El fiscal de Río Grande Marcelo Rapoport pidió la detención de diez militares por los tratos ilegales que sufrieron tres conscriptos durante la Guerra de Malvinas en 1982. Lo que sorprende que los casos en cuestión, es que, tras ser hambreadas y sometidas a tratos aberrantes, las víctimas fueron llevadas a la guarnición de Campo de Mayo para ser "engordadas" y allí debieron firmar un compromiso para guardar silencio sobre lo padecido.

El primer caso  se registró a fines de mayo de 1982, cuando uno de los combatientes debía realizar un cambio de guardia con su compañero, quien se quedó dormido como consecuencia de la falta de alimentación y la falta de sueño debido a los constantes bombardeos nocturnos. Como reprimenda, dos cabos los estaquearon a ambos durante toda una noche. Las dos víctimas cayeron prisioneros de guerra de los ingleses entre el 10 y el 12 de junio. Arribaron a Puerto Madryn y de allí fueron enviados a la guarnición militar de Campo de Mayo, donde estuvieron cuatro o cinco días “engordando”. La fiscalía describió que allí los hicieron firmar unos papeles y les impusieron un “pacto de silencio” respecto a lo vivido en las islas.

El otro hecho lo tuvo como víctima a un soldado, que en su testimonio narró constantes malos tratos y discriminación por su condición de indígena. Explicó que a fines de mayo de 1982 fue castigado sin razón aparente y fue estaqueado. En su testimonio, estimó que el tormento duró alrededor de cinco horas, en las que nevó y lloviznó.  A él también lo llevaron a Campo de Mayo, donde debió firmar unos papeles en los que se comprometía a no relatar lo sucedido