En Buenos Aires, conocida como la ciudad con la mayor cantidad de librerías en el mundo, el mercado de libros usados está experimentando un resurgimiento en medio de la crisis económica y la creciente inflación. Mientras que los precios de los libros nuevos se han vuelto prohibitivos para muchos, los libros usados ofrecen una alternativa asequible para los amantes de la lectura en busca de nuevas historias más allá de las novedades editoriales.

En el centro de la ciudad, tanto las librerías establecidas como los puestos de libros usados en la calle atraen a una comunidad de lectores locales y turistas. Los amantes de la lectura suelen visitar estos lugares en busca de rarezas literarias o títulos más económicos. Además, la venta de libros usados de bibliotecas personales está creciendo gradualmente en estos establecimientos y a través de redes sociales.

Uno de los lugares icónicos para encontrar joyas literarias es la Librería de Ávila, ubicada en Bolívar y Alsina, cerca de Plaza de Mayo. Aquí, los libreros buscan tesoros literarios comprando bibliotecas completas de lectores, a menudo contactándolos por correo electrónico o teléfono para evaluar el valor de los ejemplares. El precio de venta al público generalmente se establece en alrededor del 60% del valor de un libro nuevo, pero libros descatalogados pueden tener valores diferentes.

En Avenida de Mayo al 700 se encuentra "El Túnel", otro destino clásico para libros usados donde se pueden encontrar clásicos de la literatura argentina. Al igual que en Librería de Ávila, los últimos meses han visto un aumento en las consultas de turistas extranjeros en busca de libros.

En la zona de Tribunales, frente a la Plaza Lavalle, los puestos de libros usados permiten la negociación de precios, especialmente en libros descatalogados o ediciones raras que pueden tener valores significativamente más altos.

La venta de libros usados se ha vuelto aún más relevante debido a los altos precios de los libros nuevos, que a menudo superan los 10,000, 15,000 e incluso 30,000 pesos. A pesar de que algunos consideran vender parte de su biblioteca para enfrentar la crisis económica, la mayoría de los clientes aún prefiere conservar sus libros.

En este contexto, las ferias de libros usados también han ganado popularidad, como la Fiesta del Libro Usado (FLU), que ha atraído a miles de visitantes en sus ediciones recientes.