Desde el Malbrán, una olavarriense cuenta su experiencia para desafiar la pandemia
Es olavarriense y emigró a La Plata ni bien terminó la secundaria para formarse en su vocación: la bioquímica. Desde hace unos nueve años forma parte del equipo de trabajo en el Malbrán y desde allí cuenta a EL POPULAR su experiencia para desafiar la pandemia por coronavirus.
Estefanía Benedetti trabaja actualmente en el Servicio de Virosis Respiratorias del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas. Integra un equipo de diez personas que desde el 3 de marzo, con la aparición del primer caso de Covid-19 en Argentina, no tiene descanso. Duplicaron sus horas laborales a 12 por día e incorporaron también los fines de semana. Así, no solo lograron procesar más de 10 mil muestras hasta el momento, debiendo completar toda la información epidemiológica en bases de datos y volcar esos resultados al sistema oficial SISA, sino que también pudieron descifrar el genoma del virus en nuestro país.
Desde allí, cuenta que desde fines del año pasado ya comenzaron a escuchar sobre un virus que estaba causando un brote en China, y comenzaron a encenderse las alarmas.
Si bien el Malbrán es una institución reconocida y de renombre, para muchos recién en estos tiempos ha tomado la real dimensión de su importancia y de los profesionales que allí de desempeñan.
"Hemos recibido un reconocimiento inédito no solo por las autoridades, sino también por la comunidad que nos enorgullece y reconforta, pero del que no estamos acostumbrados ya que nuestro trabajo y el de todo el Instituto fuera de la pandemia es muy valioso y reconocido nacional e internacionalmente pero poco difundido", expresa Estefanía Benedetti.
La profesional transitó su formación académica en La Plata y antes de recibirse "sabía que lo que me gustaba era la microbiología", cuenta.
Y relata que "ahí escuche por primera vez sobre la residencia en Microbiología Clínica que tiene el Malbrán y después de recibirme -a fines del 2007- estudié para el examen de residencia de CABA y pude adjudicar un lugar en esa residencia que comencé en 2008 hasta mediados de 2011. Viajé durante 3 años desde La Plata a Buenos Aires para poder hacerla y antes de terminarla me llamó mi actual jefa (Elsa Baumeister) -quien también había sido mi profesora en la Facultad- para ver si me interesaba quedarme en su servicio. Así fue como continué y empecé a crecer profesionalmente dentro de la Virología".
Desafíos y logros
"A partir del 3 de marzo, cuando detectamos el primer caso de coronavirus en el país, toda nuestra rutina de trabajo y luego personal y familiar cambió. Las definiciones de casos se fueron ampliando dada la dispersión del virus por los distintos países y las muestras comenzaron a multiplicarse por lo que debimos duplicar nuestras horas de trabajo (12 horas seguidas muchos días), de lunes a lunes", explica la profesional.
Allí, en el Malbrán, el equipo de científicos enfrenta cada día diferentes desafíos "como poder coordinar la compra y distribución de reactivos para la red de la laboratorios del país, probar reactivos nuevos, armar una capacitación e intentar conocer el virus más profundamente, lo que llevó a poder determinar secuencias completas del virus, cultivarlo en células en el laboratorio de máxima seguridad biológica y fotografiarlo".
Al mismo tiempo, "teníamos el desafío de tener a nuestros hijos en casa, yo tengo dos nenes pequeños y mi marido (que también es bioquímico y trabaja en el Instituto, pero en bacteriología) tuvo que quedarse en casa con ellos y hacerse cargo del hogar, la tarea...de todo. Fueron días de mucho cansancio, estrés y mucha presión para que todo saliera de la mejor manera posible, pero siempre con mucha vocación y compromiso para con la Institución y la salud pública".
En pocos meses, los desafíos de quienes forman parte del Malbrán fueron muchos y el logro fue enorme. "Todo este trabajo fue y es posible no sólo por esfuerzo de los integrantes de nuestro servicio (10 personas), sino por la ayuda de otros compañeros del departamento de virología y de otras áreas del Instituto (limpieza, lavandería, recolección de residuos) que voluntariamente nos han ayudado", expone la profesional.
Alarmas encendidas
El Malbrán "es Centro Nacional de Influenza para la OMS, (Influenza es el virus que produce la gripe), Laboratorio Nacional de Influenza y otros virus respiratorios, y cabecera de una red de laboratorios que se formó hace muchos años con la intención de tener una vigilancia de estos virus a nivel nacional. Además, ya hace unos años se nos sumó la tarea de ser también el Laboratorio Nacional de Sarampión y Rubeola por lo cual tuvimos un desafío muy importante con la reintroducción de sarampión al país recientemente", explica Estefanía Benedetti.
Cuenta que "desde fines del año pasado comenzamos a escuchar sobre un virus que estaba provocando un brote en China y ya con eso nuestras alarmas comenzaron a encenderse, ya que una de las misiones de nuestro laboratorio es poder tener la capacidad de respuesta ante virus respiratorios emergentes. Cuando se supo que se trataba de un virus de la ''familia'' de los coronavirus pudimos poner a punto una técnica que teníamos desde antes que nos permitía detectar cualquier coronavirus, y luego había que secuenciar su genoma para determinar de cual coronavirus se trataba, una técnica que lleva mucho tiempo y más laboriosa, pero al menos contábamos con la posibilidad de estudiar los primeros casos sospechosos que pudiéramos tener hasta conseguir y poner a punto técnicas más específicas, que logramos ya a mediados de febrero con una capacitación y primera disposición de reactivos por parte de la Organización Panamericana de la Salud".
Desde su experiencia, la profesional asegura que "las medidas oportunas que se han tomado permitió al país ganar el tiempo suficiente como para prepararse ante un posible aumento de casos que difícilmente pueda evitarse, pero sí enfrentarlo de la mejor manera y con el menor daño posible para nuestra población". Y desea que "todo vuelva a estar bien y poder volver a Olavarría para re encontrarme con mi familia y amigos".