"Por la pandemia, algunos de los chicos han dejado de ir, pero de a poco vamos retomando el vínculo", contó Lourdes Jaime.

"Las actividades son propuestas que surgen de los propios becarios, qué les gustaría hacer. Nosotros pensamos diferentes actividades y son ellos los que nos indican si les gusta o no", detalló.

Además de Jaime, el equipo está conformado por Evelin Talamoni, Tamara González y Ana Sofía Ciappina.

"Tratamos de desarrollarlas en base a sus necesidades; recientemente incluimos un taller de deportes a cargo de Elías Barraza, porque en este contexto muchos estuvieron aislados y sin hacer ejercicios", ejemplificó la profesional.

"Es difícil hablar abiertamente sobre el tema en cuanto a lo que más los impactó las restricciones; siempre lo hacemos de manera informal. Muchos han tenido inconvenientes con la escuela porque no tienen acceso a la tecnología y la conectividad", mencionó Lourdes Jaime sobre la relación con la pandemia.

Por eso se está haciendo fuerte hincapié en esta problemática. "Estamos haciendo clases de apoyo escolar; también talleres: de cocina, de reciclaje y uno de artesanías. Además se les da una merienda", sintetizó una de las coordinadoras. Actualmente el programa cuenta con unos 80 inscriptos muchos de los cuales son de la localidad de Las Martinetas, quienes debido a la pandemia no han podido participar de las actividades.

A futuro se planifican otros tipos de talleres. "La idea es escuchar a los chicos y que ellos tengan ganas de hacer cosas. Nosotros queremos escucharlos, articularlos y generar nuevas propuestas", indicó.

Prestame un oído

"Muchos chicos nos dicen que se sienten que son los últimos y que las medidas impactaron en ellos y los perjudicaron", mencionó Lourdes Jaime sobre cuáles son los sentimientos de los adolescentes.

"La pandemia vino a resignificarnos a todos y más a los chicos. Ellos están acostumbrados a salir y a estar todos los días con actividades, y de un momento para el otro tuvieron que quedarse encerrados en sus casas. Para todos fue difícil, pero más para los adolescentes, que necesitan el contacto con otros. Ahora que hay más libertad para juntarse se nota que estuvieron mucho tiempo sin los amigos", apuntó la coordinadora.

"Lo que siempre plantean sobre los grandes es que no los entienden. Es porque hay una brecha generacional. Con nosotros no ocurre, porque somos casi de la misma edad y tenemos un acercamiento; además les generamos confianza como para hablar cosas que con los más grandes les da pudor. Sentimos confianza, qué les está pasando y cómo los podemos ayudar", concluyó Lourdes Jaime.