La situación en el sistema de salud argentino es alarmante, ya que se enfrenta a una creciente escasez de insumos médicos fundamentales que son esenciales para garantizar un funcionamiento adecuado. Algunos de estos insumos no estarán disponibles hasta abril o mayo del próximo año.

Entre los elementos que escasean dramáticamente se encuentran los contrastes endovenosos utilizados en tomografías, herramientas cruciales para la detección temprana de una variedad de patologías y afecciones médicas en áreas como el tórax, abdomen, pelvis, pulmones, hígado, riñones, ovarios y páncreas. Estos insumos son vitales para la prevención de tumores y el diagnóstico y tratamiento de enfermedades vasculares, entre otros usos.

La escasez también afecta a insumos relacionados con la cardiología y elementos críticos necesarios para las terapias intensivas, como guantes, jeringas y catéteres, entre otros.

El Gobierno, liderado por Sergio Massa, está ejerciendo una presión económica sobre el sistema de salud argentino. En primer lugar, el sistema SIRA, diseñado y aplicado por Massa para restringir las importaciones, está obstaculizando la adquisición de insumos médicos en el extranjero, o retrasando los pagos aprobados por el Banco Central.

Debido al estricto control cambiario vigente en el país, todas las operaciones relacionadas con el comercio internacional deben ser aprobadas por el Banco Central, y el sistema SIRA busca limitar las importaciones para evitar la fuga de divisas que su propio diseño ocasiona al mantener restringido el tipo de cambio.

Los costos de esta situación recaen en la sociedad a través de una atención médica de menor calidad, incluso cuando las personas en los estratos medios destinan gran parte de sus ingresos para costear seguros médicos privados.

Además, Massa anunció unilateralmente la congelación de las cuotas de las empresas de medicina prepaga a partir de octubre, lo que ha llevado a muchas de estas empresas al borde de la quiebra. Mientras los ingresos se mantienen congelados, los costos asociados con insumos, salarios, transporte y energía han aumentado en un rango del 50% al 400% interanual (mientras que la inflación promedio fue del 138% en septiembre).

Este embate inflacionario sin actualizar los precios ha llevado al sistema de salud al colapso. Los usuarios, que ya pagan cuotas elevadas, ahora enfrentan múltiples sistemas de copagos que el Gobierno de Massa parece no poder evitar.

Los servicios de salud se deterioran a medida que los insumos escasean, y los usuarios que enfrentan emergencias médicas se ven obligados a pagar copagos por traslados hospitalarios, consultas médicas, tratamientos, medicamentos, y más. El sistema de salud se encamina hacia el colapso a medida que la inflación descontrolada socava su capacidad de funcionamiento.