El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), una entidad que reúne a algunos de los bancos más importantes del mundo, ha analizado la situación económica de Argentina y ha concluido que las condiciones actuales podrían llevar al país a enfrentar su tercera hiperinflación en la historia.

Las políticas económicas implementadas bajo la dirección del Ministro de Economía, Sergio Massa, han agravado los desequilibrios económicos que remontan a fines de la década de 1980, colocando nuevamente a la economía argentina al borde de la hiperinflación.

Las proyecciones sugieren que el déficit fiscal cerrará el año en torno al 3% del Producto Interno Bruto (PIB), una tasa de inflación de alrededor del 200%, una tasa de pobreza que oscila entre el 45% y el 50%, niveles similares a los de 2001, una deuda comercial de 50.000 millones de dólares en el Banco Central, reservas netas con un déficit de 11.500 millones de dólares y un stock de Letras de Liquidez (Leliq) e instrumentos de deuda remunerada que representan el 11% del PIB.

El problema más urgente señalado por el IIF es la inminente devaluación que se espera para fin de año. La cotización del dólar se encuentra en su nivel más bajo desde diciembre de 2017, debido al congelamiento del dólar oficial por parte del Gobierno desde agosto. Esta situación ha generado una apreciación artificial insostenible que desequilibra la balanza de pagos y pone en peligro la estabilidad del sistema cambiario.

"El swap con China permitirá pagar los vencimientos al Fondo Monetario Internacional (FMI) de esta semana, mientras que las reservas internacionales son negativas. No hay duda de que habrá una devaluación después de las elecciones y el FMI ha aceptado esta decisión", explicó el economista Martín Castellano del IIF.

En efecto, la devaluación esperada varía según las estimaciones, pero se anticipa un salto que oscilará entre el 60% y el 150% para fin de año. El Bank of America proyecta una devaluación del 85%, mientras que otras instituciones predicen cifras aún más pesimistas.

En la devaluación de agosto, el dólar oficial aumentó un 22,5%, los precios de los bienes transables se ajustaron alrededor de un 20%, los precios mayoristas subieron un 18% y el Índice de Precios al Consumidor (IPC) aumentó un 12,4% en el mes. Si se materializa el escenario previsto por el Bank of America, con una devaluación del 85%, se podría desencadenar una hiperinflación, definida como un aumento del 50% mensual en el IPC, lo cual es altamente probable.

Aunque Massa podría haber corregido parte de estos desequilibrios previamente para evitar un costo social significativo en diciembre, su prioridad se encuentra en la campaña electoral y su competitividad en las elecciones, incluso si eso significa dejar bombas económicas para el futuro.