"Hay que trabajar para incluir en esta lucha a mujeres mayores que por años fueron silenciadas"
No hay dudas y las estadísticas lo certifican: existe una real "feminización del envejecimiento dado que 6 de cada 10 personas mayores son mujeres por lo que no es impensable un mediano plazo donde "la gerontología será feminista", como plantea la licenciada Belén Pacheco. La especialista en envejecimiento y responsable del espacio Palabras Mayores de EL POPULAR Medio sostiene que la ola feminista de los últimos años ofrece un escenario distinto al que vivieron muchas de las actuales personas mayores de nuestra familia.
"Ambas generaciones debemos de aprender una de la otra con empatía y paciencia para comprender sus discursos por igual y de allí extraer nuestras mejores conclusiones al respecto", analiza la profesional.
Los imperativos sociales dirigidos a la mujer como "la belleza, la juventud, el ámbito doméstico y los cuidados como atributos de feminidad niegan a las mujeres mayores como personas potentes y participativas de un verdadero cambio social. En definitiva, se les niega a las mayores su derecho al reclamo y la expresión libre a causa de una mirada homogeneizadora que condena a este grupo a la pasividad y la exclusión. Sostengo que pensar en la vejez vivible y con dignidad debe posicionar a las mujeres como elemento clave para que esto sea posible", enfatiza Pacheco.
Interpelar mandatos
La posibilidad de que las mujeres tengan más visibilidad en la opinión crítica sin quedar entrampadas o absorbidas por las tareas de cuidados es "un gran logro por parte de este colectivo pero que hay que trabajar para incluir en esta lucha a mujeres mayores que por años fueron silenciadas. Sin duda la sobrecarga del trabajo mal remunerado y cuidados no remunerado genera y generó en las mujeres mayores obstáculos para su empoderamiento económico, lo que se traduce luego en pensiones indignas que las condenan a la perpetuación de la pobreza", describe la licenciada Pacheco.
La especialista plantea la necesidad de generar acciones de "valoración de los puestos de trabajo según la perspectiva de género que les permita a las mujeres vivir con mayor calidad de vida durante su vejez, con miras de crear un mejor sistema de seguridad social".
Belén Pacheco reconoce que "muchas mujeres actualmente mayores se han permitido interpelar determinados mandatos" aunque un gran número de ellas "aún están sumergidas en ideas patriarcales dominantes que han naturalizado por mucho tiempo y es allí en donde la gerontología tiene mucho para aportar, promoviendo espacios de escucha, contención y reflexión que empodera a las mujeres mayores de nuestra comunidad".
Una valoración negativamente de las mujeres mayores implica "anularlas como sujetos de derechos, capaces de ser protagonistas de una nueva historia, dejando de lado ciertos procesos subjetivos que han ido construyendo por la opresión machista que descalifica y desvaloriza poniendo a las mujeres en un lugar subalterno, al que inconsciente fueron accediendo".
Los hechos son determinantes ya que "escuchar narrativas de maltrato, violencia y humillación en mujeres mayores en bastante frecuente, aunque pocas se animan a denunciar debido a múltiples causas, lo que hace pensar en la necesidad de crear estrategias que le den mayor apoyo y contención con mirada gerontológica".
Tensión y cambio
La profesional se apoya en estudios estadísticos para argumentar que "las mujeres mayores son el grupo más expuesto a recibir diferentes tipos de maltrato, ya sea físico, sexual, financiero, psicológico, algo que sin duda alguna tiene relación con la producción social que representa a las mujeres mayores como seres que obedecen, débiles y endebles. Sin embargo, las mujeres mayores que han sido mis referentes y hoy florecen con más potencia son fuertes, críticas, valientes, que se animan a poner su voz en una región muy desigual".
Asimismo, observa que envejecer siendo mujer y más aún en situación de vulnerabilidad como la pobreza impacta directamente en el tipo de vejez que pueda llegar a transitar porque "las iniquidades afectan a las mujeres mayores de forma significativa y más aún en esta etapa del curso de sus vidas en donde converge el género y la edad. Sin embargo, podemos encontrar múltiples discursos e historias de vidas que generan tensión y cambio, como el de aquellas mujeres que a larga edad logran superar experiencias de maltrato con resiliencia y nuevo proyecto de vida".
El escenario, en tiempos de pandemia, pone en evidencia a "una sociedad edadista que intenta restar autonomía a las personas mayores y más aún sí son mujeres, considerándolas incapaces de tomar decisiones o realizar determinada actividad a razón del género y la edad".
Como contrapartida, la licenciada Pacheco propone proteger y empoderar a las mujeres mayores que por años fueron "sometidas a una vida de exclusión y abandono porque ser mujer no significa ser joven, bonita y entregada al ámbito privado o doméstico, significa ser libre, autónoma, crítica, fuerte, reflexiva y promotora del cambio".
Desde esa presión social, se asumieron "roles estáticos y pocos ambiciosos, distintos a los que sus verdaderos deseos les expresaba" y por eso la expectativa es que la vejez se asume como "un buen momento para sacarse esas mochilas y abrir así nuevos caminos de reconocimiento y legitimidad".
Mirada intergeneracional
La especialista en envejecimiento asegura que "si las escucháramos con mayor atención podríamos comprender que sus trayectorias de vida muestran la interrupción o discontinuidad de proyectos personales por el cuidado familiar y del hogar, que retrajeron sus oportunidades y la sometieron al ámbito doméstico". Un modo de compensarlo sería intentar no repetir estas historias y "armar un proyecto intergeneracional capaz de darle voz a todas como verdaderas ciudadanas de derechos en busca de la lucha, ubicándolas en el centro de la discusión para reparar las heridas del pasado".
La tarea es constante y el trabajo pero sin duda alguna "este colectivo obtendrá los medios suficientes para terminar convenciendo a todas que el horizonte está cargado de nuevos ordenamientos sociales que valoriza a las mujeres mayores como parte de la historia, el presente y el futuro".
A modo de reflexión final, la licenciada Pacheco deja en claro que "deconstruir representa deshacer, desmontar algo por una visión y accionar superador que articule múltiples fuerzas con el fin de generar inclusión y una nueva forma de realización femenina mediante su reivindicación y reparación mediante instrumentos que incomoden. Y develan la necesidad de potenciar a las mujeres mayores para que tomen la palabra para sí y para sus compañeras en esta lucha de igualdad".
En síntesis, "una vez más vuelvo a decir que la política en vejez nos llena de desafío en donde debemos subsanar brechas históricas en un mundo que envejece reconociendo la diversidad y la pluralidad de este colectivo mediante dispositivos que trabajen desde el territorio".