Canje de deuda por acciones climáticas, ¿una solución a la medida de países como la Argentina?
El gobierno argentino, con apoyo de otros países de la región, ha venido impulsando una iniciativa que busca vincular un alivio en el pago de la deuda externa a la lucha contra el cambio climático. ¿Cómo funciona? ¿Existen antecedentes en la región?
En distintos foros internacionales, desde el G20 hasta las Conferencias de Partes (COP) del Convenio Marco de la ONU sobre Cambio Climático, la Argentina ha presentado una propuesta que empieza a ganar adeptos en el mundo. ¿De qué se trata? El canje de deuda por compromisos ambientales. La iniciativa, esbozada por primera vez en abril de 2021, se ha convertido en uno de los caballitos de batalla del gobierno de Alberto Fernández en la arena internacional.En rigor, no se trata de una propuesta rupturista. Desde el propio Fondo Monetario Internacional, se han hecho eco de este tipo de ideas que permitan vincular las finanzas con el clima. De acuerdo con el FMI, hay 34 países en desarrollo muy vulnerables al cambio climático que enfrentan, a su vez, un riesgo elevado de crisis fiscal.
En la COP-27 de Sharm el-Sheikh (Egipto), se instó a los países del Primer Mundo a asistir a sus pares del mundo en desarrollo en la mitigación y adaptación al cambio climático. Para ello, claro está, se necesitan nuevos mecanismos de financiamiento. Uno de ellos podría ser, justamente, el canje de deuda por medio ambiente.
El objetivo de este tipo de mecanismo es que los países desarrollados proporcionen una compensación financiera a aquellos en vías de desarrollo que realicen acciones en beneficio del medio ambiente. La contrapartida es la liberación de fondos que, de otro modo, estos últimos habrían debido utilizar para pagar los servicios de su deuda pública.
PRIMEROS EXPERIMENTOS
Las islas Seychelles, Barbados y Belice fueron tres de los primeros países que concretaron canjes de deuda por ambiente. Los fondos fueron destinados a la protección de su entorno marino, los arrecifes de corales y especies en vías de extinción que viven en ese entorno natural.
Más cerca de nosotros, Ecuador concretó este año la mayor operación de este tipo, que le permitirá en los próximos años destinar 450 millones de dólares a la preservación de las islas Galápagos, uno de los ecosistemas más valiosos del planeta.
“Ese dinero financiará la vigilancia, el control y las patrullas, con el fin de proteger mejor las especies raras, en vía de extinción, como el tiburón ballena, el tiburón martillo y las tortugas marinas”, manifestó el ministro de Ambiente, Agua y Transición Ecológica de Ecuador, José Antonio Dávalos.
ARGENTINA Y COLOMBIA, ALIADOS EN ESTA LUCHA
En el caso de la Argentina, con una grave crisis y en medio de una sequía histórica, el alivio de pagos de su deuda podría ayudar a combatir esos mismos efectos del calentamiento global que hoy impactan gravemente en uno de los sectores más pujantes de su economía. Nuestro país cuenta hoy con el 15,9% de su territorio continental protegido y lo mismo sucede con el 7,11% de su plataforma submarina.
“En vez de pagarle al Fondo Monetario, lo que pretendemos es que un porcentaje sea utilizado para la transición ecológica que necesita cada país en el mundo”, explicó, en su momento, el Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible Juan Cabandié. La mayor traba que enfrenta Argentina es su condición de país de renta media, que no encajaría totalmente con la categoría de estados que hoy se benefician de este tipo de acciones.
Nuestro país no está solo. Uno de sus grandes aliados nivel regional es el presidente de Colombia, Gustavo Petro. “Disminuyan la deuda externa y gastaremos el excedente en salvar la vida humana. Si el FMI ayuda a cambiar deuda por acción concreta contra la crisis climática, tendremos una nueva economía próspera y una nueva vida para la humanidad”, dijo, al tomar posesión de su cargo, en agosto del año pasado.
Por lo pronto, el tema ha dejado de ser una mera expresión de voluntad y los propios centros de poder internacional aceptan discutirla. Aún estamos muy lejos, pero los organismos financieros internacionales y algunos países del Primer Mundo parecen dispuestos a considerarla