad natal -La Plata- por la cruenta dictadura militar de 1976. Sin embargo, y con el dolor de haber tenido que dejar el país por mucho tiempo, insiste que "la lucha colectiva" y "los jóvenes" serán las herramientas primordiales para recuperarse de la "resaca anímica en el inconsciente colectivo que dejó la política del terrorismo de Estado".

"Tito" Plaza visitó La Madrid en un día "difícil, de muchas emociones", dijo. Fue cuando se cumplieron 38 años del inicio de la última y más sangrienta dictadura del país. Esa que arrancó a su hermano, como a otros 30.000 militantes, y dejó deshechas las ilusiones de millones de argentinos.

-¿Cuál fue la peor consecuencia que dejó la dictadura?

-Económica, política, social... todas. Hizo desastre al país, lo destruyó económicamente, lo deshumanizó, lo criminalizó, generó un genocidio. Fuimos a una guerra inmoral como la de Malvinas... Generó una patria financiera donde lo único importante era el dinero, mientras los demás se enriquecían. No dejó daño por hacer. Las consecuencias son muy graves.

Vaya a saber por qué razón el auditorio estaba prácticamente vacío cuando se realizó el acto para conmemorar el Día por la Memoria, la Verdad y la Justicia.

Plaza ensayó lo que parece una posible explicación de lo que sucede en los pueblos del interior con el 24 de marzo: "Hoy hay conciencia de lo que pasó, lo que sí uno se encuentra es con sectores que defienden el Proceso". "El miedo está inserto y estamos en una resaca. Faltan generaciones para que esto pueda caminar libremente. Se instaló la cultura del terror y eso provoca actitudes conservadoras desde el punto de vista sectorial, pero son cada vez más chicos", manifestó.

Sin retrocesos

"Este es un día que debería ser para la reflexión permanente a través de la memoria. Recuperar la memoria para poder manejar los tiempos de hoy, que son tiempos muy difíciles porque estamos viviendo una resaca anímica en el inconsciente colectivo de lo que dejó la política del terrorismo de Estado", sostuvo Plaza.

"Lo que hay que sembrar luego del 24 de marzo de 1976, y con la recuperación de la democracia, es la alegría. Con eso combatiremos el odio y la criminalidad que nos dejó el Proceso", agregó. Para luego apuntar que "hay quienes "esmerilan" la fecha" y así "empieza a deformarse sutilmente el verdadero sentir de lo que ocurrió".

"Por eso -insistió- es fundamental la recordación y el respeto por la fecha, su no esmerilización. No incorporarla como si fuera una fecha más al acervo de fechas que tiene la historia nacional".

Seguidamente, el periodista platense se introdujo en el repaso de la historia del "crimen más grande de la historia", como lo definió, y que tuvo un efecto devastador en la vida política, económica y cultural de la Argentina.

"Una sociedad crece en función de las diferencias en el desarrollo. Toda comunidad necesita de la confrontación cuando comienza su propio desarrollo porque es el crecimiento el que genera los conflictos", analizó.

"Lo lamentable de la confrontación es cómo se pretendió solucionar el conflicto, llegando ese 24 de marzo a la eliminación sistemática de los ciudadanos que sostenían un pensamiento diferente", remarcó Plaza.

En esa descripción repasó el comienzo y devenir del peronismo, sus luchas y padecimientos.

"Ahora estamos en la última etapa de la confrontación cultural. Considero que los derechos en la sociedad argentina no los quita nadie; cómo se administran depende de cómo se administren los conflictos en el país", señaló en otro tramo de la charla.

Para concluir con su exposición, Jesús María Plaza subrayó que "no va a haber un nuevo 24 de marzo de 1976. No hay lugar en la Argentina para que haya un desaparecido sin que se haga justicia. No hay lugar para desaparezcan los derechos de identidad, laborales. Esto no tiene retroceso".