El escándalo en el Banco Nación con la presidenta Silvina Batakis ha generado controversia y críticas por sus decisiones y acciones. Uno de los puntos más polémicos es la contratación de su exmarido, Héctor Javier Silva, para un puesto importante en la entidad, sin haber revelado el vínculo personal.

Esta contratación ha causado malestar en el directorio del banco, ya que se considera que Batakis omitió información relevante al no informar sobre su relación con Silva. Incluso, si la presidenta dejara su cargo después de las elecciones, Silva continuaría en su puesto, ya que se ha oficializado su paso a planta permanente.

Otra situación que ha generado polémica es el aumento salarial otorgado a la gerente general, María del Carmen Barros, sin consultar ni someter a votación. Su sueldo, que incluye premios y bonos, se acerca a los 9 millones de pesos y su primer cobro fue equivalente a 15.000 dólares. El argumento de Batakis es que en otros bancos, incluso en los públicos, los gerentes generales tienen salarios similares, pero el directorio cuestionó esta decisión, especialmente por el contexto económico pos PASO en el que se llevó a cabo.

Además, se ha revelado que Barros está en pareja con Juan Manuel Romero, miembro del equipo de manejo de camiones de caudales del banco. Ha surgido información de que Romero no cumple con sus responsabilidades laborales y utiliza la tarjeta corporativa para comprar combustible, lo que ha llevado a sospechas de un posible arreglo con estaciones de servicio y venta de vouchers para obtener ingresos adicionales. También enfrenta una denuncia penal por intentar viajar en el camión de caudales a Bariloche con un amigo, lo cual está prohibido.

Estas acciones y decisiones de Batakis han generado críticas y preocupación en el directorio del Banco Nación, así como en la opinión pública. La transparencia y la legalidad en la gestión de una entidad financiera son fundamentales, y este escándalo pone en duda la adecuada conducción del banco por parte de la presidenta.