En una reciente entrevista con el célebre conductor televisivo Fantino, Gabriel Esteban Solano, figura prominente del trotskismo argentino y presidente del Partido Obrero, ha desatado una ola de reacciones con sus declaraciones audaces y controvertidas. Solano, conocido por sus posturas radicales, no sólo abogó por la expropiación de los "medios de producción", sino que también admitió el uso de niños como escudos en las protestas para evitar la represión policial.

Esta entrevista, que ha captado la atención del público y generado un torbellino en las redes sociales, pone de manifiesto las estrategias extremas y las ideologías de un líder político que, a pesar de su bajo porcentaje de votos en elecciones anteriores, no teme en expresar sus convicciones.

La propuesta de Solano de expropiar los medios de producción es una clara muestra de su orientación trotskista, una postura que busca redefinir el tejido económico y social del país. Esta declaración, que él describe como una medida necesaria para el avance social y económico, ha sido recibida con escepticismo y preocupación en varios sectores, destacando el profundo contraste entre su visión y la realidad política y económica actual.

Sin embargo, lo que realmente ha encendido el debate es su admisión sobre el uso de niños en las manifestaciones. Al enfrentar las preguntas de Fantino, Solano no sólo justificó, sino que también defendió la presencia de menores en las protestas, argumentando que actúan como un medio de protección contra la violencia policial. Esta revelación ha causado consternación y ha sido condenada por diversos grupos de derechos humanos y organizaciones de protección infantil.

El impacto de estas declaraciones va más allá de la política; plantean serias preguntas sobre la ética y la moralidad en la lucha política y social. La utilización de niños en situaciones de potencial peligro ha sido calificada como una táctica irresponsable y peligrosa, que pone en riesgo la integridad física y psicológica de los menores.

Este último episodio en la carrera de Solano, que incluye su elección como legislador por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en 2017, refleja la complejidad y las contradicciones inherentes a la política argentina. Mientras algunos ven en sus palabras un llamado a la revolución y al cambio, otros las interpretan como una muestra de extremismo y desconexión con la realidad política y social del país.

En conclusión, la entrevista de Solano con Fantino no sólo ha generado controversia, sino que también ha abierto un debate necesario sobre los límites éticos en la lucha política y la protección de los derechos de los niños. Estas declaraciones, sin duda, seguirán resonando en el ámbito político y social de Argentina.