Este lunes, la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) inicia en Argentina la etapa final del Programa de Evaluación de la Seguridad de la Aviación Internacional (IASA), con el objetivo de determinar si el sistema aeronáutico del país está capacitado para mantener la Categoría 1 en seguridad operacional, la máxima calificación otorgada por el organismo.

Desde el año 2005, Argentina ostenta esta clasificación, pero corre el riesgo de descender a la Categoría 2 debido a problemas heredados de gestiones anteriores en la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). Según un comunicado emitido por la ANAC, esta situación fue agravada por una auditoría de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) en 2022, en la que Argentina alcanzó solo un 60.47% de cumplimiento, por debajo del promedio regional.

A raíz de esta auditoría, la FAA solicitó realizar una inspección, que la administración anterior evitó. Finalmente, en abril de 2024, la FAA identificó 82 fallos en áreas clave como aeronavegabilidad, operaciones y licencias. Para solucionar estos problemas, el Gobierno intervino la ANAC en julio, designando a María Julia Cordero como interventora, con el fin de implementar un plan de corrección contrarreloj.

En los últimos meses, la ANAC avanzó en un 85% de las acciones correctivas propuestas, que incluyen la actualización de manuales de procedimientos y capacitaciones para inspectores de aeronavegabilidad. Estas medidas serán presentadas a la FAA en las reuniones que se llevarán a cabo esta semana.

La pérdida de la Categoría 1 tendría graves consecuencias para la aviación argentina, afectando vuelos directos a Estados Unidos, la capacidad de establecer acuerdos de código compartido con aerolíneas estadounidenses, e incrementando los controles y costos operativos para las compañías aéreas nacionales.

A pesar de las dificultades, la ANAC afirma que continuará trabajando para fortalecer la seguridad operacional y evitar que la aviación argentina pierda su reputación internacional.