"Estoy mucho tiempo y aproveché a disfrutar. Es muy linda la ciudad, me hace acordar mucho a la mía", contó sobre las impresiones que se lleva.

A lo largo de su dilatada trayectoria pasó por varios países y equipos: Alemania (Potsdam), Italia (Urbino y Soverato), Grecia (Pannaxiakos) y Hungría (Bekescsabai) y Corea (Incheon Heungkuk Life Pink Spiders)

"No elegí el voley por mi altura (N. de R.: mide casi 2 metros), sino que siempre me gustó y le pedí a mi mamá que me anotara. Siempre mis profesores mi instaron a que siga y me enamoré del deporte; un día me dije que me gustaría vivir de esto y cuando tuve que decidirme si estudiar o ser profesional elegí jugar al voley, me fue bien y hoy tengo la posibilidad de dedicarme a esto porque lo amo", detalló sobre su pasión.

"En momentos en que estás en competencia están cien por ciento metido en eso. Ahora que estoy rehabilitándome de la cirugía es una excepción donde me puedo permitir ciertas cosas. Cuando estás a full no lo podés hacer... la vida es una y cuando mi hombro me lo permita volveré a reenfocarme", mencionó sobre cómo transita este momento.

"La pandemia nos enseñó mucho y como todo nos fortalece mucho para seguir adelante", señaló Fresco.

"No hay un por qué para elegir un deporte u otro, si alguien lo quiere hacer lo tiene que hacer porque le gusta. Lo que sí puedo aconsejar es que hay que poner todo, no hay otra manera de llegar... no porque uno sea alto, rápido o ágil va a llegar. En mi caso no por ser alto se me hizo fácil, sino que hay mucho trabajo y sacrificio. Si uno tiene un sueño y un objetivo se los tiene que poner como motores todos los días", concluyó Lucía Fresco.