Este fin de semana, Jimena Cyrulnik sorprendió a todos al anunciar que se había casado con Facundo, su pareja de cuatro años. A pesar de la alegría y las celebraciones, detrás de su relación hay una historia de desenlaces y decisiones económicas que jugaron un papel crucial en su camino hacia el altar.

Según fuentes cercanas, la relación de Jimena con Facundo comenzó mientras ella aún estaba casada con su exesposo, el fotógrafo y padre de sus hijos, con quien compartía no solo una vida sino también un negocio de bikinis. La situación se complicó cuando se iniciaron los trámites de separación, y no se llegaba a un acuerdo sobre la división de bienes y la empresa en común.

En este contexto, Facundo, descrito por Jimena como un hombre con una personalidad encantadora y una situación económica sólida, intervino de manera decisiva. Para resolver el estancamiento en la negociación de la separación, Facundo desembolsó 50 mil dólares para adquirir la parte de la marca de bikinis que pertenecía al ex de Jimena, facilitando así su desvinculación emocional y financiera.

"El nuevo marido con platita", como lo describen en el Centro Comercial de Nordelta donde todos son vecinos, no solo compró la paz para Jimena, sino que también marcó el final de un capítulo tumultuoso, permitiendo que la pareja planeara su futuro juntos sin más ataduras.

La decisión de casarse fue cuidadosamente manejada por Jimena, quien optó por una ceremonia discreta en el registro civil, seguida de una comida informal con amigos, donde se celebró con música y bailes en un ambiente relajado, lejos de los focos mediáticos que tanto habían especulado sobre su vida personal.

La historia de Jimena y Facundo, más allá de su amor, es también un relato de cómo las complicaciones personales y financieras pueden entrelazarse y resolverse, demostrando que a veces, el camino hacia la felicidad requiere más que sentimientos: también estrategia y recursos.