Además de los científicos y científicas que componen la Red, concurrieron diputadas nacionales, representantes de los ministerios de Salud, Agricultura, Seguridad, del Instituto Nacional de Tecnología agropecuaria (INTA), del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), de la Defensoría del Pueblo de la Nación, el juez penal Pedro Pianta y organizaciones de la sociedad civil -como Mamá Cultiva o CAMEDA- y de cannabicultores.

"Esta reunión es una cosa inédita dentro del CONICET, donde se da una especie de foro del pueblo, un foro muy amplio en donde estamos los científicos pero también se les está abriendo la puerta a actores de la sociedad civil para que vengan a trabajar en conjunto, y que logremos que todo aquel que tenga una patología que lo necesite pueda acceder al cannabis medicinal a precios razonables y en el corto plazo", señaló Marcelo Rubinstein, investigador del CONICET en el Instituto en Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular (INGEBI) y uno de los impulsores de la RACME. "En esta convocatoria vemos que esta planta está causando una revolución en muchos países, como Uruguay, Estados Unidos, Canadá, Israel, y Argentina no está afuera de esa revolución".

En el encuentro los asistentes se dividieron en comisiones para trabajar en seis aspectos cruciales del cannabis medicinal en forma paralela: la cuestión de la producción, de la reglamentación de la Ley 27350, de la investigación clínica, de la investigación básica, del control de calidad y de cómo comunicar sobre cannabis derribando los prejuicios instalados alrededor de la planta.

Después del trabajo en comisiones, que se extendió por más de una hora, se celebró un plenario común, encabezado por la presidenta del CONICET Ana Franchi y la neurocientífica del CONICET e impulsora de la RACME, Silvia Kochen. Allí, cada grupo de trabajo pasó en limpio las conclusiones de lo conversado. (Conicet)