Apegos: la dificultad de aceptar lo que está cambiando
Dejar caer, dejar ir, aceptar las nuevas formas de hacer las cosas, de sentir, de manifestarse. En el inicio de la vida es el “apego” a la madre o al maternante lo que garantiza la vida y da inicio a la construcción de la subjetividad, es necesario la conexión empática de la madre y su hijo/a. Es necesario, en el comienzo de la vida sentirse pensado y sentido por otro para integrar progresivamente las funciones del Yo, desplegar la conciencia y continuar el proceso de desarrollo. “Dejar ir” a la madre externa es acción y también proceso.
En el curso de la vida el “apego” se va transformando y es en ese sentido que se puede decir que la vida es un continuo “dejar ir”. El proceso de la vida transcurre y los distintos “apegos” o “desapegos” van caracterizando la relación con lo mundano. Algunos apegos, detienen, reducen la libertad y son causa de intenso sufrimiento psíquico, razón por la cual para “dejarlos ir” se busca asistencia, auxilio.El apego se sostiene: a la identidad, al cuerpo, a los hijos, a la pareja o a la pasión sexual, al dinero o al consumo, a la vida o al cuerpo, a determinado tipo de prácticas (trabajo, golpes, juego, estafa, etc.) o substancias (alimentos, tóxicos, drogas, etc.) y por estos apegos sufre cada uno a su manera.
En el curso del tratamiento psicodinámico suele suceder que las personas modifiquen sus defensas, su entramado psíquico y sin embargo, conscientes o no, sucede que el apego se atenúe, pero no cese, incluso, suele desplazarse. Si el trabajo realizado resulta exitoso se deriva en procesos creativos y en ellos, al tiempo, se describe algún tipo de apego, algo que se mantiene, que se repite y que no posibilita otros despliegues.La modalidad en que cada quien se apega lo definen las distintas corrientes psíquicas que configuran el entramado de la subjetividad, las fijaciones y defensas que caracterizan la estructura psíquica de quien se “apega”. Los apegos del tipo de los descritos detienen, producen sufrimiento, con las herramientas que el sujeto posee o que cosecha en su trabajo clínico se van coloreando las limitaciones en el tránsito del complejo proceso de “dejar ir”.La tarea del psicólogo es enfocar el problema, comprender desde qué lugar se apega quien sufre y producir la intervención que posibilite el desapego, que les ayude a soltar. Se pretende que el trabajo realizado promueva el encuentro del sujeto consigo mismo, y, el despertar del potencial creativo se sustente en la idea de cambio, de que todo cambia y está cambiando en ese preciso momento, se trata de comprenderlo y aceptarlo. Cuando el apego es a una sustancia, a un hábito o rutina, a una relación, encuentro sexual o a cualquier cosa que no se sostenga con la conexión empática, sino con un tipo de frecuencia en la que prima la desconexión; sobreviene el letargo, la abulia.
En esos casos cuando el desapego sucede, se siente liberación, cuando no sucede sobreviene tristeza o apatía y la queja por el objeto, el espacio o el vínculo perdido.El intenso deseo de volver a las prácticas, costumbres, formas previas al confinamiento que generó la pandemia, ha envuelto a un grupo importante de personas en tristeza, apatía, debilidad; se siente arrasada y atacada la propia esencia.Las herramientas más exitosa para aceptar que algo ha cambiado, que el cambio no ha sido elegido y que es necesario activar el desapego son:1.- Observar los cambios a la distancia, estar conscientes de ellos, de qué está sucediendo: no se vive, se duerme, se come, se trabaja, se transcurre con los seres próximos, de la misma manera. La relación con el espacio, el tiempo, los objetos, las personas está sujeta a un cambio permanente y no se elige.2.- Alcanzar un estado de intimidad con uno mismo, la relación del sujeto consigo mismo, es lo único que se mantiene y que lleva a la conservación de la identidad. Se trata de hacer lo necesario para alcanzar armonía interior, en ese estado la creatividad florece. 3.- Observar los sentimientos, disfrutar de amarse a uno mismo, de dar amor sin esperar nada a cambio. Amar a todo lo vivo, a lo nuevo, a lo que se está armando.4.- Correrse del miedo, el resentimiento, celos o envidia, tristeza y abulia es la tarea de estos tiempos. El amor, es energía, integra, cohesiona, une, fortalece y está ahí para ser disfrutado. La energía del amor transforma el estado de la mente.5.- Confiar en la sincronización de los eventos, comprender que lo que ha de venir, vendrá. Que se está cuidado y aquello que viene es siempre lo mejor para cada quien. Ya no se necesita que el otro esté ahí haciendo tales o cuales cosas o diciendo tales o cuales cosas para sentirse vivo, el amor a uno mismo integra el cuerpo y el espíritu, impregna el espacio.
Por Viviana Torres, Dra en psicología