Anoche, pocos minutos antes de las 20, fue detenido Francisco Rubén Valenti en el aeropuerto internacional de Ezeiza. Se trata de uno de los dos empresarios que seguían prófugos en la causa investigada por el juez federal Claudio Bonadio.

El exvicepresidente de la empresa metalúrgica Impsa, del grupo Pescarmona en el momento de los supuestos sobornos entregados a funcionarios kirchneristas, fue arrestado por personal de Migraciones apenas se presentó en el puesto de control al descender del vuelo EK 247 de la compañía Emirates, que había despegado desde Dubai y que realizó una escala técnica en Río de Janeiro antes de llegar a la Argentina.

Valenti es uno de los hombres de negocios que aparecen involucrados en las anotaciones del chofer de Roberto Baratta. Entre los detalles que quedaron en los cuadernos de Oscar Centeno aparece el obsequio adicional que recibía el entonces funcionario del Ministerio de Planificación en los repetidos encuentros con ese empresario: cajas de espumantes de la bodega Lagarde, compañía en manos del grupo Pescarmona.

Claro que en esos contactos Baratta se llevaba más que unas botellas, según el registro de actividades que puntillosamente llevaba adelante Centeno. Tal como ocurría en otros casos, los bolsos con dinero terminaban en el Toyota Corolla conducido por Centeno cada vez que Baratta y Valenti se juntaban en el Hotel Feir''s Park, en la calle Esmeralda, en el barrio porteño de Recoleta.

Si bien Valenti fue arrestado al verificarse su identidad en el control migratorio, situación en la que se visualizó el activo pedido de captura emitido por el juzgado federal a cargo de Bonadio, fuentes policiales especulaban anoche que sus abogados expondrán ante el magistrado la decisión de entregarse expresada por su defendido, ya que este se encontraba en un viaje en los Emiratos Árabes y con su regreso habría manifestado su voluntad de quedar a disposición de la Justicia. No es esa una circunstancia menor en un proceso penal de estas características, ya que un sospechoso que hubiese intentado mantenerse prófugo podría perder la posibilidad de una futura excarcelación.

En las últimas horas, la empresa Impsa había decidido otorgarle a Valenti una "licencia" por tiempo indeterminado hasta que se aclare su participación en las denuncias por sobornos, por lo que ante la Comisión Nacional de Valores oficializó la designación de Alberto Andreu.

En abril fue el propio CEO de la Empresa durante 53 años, Enrique Pescarmona, de 76 años, quien se vio obligado a dar un paso al costado, presionado por el proceso de reestructuración del holding -creado por su abuelo en 1907-, que ingresó en default en 2014 y que tuvo que sumirse en un plan para restablecer operaciones, con un pasivo superior a los US$1000 millones. Con un cambio sutil, la empresa pasó de llamarse Industrias Metalúrgicas Pescarmona Impsa Saicf a solamente Impsa. Justamente, hace un par de meses, Valenti logró permanecer como cabeza del nuevo directorio, pero el plan de volver a resurgir empieza ahora a tambalear otra vez.

En tanto, según publicaron medios mendocinos, Enrique Pescarmona, quien se encuentra en Malasia, grabó un mensaje en su celular para sus íntimos, donde niega los cargos contra Valenti y asegura que se trata de una venganza kirchnerista. "Como verán, los serios en lo nuestro pagamos más que los chorros. Yo, perdiendo el 65% de una empresa de 110 años mientras casi todos los chorros andan sueltos", fue el mensaje del histórico hombre de negocios, quien agregó en defensa del acusado: "Un hombre como Rubén, que trabajó toda su vida y vivió 18 años en Asia para encontrarle trabajo a Mendoza, está acusado de algo que no hizo, mientras los chorros siguen sueltos". (Informe de Pablo Mannino / La Nación)