En su Informe de Política Monetaria, el organismo remarcó la "necesidad de mantener el actual sesgo contractivo de la política monetaria hasta que la trayectoria de la inflación esperada se alineen con la meta del 17% en diciembre de 2019".

La entidad que dirige Luis Caputo señaló, además, la necesidad de mantener una mayor estabilidad cambiaria, luego de la fuerte volatilidad registrada entre fines de abril y junio. En ese sentido, explicó que "la depreciación del peso en el segundo trimestre se produjo en el marco de un retiro de capitales de los países emergentes, profundizado en el caso de nuestro país por una situación de vulnerabilidad fundada en los déficits de cuenta corriente y fiscal existentes, y por una fuerte sequía que redujo las exportaciones del complejo sojero".

Esta situación llevó a que la autoridad monetaria elevara inicialmente la tasa de política monetaria al 40% y permitiera un aumento en la tasa de las Lebac en el mercado secundario. Además, se decidió acelerar el cronograma de reducción del déficit fiscal y recibió un apoyo de US$ 56.500 millones del Fondo Monetario Internacional y otros organismos multilaterales, bajo la forma de un acuerdo del tipo stand by.

En medio de estos sucesos, la inflación se aceleró en el segundo trimestre en relación al primero, alcanzando un promedio mensual del 2,8%, generado principalmente por el pass-through, el traslado a precios de la suba del tipo de cambio. "En efecto, el precio de los bienes creció un 4,6% mensual mientras que el de los servicios lo hizo en un 2,2%, reflejando el mayor carácter transable de los primeros", precisó el BCRA.