El uso excesivo de dispositivos tecnológicos en los niños, especialmente a edades tempranas, ha generado preocupación entre los expertos. Organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef han señalado que los niños no deberían estar expuestos a pantallas antes de los dos años y especialmente antes de los cinco años. La sobreexposición a pantallas puede tener consecuencias negativas en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños.

 Estudios han demostrado que esta exposición excesiva puede resultar en retrasos en el lenguaje, falta de atención, baja frustración e irritabilidad. Además, se ha observado que los niños que pasan más tiempo frente a dispositivos tecnológicos tienen un menor desarrollo en áreas como la comunicación, habilidades motoras, resolución de problemas y habilidades sociales. Es fundamental que los padres y educadores tomen conciencia de este problema y establezcan límites en el uso de dispositivos por parte de los niños. 

Limitar el tiempo de pantalla, fomentar actividades al aire libre, promover el juego creativo y la interacción social son algunas de las estrategias que se pueden implementar para contrarrestar los efectos negativos de la sobreexposición a dispositivos tecnológicos. En resumen, es importante reconocer los riesgos asociados con el uso excesivo de dispositivos tecnológicos en los niños y tomar medidas para limitar su exposición. Priorizar el desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños a través de actividades más saludables y equilibradas es fundamental para su bienestar a largo plazo.