Al ya conocido enfrentamiento entre la Corporación de Fomento del Valle Bonaerense del Río Colorado y los productores, que desde hace meses tiene en vilo a la zona de riego del norte de Patagones y del sur de Villarino, en los últimos días se sumó una nueva problemática a esa región: el precio de la cebolla es tan bajo que directamente no conviene venderla y muchas se están -literalmente- pudriendo en los campos.

El problema tiene varias aristas, pero en resumidas cuentas desde el sector productivo se habla de una sobreproducción en la última cosecha y de una escasa demanda de parte de Brasil, el principal destino de las cebollas producidas en la zona. Esto último, sumada a la poca compra del mercado interno, terminó provocando una caída en los precios que se pagan en el campo.

En la región de Corfo, hoy el kilo de cebolla en pila -es decir, antes de ser embolsada- se está pagando entre 3 y 4 pesos; es decir, una bolsa de 25 kilos pasa a costar entre 75 y 100 pesos. En una verdulería en Bahía Blanca, el precio del kilo oscila entre los 30 y 40 pesos, y en algunos lugares se venden de a 2 kilos por 50 pesos.

"La realidad es que no vale nada y, la que se puede vender, es a precio regalado. Mucha se está pudriendo en los campos y directamente no llegará al mercado", reconoció un productor a "La Nueva.".

Los productores vienen advirtiendo sobre este problema desde hace semanas a través de las redes sociales. Incluso, ayer hubo una reunión con concejales de Villarino en que la -además del problema con Corfo- se habló de este tema y de los problemas que podría acarrear para toda la región si persisten los precios bajos y se agudiza la escasez hídrica.

Por esta razón, legisladores de la Sexta Sección están promoviendo un proyecto para "elaborar una estrategia que les permita a los productores agrícolas solventarse económicamente" y se pide que "el Poder Ejecutivo arbitre los medios necesarios para poder reubicar la producción de cebolla que se encuentra pronta a echarse a perder".

En ese sentido, el senador provincial David Hirtz (UCR-JxC), autor del proyecto de declaración, remarcó que es necesario dar una solución a los regantes, que "impida el desperdicio de su trabajo, que es una importante fuente de alimento en un contexto tan penoso como el que atravesamos desde hace un año y medio con la pandemia". Hasta el momento, no ha recibido respuestas a su requerimientos.

Por si fuera poco, desde las altas cumbres que alimentan al río Colorado, las noticias tampoco acompañan. Nevó poco y nada, por lo que -al momento- se estima que la temporada de riego apenas podría extenderse cuatro meses, con suerte, entre principios de septiembre y mediados de diciembre de este año, cuando el cultivo debe regarse sí o sí hasta febrero.

Esta escasez de agua, que se viene dando en la década y que parecía que el año pasado iba a dejar a la zona de riego sin producción, también impediría la producción de maíz y solo permitiría continuar con el girasol, aunque en un área mucho menor. (www.lanueva.com)