La atmósfera en Gran Hermano se torna cada vez más cargada, con tensiones que escalan entre los participantes. El foco de atención se centra en la creciente hostilidad entre Emmanuel y Furia, cuya relación se encuentra al borde del abismo tras una serie de desencuentros.

Furia, visiblemente afectada por la situación, confiesa a sus compañeros el verdadero motivo de su enfrentamiento con Emmanuel. Según sus palabras, el estilista cordobés le habría pedido a su propio fandom que la expulsaran del programa, lo que desató una profunda decepción y malestar en ella.

La revelación de Furia sorprende a todos dentro de la casa, especialmente a Bautista Mascia, quien presenció la conversación. El hecho de que Emmanuel recurriera a sus seguidores para influir en el juego causa consternación entre los participantes, alimentando la desconfianza y la tensión en el ambiente.

Furia, decidida a desvincularse de la situación, reafirma su independencia y determinación en el juego. Afirma no necesitar favores de nadie para avanzar en la competencia, dejando claro su enfoque en mantenerse fiel a sí misma y a su estrategia.

Las palabras de Furia desencadenan un clima de incertidumbre y confrontación en la casa, con Emmanuel enfrentando las consecuencias de sus acciones y Furia esperando una explicación por parte de quien alguna vez consideró su amigo. Con la tensión en aumento, las próximas horas prometen ser cruciales en el desarrollo del reality show más famoso del país.