"Nacho" Ponce: "El buceo es para cualquiera"
El joven junto al instructor, Bruno Pellitta, contaron cómo fue la aventura de descender hasta un barco hundido.
"Nacho" se convirtió en el primer buceador con síndrome de Down en la Argentina que realizó la prueba en el mar austral.
Bruno Pellitta resume: "El primer día no pudimos bucear por las condiciones del mar, pero el segundo estaba calmo y nos fuimos al centro de buceo; navegamos 11 kilómetros mar adentro. Había bastante corriente, pero Nacho tiene condiciones superlativas y superó los obstáculos, y fue un desafío totalmente natural".
"No se asustó. De hecho le propuse tirarse para adelante para no desorientarse y me dijo que no porque él ya había practicado hacerlo así; se tiró para atrás como los buzos experimentados y estuvo cómodo en el agua desde el primero momento", completa.
"No hubo miedos ni inseguridades, al contrario. Fue un desafío relindo, que lo superó totalmente", apunta el instructor de Nereidas.
"Vimos muchas cosas: meros, anemonas y el barco hundido. Descendimos a 20 metros", cuenta "Nacho" Ponce. En su rostro y en sus gestos se observa la felicidad. Sonríe, mueve sus manos y así describe cómo un pez se acercó mientras buceaba. "Hacía conexión con el mero, yo estaba así (hace el gesto moviendo un dedo, como convocándolo), el mero me miraba y se me acercaba", relata.
Ponce logró la certificación de buzo de Primer Nivel. "Para ser la primera vez es un montón, pero estábamos preparados", detalla Bruno Pellitta sobre la profundidad a la que descendieron.
"La marea subió y Nacho estaba totalmente seguro de eso, así que fuimos sin dudar", prosigue el instructor. Con la lancha atada a un cabo, bucearon hasta el casco del "Mariana Rojamar".
El barco "Mariana Rojamar" fue construido en Noruega y comenzó a navegar en 1974. En el 2000 llegó a San Antonio con la empresa uruguaya Grinfin. Después comenzó a enviar pescado a Montevideo. Pero para eso tuvieron que reformarlo. Surcó los mares durante 32 años, hasta que en el 2006 dejó de pescar y su vida útil llegó a su fin. Lo dejaron amarrado en el puerto de San Antonio Este. En 2019 fue hundido en el Parque Submarino ubicado pocos kilómetros costa adentro de Las Grutas, la popular playa rionegrina.
El balneario Las Grutas está enclavado en el golfo San Matías. Sus condiciones naturales permiten que el buceo se haga de manera más segura y se pueda disfrutar.
Además de "Nacho" y Bruno, el equipo estuvo integrado por Patricio Pugni y Cecilia Loholaberry (ambos son buzos). Ponce se convirtió en primera persona con Síndrome de Down de Argentina en realizar inmersiones en aguas abiertas.
"No estaba nervioso. Entré adentro del barco; estaba el timón, la proa y muchos meros. Me gustó, volvería a ir. Me sorprendí lo que vi. Lo más lindo fue adentro del barco", describe el protagonista principal de la historia.
"Cuando baja la marea es muy difícil aletear. Hay mucha presión, para compensar hay que presionar la nariz o soltar el aire. La corriente me llevaba un poco para atrás", señala. "No tuve miedo", repite Nacho.
"Cuando entré al agua tenía que bajar y seguirlo a Bruno. Me gustó. Hacía un poquito de frío, pero enseguida se calienta. Había muchos peces, de todo...", prosigue.
"Estuvimos alrededor de 28 minutos más los 3 minutos de la parada de seguridad en el cabo. Al bajar bastante profundo, el aire dura menos, pero fue increíble, había mucha corriente, pero Nacho usando las líneas de corriente se manejó muy bien en el agua", comenta Pellitta sobre cómo fue el descenso.
"Es un diez total: había mucha corriente, agua fría, mucha profundidad y un barco hundido. Superó un montón de desafíos y contingencias que por ahí son las cosas impredecibles del mar… bajó 20 metros, nadó dentro de un barco y salió súper feliz, y nosotros también", revela el instructor de Nereidas.
"Nacho" se entusiasma con la posibilidad de repetir la experiencia en el mar del Caribe. "El buceo es para cualquiera", sostiene, pero aclara: "Primero tengo que ir con Bruno..." y todos lanzan una sonrisa.
"Nacho" Ponce es feliz, se lo observa feliz. Siempre se acuerda de los suyos. "Gracias a mi mamá, a mi papá que está al lado nuestro, a mi hermana que está en Córdoba en un viaje de egresados y a mi hermano Mateo que aprobó la materia. También a Patricio y CECI... estábamos todos contentos", cierre el protagonista principal de esta historia de superación.