Alejandra Failla: "Esta es mi vida y si volviera a nacer, volvería a elegir esta carrera"
"Fue una caricia para el alma, un impulso para seguir, como si me dijeran ´Ale, seguí haciendo cursos, seguí perfeccionándote, seguí trayendo propuestas nuevas para brindar mejores cosas todos los días´. Y para, como me repitieron siempre mi mamá, mi papá y mi abuelo, abrir las puertas de la farmacia cada día como si fuese el primero, con el mismo entusiasmo".
La que habla es Alejandra Failla, la farmacéutica y bioquímica que, desde hace casi treinta años, atiende, aconseja, organiza preparados y expende medicamentos para los vecinos de los barrios Pueblo Nuevo e Independencia, más allá del arroyo Tapalqué, pero también para quienes cruzan la ciudad desde el otro extremo sencillamente porque la eligen.
"Ale", como la conoce la mayoría de sus clientes/cuasi amigos, acaba de vivir esas sensaciones que describe, al obtener el premio a la Mujer Empresaria 2019 , en el marco de la Expo desarrollada el pasado fin de semana en el CEMO. "Cuando desde la organización, Guillermina Mieri me comunicó que me habían propuesto en la terna de trayectoria profesional, sentí la primera conmoción. Y no me esperaba la distinción, pero la verdad es que fue hermoso, emocionante", evoca sobre esa tarde en la que, lógicamente, estuvo acompañada por sus afectos más cercanos.
Ese día, tuvo que contar su historia y la del emprendimiento que nació con su título universitario. "Estudié Bioquímica y Farmacia, las dos carreras (en simultáneo) en la UBA, y cuando me recibí tenía propuestas laborales en Buenos Aires, porque había trabajado mientras cursaba de noche. Entonces, tenía chances de quedarme allá".
No lo hizo y apostó por Olavarría. Finalizaba el año 1989 y la hiperinflación socavaba la economía argentina. "Tuvimos que empezar de cero", y durante el año siguiente, Alejandra se ocuparía de adquirir el mobiliario para el local que afortunadamente poseían en su casa paterna, completar trámites y, mientras la escalada de precios amenazaba a cada paso, comenzar las tratativas para adquirir la mercadería. "Me acuerdo que mi papá, José, me acompañó a la primera reunión que tuvimos en la droguería y se convirtió en mi garante. Tratábamos de aprovechar todas las ofertas que aparecían, para poder ofrecer precios ventajosos a la gente. Porque éramos, somos -se corrige- una farmacia de barrio, y esos eran nuestros comienzos. Además, en plena crisis estábamos en desventaja frente a otras que de pronto ya llevaban sus años".
Abrieron las puertas el 7 de enero de 1991. Su madre Nilda (que acababa de jubilarse de la docencia) y sus hermanos Marcelo y Marilín se transformaron en sus "primeros empleados" junto con la tía Lidia y la abuela Julia, en lo que le daría al emprendimiento la característica que aún conserva: una empresa de familia. "Ellos me ayudaban, hacíamos los turnos juntos, los cuatro acá abajo", describe, en obvia referencia a que el local está en la planta baja de la vivienda familiar.
En estas casi tres décadas, Alejandra transitó las distintas alternativas que vivió el país y optó por continuar su perfeccionamiento, más allá de "estar todos los días, todos los días y todos los días", reafirma, convencida como está de que no hay logros sin esfuerzos previos ni capacitación constante.
De hecho, cuando desembarcó de regreso en Olavarría, traía una amplia experiencia en formulaciones magistrales, una especialidad en la que es ampliamente reconocida. "Sigo trabajando en eso y sigo mandando muestras a La Plata, donde las analizan, me las devuelven y, de alguna manera, me las aprueban, lo cual es una garantía no sólo para mí sino para quien lo encarga", generalmente guiado por algún profesional médico.
¿Por qué eligió Farmacia? resulta la pregunta obvia. "A mí siempre me gustaron las Ciencias Exactas, y cuando terminé el secundario, me inscribí en el profesorado de Matemática y Física, que me encantaba tanto como la Química. Fue el abuelo quien me sugirió Farmacia y eso coincidió con que mi hermano se iba a Buenos Aires a hacer Ingeniería. Decidí probar: si aprobaba el ingreso me quedaba. Eso pasó. Y estudiando Farmacia, opté por hacer las dos carreras a la vez, porque me di cuenta que si hacía materias para Bioquímica, me las daban aprobadas para Farmacia". Conclusión: en seis años completó las dos carreras.
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