En este sentido, el diálogo entablado y la oferta presentada muestran la voluntad del país de despejar las incertidumbres del horizonte financiero. 

La propuesta elevada por el Estado Nacional y la voluntad de pago construyen una alternativa que mejora la situación objetiva de ambas partes. Con su última oferta, nuestro país procura responder de buena fe a los requerimientos de su contraparte.

Ahora, se requiere que los acreedores externos cooperen con un esfuerzo final para concretar la reestructuración consensuada. De tal forma que constituya en un avance para dos prioridades convergentes: el desarrollo integral de Argentina y la garantía de que el país va a honrar sus compromisos.