Eduardo Belliboni y Emilio Pérsico: En el ojo de la tormenta
s líderes de Polo Obrero y Movimiento Evita enfrentan investigaciones por presuntos actos de corrupción con fondos del programa Potenciar Trabajo. Defensores denuncian persecución política.
Eduardo Belliboni, del Polo Obrero, y Emilio Pérsico, del Movimiento Evita, están en el centro de un escándalo judicial. Ambos referentes piqueteros enfrentan graves acusaciones de corrupción relacionadas con el programa Potenciar Trabajo.
Pérsico, ex secretario de Economía Social durante el gobierno de Alberto Fernández, es acusado de liderar una “matriz de corrupción” por desvío de subsidios. Según la investigación, no supervisaba adecuadamente los fondos que se entregaban al Polo Obrero. Belliboni, por su parte, está procesado por “administración fraudulenta” de esos fondos, que presuntamente utilizó para financiar actividades políticas y piquetes.
El proceso judicial ha generado tensión en las organizaciones sociales que dirigen. Los defensores de ambos líderes argumentan que se trata de una persecución política orquestada por el gobierno actual. En un comunicado, dirigentes de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) sostuvieron que las acusaciones carecen de fundamento y se enmarcan en una estrategia de represión contra sectores sociales críticos del gobierno de Javier Milei.
Por otro lado, la resolución del fiscal Gerardo Pollicita también incluye a Alejandro Gramajo, secretario de la UTEP y colaborador cercano de Pérsico, quien es llamado a indagatoria por su papel en la administración de los subsidios.
La imputación y el procesamiento de Belliboni y otros dirigentes han impactado en el interior de las organizaciones piqueteras, provocando distanciamientos y críticas. Los movimientos sociales afectados están organizando una marcha para el 7 de agosto en la que planean manifestar su rechazo a las políticas del actual gobierno.
El gobierno de Milei, a través de las ministras Patricia Bullrich y Sandra Pettovello, ha impuesto restricciones y medidas que han reducido el poder de los movimientos sociales, como el protocolo antipiquete y la tercerización de los programas sociales.
Belliboni ha optado por mantenerse en silencio por el momento, mientras que el Polo Obrero enfrenta una creciente presión y una serie de investigaciones que podrían tener repercusiones profundas en el movimiento piquetero.