A pesar del clima húmedo, el lamatritense se mantiene enfocado antes del debut en el torneo, que será la semana venidera y tiene a su equipo como uno de los favoritos para el ascenso de la Thai League 3.

"Estamos en época de lluvia. Cuando se larga se termina el mundo en media hora, sale el sol un rato y se larga de nuevo, y así todos los días", describe sobre cómo es el país asiático. Krabi, está ubicado en la costa oeste del sur de Tailandia.

"Acá no se suspenden los partidos por lluvia, se juega igual aunque esté llena de charcos. Es lo que hay, hay que adaptarse porque somos nosotros los que venimos", señala Nico.

"De la Argentina no saben nada, ni dónde está en el mapa. Si no fuera por Messi o Maradona estamos en el horno. Igualmente, le preguntás a un argentino sobre Tailandia y tampoco sabe dónde queda", menciona.

"Yo respeto las costumbres porque el nuevo soy yo. Con el tema de la comida me cocino yo, porque tienen una manera que no puedo para jugar al fútbol, pero en los modos y la cultura las sigo", indica. "Acá me dicen ‘Mate’ en vez de decirme ‘Nico’, porque se ríen de que siempre llego con el mate", cuenta sobre la convivencia en el país asiático.

A lo largo de su trayectoria, Abot ha pasado por 14 países (Venezuela, Italia, España, Grecia, Uruguay, Bolivia, Letonia, Australia y Nueva Zelanda, entre otros). Ya recorrió cuatro continentes y, como alguna vez dijo a EL POPULAR, "voy a jugar en Africa hasta con muletas", y es capaz de cumplir su promesa.

Esta es su vuelta al Krabi. "Estuve acá hace dos años y mis ex compañeros me contactaron. Eso es lo lindo que te deja el fútbol: las personas a las que conocés", cuenta.

Las redes sociales fueron la clave porque desde el club lo contactaron e inmediatamente comenzó el periplo para llegar desde España a Tailandia. "Estuve como cinco días sin dormir por el tema del papeleo, llegué y tuve que hacer la cuarentena de 14 días. Estoy contento porque están muchos de los chicos que había conocido y el recibimiento fue con ganas", detalla.

"A uno lo llenan esas cosas, porque además de jugador soy una persona y cuando uno deja una buena imagen pasa esto", reflexiona Nico a través del teléfono.

La pandemia impactó en todos los lugares del mundo. "Lo más triste, en lo personal, es que no pude jugar tanto tiempo como hubiera querido, pero pude hacerlo en Italia y en Grecia y ahora en Tailandia. Tengo 35 años y sé que me queda menos, y perdí ese tiempo de no poder jugar, pero en lo que respecta a la cabeza creo que le impactó a aquel que tenía equipo; en mi caso, que en ocasiones no tengo, no me afectó tanto", repasa.

"Lo que depende de mí es entrenar y estar con todo. Para mí vivir de lo que amo es un privilegio y para seguir jugando al fútbol tengo que entrenarme y cuidarme para seguir. Me encantaría tener un centro de entrenamiento para hacerlo, pero con lo que tengo le pongo ganas y hago lo mejor que puedo", dice Abot.

"Vivir de lo que amo es un privilegio y mientras más entrene más voy a jugar", repite Nico. "Depende de mí estirar la carrera lo que más se pueda", suma.

Nicolás Abot es un polifacético. Además de jugador es su propio representante, es entrenador y preparador físico en ocasiones que no tiene club. Es un verdadero buscavidas. "Siendo más grande ves las cosas que querés y no querés hacer en el futuro. En este tiempo hice un curso de técnico y uno de coaching deportivo. Tengo que armarme para el futuro. Veo mucho por Internet: charlas, sistemas tácticos... de todos los lugares algo siempre te llevás", explica.

"Cuando yo arranqué no había nada de esto, ni un acompañamiento para tomar decisiones. Yo hablaba con algunos compañeros y les decía que aprovechen las oportunidades porque hoy hay muchas herramientas para aprender; antes era al voleo", señala.

"Yo voy a seguir ligado al fútbol de una u otra manera y estas herramientas me suman mucho", apunta.

"El ‘Loco’ (Sebastián) Abreu no responde a los mensajes. Yo lo pongo a propósito para reírme un poco de que se salvaba de que le superara el récord, pero él también repitió equipo; pero yo tengo un margen, porque fue técnico en dos equipos y se puso, así que voy a hacer lo mismo", bromea en la comparación que hace entre su carrera y la del ex jugador uruguayo.

Pero lejos de pensar en el retiro, el lamatritense refiere que "no tengo una edad fija para hacerlo y lo haré el día que no me den más las piernas, cuando el cuerpo me diga ‘listo’. Hay que hacer un esfuerzo y ver qué depara el destino. El esfuerzo para seguir lo hago, ojalá que sean muchos años más".

Más allá de la cancha I. "Desde chico me di cuenta de lo que hay detrás en el fútbol. A (Leo) Messi, el mejor jugador de la historia del Barcelona, lo echaron; cómo no me van a pasar cosas a mí. Me echaron, no me pagaron... esas son las cosas feas del fútbol y es una lástima. Hay que seguir adelante, sos descartable: hoy servís y te abrazan, la semana que viene errás un gol y no te saludan. Lo entendí desde muy chico, cuando me cerraron las puertas", reflexiona Nicolás Abot.

"Si vos querés seguir jugando al fútbol, tenés que seguir para adelante", recomienda el jugador lamatritense.

"Me hubiera gustado trabajar con un psicólogo deportivo, cuando yo empecé no se usaba. A los 19 años estaba en Olimpo y me mintieron; al principio no me di cuenta y cuando lo entendí supe que me habían dado una cachetada y que hay cosas que en el fútbol son así. Tuve otras situaciones similares, y había que aceparlas y dejar el fútbol o seguir. Amo el fútbol y es un privilegio vivir de esto, por eso seguí", resume.

"El privilegio más grande es seguir viviendo del fútbol, siempre tratando de buscar el mayor nivel posible y un lugar donde disfrutarlo que es lo que me gusta a mí", se posiciona.

Más allá de la cancha II. El lamatritense recorrió cuatro continentes jugando al fútbol. Sólo le falta Africa y la Antártida como los lugares más recónditos donde meter un gol.

Viaja solo, acompañado por una valija "con poca ropa, un par de botines, los equipos de entrenamiento y kilos de yerba", resume sobre su vida nómade. "No hay que apegarse a las cosas materiales. Para qué voy a llevar cosas extras y pagar de más cinco remeras; si las necesitás realmente, las comprás. Siempre que me voy de un lugar dejo cosas, las regalo, pero no me molesta porque son cosas materiales. Me gustaría viajar con menos, pero no puedo", cierra Nicolás Abot.