En la misma tierra donde se cultivan las peras y las manzanas que se venden en las verdulerías de casi todo el país, un extenso cultivo de otra planta milenaria -aunque a diferencia de las frutas, prohibida desde principios del siglo pasado- crecerá con el aval del Gobierno: el cannabis.

A poco menos de tres años de aprobada la ley de uso medicinal, asoma en el Alto Valle de Río Negro el primer proyecto enteramente público para cultivar marihuana en terrenos del Estado, con el fin de desarrollar y conocer mejor las capacidades de la planta, sus aplicaciones y de abastecer a los usuarios medicinales de la zona.

Se trata de una idea que se presentó en septiembre a las autoridades nacionales y ya está en marcha. Tiene como protagonista al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) del Alto Valle, que trabajará -en otro hecho inédito- con la ONG cannábica Ciencia Sativa, conformada por científicos y cultivadores expertos de la Patagonia norte.

Fuentes de la Secretaría de Salud nacional confirmaron a Infobae que el proyecto fue aprobado por las autoridades del Programa Nacional para el Estudio y la Investigación del Uso Medicinal de la Planta de Cannabis, del mismo modo que se espera que en las próximas semanas se haga lo propio con otros protocolos similares; por caso, en la ciudad bonaerense de General La Madrid, uno de los municipios pioneros en intentar cultivar e investigar esta planta, cuyos usos terapéuticos fueron registrados por primera vez hace 5.000 años en el herbario chino Pen T''sao Ching.

La idea de las autoridades del INTA Regional Patagonia Norte y de Ciencia Sativa es comenzar en 2020 con el cultivo de siete cepas diferentes de cannabis en un predio público de dos hectáreas en la terminal experimental que tiene el organismo nacional la localidad de Guerrico, con fines científicos y terapéuticos, según lo establecido por la ley 27.350.

El INTA aportará el predio acondicionado para la producción del cultivo, los laboratorios para el estudio de las plantas y la capacidad profesional de sus investigadores -del INTA Alto Valle y CONICET de Bariloche-, y Ciencia Sativa contribuirá con la experiencia relacionada al cultivo.

"Buscamos democratizar el acceso. Apuntamos a que la gente pueda tener cannabis, es nuestro sueño. Que la persona desesperada lo pueda conseguir legal vía obra social, en un hospital público o comprándolo en una farmacia. Nuestro objetivo es que sea una política pública.", sintetizó Mariana Amorosi, asistente de Planificación Regional del INTA Patagonia Norte.

En el terreno, los expertos de INTA y Ciencia Sativa desarrollarán el cultivo en diferentes sectores; bajo techo y a cielo abierto, en módulos de 20 por 50 metros. "Queremos ver cómo crece la planta en la Patagonia. Planteamos diferentes invernaderos, con diferentes escenarios. Es experimental", detalló Amorosi.

También hay una segunda etapa, que apunta al mejoramiento genético de las semillas en los predios del INTA Bariloche, pero aún no fue aprobada por las autoridades de Salud nacional. El objetivo de fondo, confiesan, es armar un banco de semillas y "lograr una cepa argentina, patagónica, que sea fuerte al clima, al suelo".

A largo plazo, los emprendedores del proyecto imaginan que de Guerrico salga producción para la fabricación de aceites y cremas que llegue a la población. El lugar elegido no fue casual. "Por las condiciones climáticas, elegimos Guerrico, que está entre Bariloche y Viedma y es donde se cultivan las peras y las manzanas, es el mejor clima. En Bariloche el clima es más hostil y había que invertir mucho en tecnología", detalló Amorosi.

"Para nosotros es muy importante que el INTA le dé lugar a una asociación de cultivadores que trabaja hace muchos años, a pesar de que la ley es muy pobre, le podemos sacar algo. Poder cultivar para investigación y para distribuir en el servicio público de salud, en el INTA y con el saber y la experiencia que podemos aportar desde la organización sin dejar de luchar por el autocultivo y el cultivo solidario, creemos en el acceso universal del cannabis y en ocupar los espacios que da la ley", explicó Roxana Aguirre, integrante de Ciencia Sativa, especialista en cultivo y fabricación de aceites y cremas.

A través de la aprobación del Instituto Nacional de Semillas (INASE), el INTA Patagonia Norte traerá las siete cepas de semillas desde distintos lugares del planeta: Estados Unidos, Colombia y Europa. El pedido de autorización ya fue realizado y esperan las respuestas.

"Nos imaginamos un cultivo como política pública, con un trabajo interdisciplinario entre las instituciones públicas y las organizaciones donde podamos trabajar e investigar cada uno en su temática, llegando a lugares donde no se puede llegar actualmente. El INTA valora el conocimiento de los cultivadores y queremos que la gente tenga acceso a la sustancia a bajo costo, para todo el mundo", agregó Santiago Juárez, biólogo de esta ONG, cuyos integrantes, por ejemplo, ayudaron a Encarnación Urbicain, "Choché", una mujer de 97 años que mejoró su calidad vida gracias al uso de cannabis, cuya historia contó Infobae.

La vinculación entre Ciencia Sativa y el INTA fue realizada por la diputada nacional Silvia Horne y el proyecto fue, de hecho, declarado de Interés por la Cámara de Diputados. "Incorporar en el debate parlamentario al INTA y al CONICET como instituciones científicas dedicadas a esta investigaciones abrió una puerta muy importante para iniciar proyectos como éste y también para promover que los laboratorios públicos del Estado sean quienes produzcan los medicamentos y que no sea un avance para negocios privados", remarcó la legisladora.

"El proyecto empezó en marzo de 2019 gracias a la diputada Silvia Horne, nos presentó a mí por parte de INTA y a la gente de Ciencia Sativa. Trabajamos estos meses y lo presentamos en octubre en el Ministerio de Salud nacional, bajo la ley 27.350, y ahora estamos trabajando con el Ministerio de Seguridad nacional, que nos dicen qué necesitamos para resguardar el cultivo, con vigilancia, anillos de policías y todo los cuidados", explicó Amorosi.

La inminencia del cambio de gestión abre un interrogante pero Amorosi confía en que las autoridades del nuevo Gobierno darán continuidad al proyecto.

Carlos Magdalena, director del INTA Centro Regional Patagonia Norte, destacó el trabajo interdisciplinario: "Es una temática que nos interpela a ampliar nuestras capacidades en lo que tiene que ver con la salud pública. En el caso de cannabis medicinal, los próximos tiempos nos tendrán como actores principales trabajando junto a otros organismos nacionales como las universidades públicas y organizaciones como la Asociación Ciencia Sativa". ([email protected])