"Se realizaron a principio de mes la 16ª edición de las Jornadas Bonaerenses de Alimentación, en el salón del CECO, que las organiza el Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires. Normalmente se realizan en La Plata, pero en 2019 decidieron hacer un concurso para que se postulen los colegiados de las distintas ciudades que estuvieran interesados con una propuesta de jornada, así que nos presentamos con Marcela Guerrero y Estefanía Alsina, por lo que quedamos seleccionadas en esa oportunidad. Pero llegó la pandemia, sucedieron cosas como la sanción de la Ley de Alimentación Saludable –que fue en 2020- que se reglamentó en marzo. Y cuando se reglamentó tan rápidamente ameritaba una visibilización en todo el país, ya que la población debe saber de qué se trata la aparición de esos sellos en los alimentos" comenzó diciendo la licenciada en nutrición Regina Traverso, quien junto con sus colegas hoy celebran el Día del Nutricionista en todo el país.

"Así que nos propusieron desde el Colegio para trabajar en la ordenanza local, en la que en 2016 ya estuvieron trabajando Marcela (Guerrero) con Liliana Rizzonelli en lo que era kiosco saludable. Esa ordenanza quedó obsoleta, ya que no existe más lo de kiosco saludable. Porque ya estaba esta nueva ley con características totalmente distintas, así que comenzamos a reunirnos motivadas y salió la oportunidad de organizar estas jornadas. No había iniciativas de ordenanzas en otras localidades, por lo que al Colegio les interesó que nosotras presentemos esto, que se llamó "Camino hacia la implementación de la ley 27642, de la Promoción de la Alimentación Saludable. Justamente, lo que pretendíamos en estas jornadas –que salió muy bien- era orientar de cómo llevarla a la práctica" continuó explicando Regina respecto de esta importante jornada que se desarrolló a principios de agosto con una enorme repercusión y gran respuesta de la gente.

"Primero presentamos en el HCD un proyecto de ordenanza y faltaría que se apruebe a nivel provincial, pero ya al estar presentado y haber antecedentes por intermedio del Colegio se está replicando en otras ciudades de la provincia, como por ejemplo en San Nicolás, que va a tomar el modelo de nuestra representación local que tuvo cambios respecto de lo nacional. Es que incluye no solamente lo que tiene que decir la composición química del alimento o la información nutricional de ese alimento, sino que es algo superadora. Inclusive en Latinoamérica está aprobado este proyecto de etiquetado. Incluye cuidados de entornos y hacerlos saludables, es decir promover que haya determinados lugares por donde circulan poblaciones de riesgo donde se van a controlar determinados factores de riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles, por ejemplo los alimentos", agregó la licenciada Traverso.

¿Cómo se desarrolló esta jornada?

Comenzamos con una actividad plenaria, que fue el 5 de agosto en el segundo piso del edificio del Centro Empleados de Comercio, con una convocatoria espectacular con más de 130 personas. Como algo diferente, se invitó a la comunidad educativa ya que el objetivo es llegar a quienes tienen que poner en práctica esta iniciativa, al entorno. Y en esta proyección nuestra propusimos que no solamente se incluyeran los entornos escolares como la ley nacional, que incluye a los niveles inicial, medio y secundario, sino que se agregaran el nivel terciario, los clubes, todos los lugares que agrupan gente que se encuentra consumiendo algún alimento o bebida no alcohólica. Entonces lo que hicimos fue hacer una convocatoria general, como al CAVO, a clubes, escuela de gestión pública y privada, y quedamos sorprendidas. Pensamos en hacer alguna actividad en terreno, como todos los años, y terminamos haciéndolas con más de cien chicos enseñándoles con actividades lúdicas esto de la ley de promoción de alimentación saludable. Así que con los estudiantes y con los docentes estuvimos trabajándolo todos los días en un lugar diferente, como postas.

¿Se apunta a ese segmento de la sociedad porque los chicos no tienen una correcta alimentación?

Claro que sí. A mí particularmente me hizo un click importante durante la pandemia, ya que en el lugar donde también trabajo que es un jardín de infantes y maternal estaban un poco desesperados todos por cómo manejar la situación del marketing y digital así como televisivo respecto de los alimentos. Es que no había horarios ni orden, por lo que comenzamos a trabajar fuertemente en eso. Todo coincide, porque tiene que ver con el entorno. Y ese entorno, si se quieren números que son los que ayudan a acercarnos a la realidad, son contundentes: en la Argentina –a través de un informe de Unicef de 2021- que tiene que ver con el consumo de marketing digital, dice el informe que nuestros niños y adolescentes tienen el primer contacto con redes a los 9 años a través de un celular.

Ese dato es realmente contundente y asusta…

Por supuesto. Es una edad muy corta y la empresa, por otro lado, es decir la industria, enfoca cada vez más en esa población joven. Si me preguntan cómo están los números diré que hasta los 5 años en la Argentina tenemos un 13,6 por ciento de sobrepeso y obesidad y en el mundo es 5,9. La población de niñas, niños y adolescentes, entre 5 y 19 años, en la Argentina están en un 41 por ciento en cuanto a sobrepeso y obesidad, mientras que en el mundo es del 18 por ciento. Estamos en el doble. Y en la población de adultos es un 70 por ciento en la Argentina y en el mundo anda en un 63 por ciento, por lo que la brecha es más cercana. El dato es que la industria argentina hace un bombardeo muy grande, más que en otros países, por lo que los chiquitos que miran televisión tienen entre 60 y 80 invasiones de publicidad de comidas en la semana, y de esas un tercio son con personajes infantiles. Eso debería regularse. Porque un alimento que tenga un sello, ya no puede tener ni porcentaje ni leyenda; los sellos son exceso de calorías, exceso de grasas, excesos de grasas saturadas, exceso de sodio y exceso de azúcares agregados, y los otros dos sellos –que se llaman leyendas precautorias, un rectángulo negro con borde blanco- que debajo debe decir Ministerio de Salud y el contenido tiene que informar sobre el contenido de cafeína y contenido de edulcorante. Es decir, si tiene alguno de estos siete sellos negros no puede estar presente ningún personaje infantil ni promocionar ni publicidad ni patrocinio, nada de nada. Y no debe ser entregado en las escuelas de niveles inicial, medio y secundario, ni en forma gratuita o programa que entregue el Estado ni ser vendido. Tampoco puede estar en los kioscos, por lo que ahora se está organizando ese marco. Por eso se está viendo cómo van a ser las licitaciones de los kioscos.

¿Esos porcentajes que diste anteriormente, se modificaron o aumentaron durante o después de la pandemia?

Sí, sí. Aumentó notablemente. Estábamos proyectando estos valores a treinta años y se produjeron antes, aunque ya veníamos en esa escala ascendente. La Argentina es el cuarto país en el mundo en consumo de azúcares y ese consumo de azúcares son en bebidas azucaradas. Entonces estamos "ganándole" al resto. Es complicado en ese sentido. Una de las cuestiones que presenté en una exposición, que parece no tener llegada, habla de un orden y una armonía en la alimentación –lo que es muy interesante-, y está validada por las guías de de referencia de alimentación locales. Es un punto fundamental ese. Las guías nuestras son las GAPAs (Guías Alimentarias para la Población Argentina). Es indiscutible que es el mejor proyecto que puede haber en cuanto a alimentación, pero cuando la industria pasó a hacer mucho lobby hubo empresas que trabajaron para desmitificar esto, ya que hubo hasta profesionales que se oponían a esta ley. Hubo que dar explicaciones con evidencia necesaria, ya que cuando se consume una lata de gaseosa por día lleva a consumir un 6 por ciento más de hidratos simples. Cuando en la alimentación hay que tener un 10 por ciento y ese porcentaje es natural que se consume con alimentos que ya tienen hidratos simples agregados, es muy difícil mantener porcentajes saludables de alimentación. Porque el cuerpo necesita para sus distintas funciones proteínas de buena calidad y eso que mencionaba anteriormente va en detrimento de algo que necesita salud. ¿Para qué se me ocurre poner el ejemplo de una lata de gaseosa?, porque en la Argentina consumimos –según los datos del año pasado- entre 120 y 130 litros de bebidas azucaradas per cápita. Si se lo pasa al consumo diario, es un poco más de una lata. Eso en promedio, que nos aleja de estar mal alimentados.

¿La gente no toma conciencia respecto de la alimentación o reacciona cuando tiene un problema de salud?

Cuando se tiene un problema se busca otra alternativa que sea más sencilla. La comida atraviesa todos los momentos del día y por eso cuesta corregir ese tipo de hábitos. Porque es algo de lo que no se puede prescindir, no como el alcohol por ejemplo que alguien puede decir que no toma más alcohol y listo. Acá no. Hay que alimentarse porque es una función necesaria para el cuerpo y entonces es tan importante esto del rotulado, que tiene que estar en la cara frontal y la advertencia con ese cartel color negro que indica que hay algo malo, que dice que va a hacer un daño y entonces la persona toma una decisión. La gente lo va a mirar, porque está pensado así por el tamaño de la etiqueta. Si la etiqueta fuera muy pequeña, menos de 9 centímetros cuadrados, tiene que tener numeritos. Va a mirar, aunque puede tomar la decisión de comprar igualmente ese alimento, pero se va a enterar. Con los sistemas que están en el resto del mundo, no nos sirven porque no hay información tan clara y no hay una exigencia, por lo que hay que hacer algo rápido y claro. Nos tomamos menos de 20 segundos para comprar algo, como cuando uno se para frente a una góndola y parece que estuviera leyendo la etiqueta, pero no es tan así. Ese tiempo está sumamente medido, es entre 15 y 16 segundos, menos de veinte, y en ese lapso no se lee ningún rótulo. Primero porque no se respetan los tamaños y cuando se lee no se entera nadie de nada, porque hay que mirar dos o tres veces y no todos saben lo que hay que mirar. Y a veces son niños que manejan dinero para comprar algo que daña su salud.