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La reacción del doctor Germán Caputo, en el fondo, abreva en el mismo lugar que la de su colega entrerriano Marcelo Lemus.

La diferencia es que mientras uno se hartó de la irresponsabilidad social de la gente en la pandemia y renunció a su guardia en el Hospital San José de Entre Ríos, el secretario de salud de la Municipalidad de Olavarría interpretó que es el momento de alzar la voz sin la necesidad de subir el tono una sola línea.

En la Mesopotamia Lemus le dio más visibilidad a esta muestra de todo lo egoísta que puede resultar el ser humano ante la salud y la vida de los demás, más allá de la propia.

"Empezó el gobierno a restringir nuevamente, pero ese no es el tema. Se siguen juntando, no tienen conciencia de lo que está pasando y la gente de salud ya está cansada. Yo soy uno de tantos y no voy a seguir corriendo riesgos por los inconscientes y los irresponsables que no saben que esto es grave y es serio" enfatizó el médico entrerriano.

"Han muerto cantidad de médicos, enfermeras, mucamas y personal relacionado con la salud por dar todo" recordó, responsabilizó a las autoridades por la conducción de la pandemia y dijo que "así no se puede trabajar".

El mismo dolor está observando el doctor Caputo y todos los trabajadores de la salud en los pasillos del Hospital de Olavarría, pero la gente organiza fiestas clandestinas, se va de vacaciones y no toma precauciones, los jóvenes siguen jugando al fútbol en las plazas y los parques, comparten el mate, toman fernet con cola de la misma botella de plástico cortada.

Como si necesitaran un tour macabro por las instalaciones del Hospital para darse cuenta de lo que realmente está sucediendo con esta enfermedad.

"Hace mucho tiempo que estamos angustiados, con incertidumbre, con una patología que no tiene cura. Ahora con la vacuna se vez una luz en el horizonte, pero hay mucha gente que aún no entiende lo que está pasando" dijo Caputo.

Sin la intención de estigmatizar a la juventud, el secretario de salud indicó que "los chicos jóvenes ni se dan cuenta de que la tienen, pero contagian a adultos mayores o gente con comorbilidades que la pasa muy mal".

"Es una patología que desgraciadamente tiene un porcentaje de muertos importantes y es una muerte fea. La gente se muere sola, sin su familia, le falta el oxígeno y necesita respirador, se va ahogando. No es sencillo transitar esta enfermedad" subrayó.

Ante lo inexorable de la muerte, Caputo reflexionó: "Todos vamos a morir, pero yo siempre digo que como manda el himno hay que morir con gloria, hay que morir en paz, y bien. No tener una muerte fea y la muerte del coronavirus es una muerte fea".

"Las familias que han tenido un mal final han sufrido, y nosotros que lo vemos también sufrimos indirectamente. Notamos que no se cumplen determinadas recomendaciones o protocolos, y todo eso se ve reflejado en la ocupación hospitalaria, después en la ocupación en terapia y finalmente en las personas fallecidas" señaló.

¿Dónde está la falla?

"No voy a ser más papista que el Papa. Esto ha pasado en todas partes del mundo, pero hay un grupo etario que es el más complicado, el de los jóvenes. No los quiero poner como chivos expiatorios, los comprendo, yo también fui joven, pero hay que tratar de que comprendan que se deben cambiar determinadas conductas" respondió.

Las pruebas las obtiene en cada hisopado: "Es el día de hoy que uno pregunta en la cola, y nos dicen que comparten el mate, que comparten la botella de Coca Cola partida al medio con fernet, o la famosa jarra loca o comparten utensilios. Acá no hay muchas vueltas, tomaste mate con un contagiado y estás contagiado".

Reclamó que aparezca "ese sentido de supervivencia, ser prolijos en esas situaciones".

Con sus virtudes y sus falencias, comunicación no faltó en estos 10 meses de pandemia en la Argentina.

Por qué no se vio reflejado en las actitudes sería la siguiente pregunta.

"Hubo comunicación, pero son cosas que tienen que ver con el ser humano. Hay gente que se cree que son superhéroes y ellos son los que están contagiando" precisó el secretario de salud comunal.

También se refirió Caputo a la versión de la existencia de recontagios en profesionales de la salud y en pacientes.

"Creo que en el mundo hubo muy pocos recontagios descriptos. Es bastante complejo hablar de recontagio, porque se debe evaluar la parte genética del virus y demás. Observamos pacientes que volvieron a tener síntomas y los volvimos a aislar" explicó.

Casi al mismo tiempo de la charla, en el mediodía de ayer, se informaba por los canales oficiales del Ministerio de Salud de la Nación que la cepa inglesa ya está en el país, y el viaje pandémico entre el AMBA y Olavarría suele ser más veloz que entre otras localidades.

Caputo afirmó que Olavarría tiene la tecnología para identificar el tipo de cepa que infecta a los pacientes.

"Por ahora esta información no cambia nada. En los pacientes que vienen del exterior tratamos de identificar si hay alguna otra cepa estudiando el genoma, y aún no lo hemos captado. Hay que seguir cuidándose, la solución va a ser la vacunación, pero su logística es muy compleja y hasta llegar a la famosa inmunidad rebaño creo que vamos a estar todo el 2021" consideró.

La vacuna y sus historias

Con el escepticismo previo, una feroz campaña mediática en contra, la disputa política vernácula antes, durante y después de la llegada de la Sputnik V, y como agregado el corte de la cadena de frío, se cerró ayer la segunda semana de vacunación en Olavarría con números más que alentadores.

El balance arrojó que se aplicaron 950 de las primeras dosis en el Hospital de Oncología y otras 435 en el Hospital "Dr. Héctor Cura".

"Es un buen número. Era lo esperable", opinó el doctor Caputo.

Recordó esos días que se cuestionaba "el origen de la vacuna, pero a medida que pasó el tiempo se fue logrando más confianza. El laboratorio Gamaleya tiene mucho prestigio, es un laboratorio que tiene otras vacunas y que siempre se ha manejado con el adenovirus como vector".

"Estamos hablando de un laboratorio híper serio. No teníamos documentos y papers como para estar totalmente seguros, pero estamos en el contexto de una pandemia compleja, entonces todas estas fases a veces son más rápidas que la normal, y entre comillas desprolijas, ¿no?", evaluó Caputo.

Transcurridos los días, pocos olavarrienses no han preguntado a gente conocida que recibió esta vacuna si aparecieron efectos adversos.

La versión oficial coincide con lo que se escucha en la calle: poco y nada.

"Nosotros les estamos mandado una aplicación a los vacunados con una serie de preguntas y los evaluamos diariamente" informó.

"El porcentaje es muy parecido a lo que habla Nación, o sea entre 1 y 1,5% de efectos adversos, como cefalea, cansancio, dorsalgia, algún tipo de hormigueo o fiebre. Hasta ahora no se requirió ningún tratamiento, salvo que no sea un analgésico, y nadie requirió de internación" acotó.

La batería temática con el doctor Caputo se cerró con una apreciación acerca de esta especie de nueva armonía en las relaciones entre el Municipio y las autoridades de la Región Sanitaria IX tras el desgraciado episodio del corte de la cadena de frío en la primera partida de la Sputnik V.

"Así ahora se trabaja muy cómodo. Uno ve la bibliografía, se informa de lo que ha pasado en el resto del mundo y que se pierdan vacunas es algo que le puede suceder a cualquiera, a nosotros también, aunque tengamos una infraestructura impresionante" aceptó.

Pero, al mismo tiempo reconoció que "en algún momento estuvimos en desacuerdo con que no le hayan dado importancia a los comentarios que nosotros hacíamos, cuando por ahí tenemos mucha experiencia en esto".

"Nosotros con la Región IX siempre tratamos de trabajar de la mejor manera, es gente que conocemos de toda la vida, compartimos técnicamente tratar de mejorar la salud de la población. Lo que pasó pasó, nadie está a salvo de un incidente como ese" reiteró Caputo.

"El enojo que se tuvo -admitió- fue porque nosotros sabíamos que podía pasar y teníamos una infraestructura muy armada como para evitar ese riesgo a un nivel nulo".

Publicidad naif o publicidad descarnada

Dentro del debate comunicacional el gobierno optó por una campaña casi de un estilo naif en contraste con otros países del mundo, donde se mostró el dolor, el drama y la muerte que trae apareado la COVID-19.

En los spots argentinos, la muerte nunca se ve.

"Tal vez se interpreta que la muerte es parte de todo esto y, si bien la muerte es parte de la vida, acá estamos acelerando los tiempos y contagiando una enfermedad que puede llegar a ser manejable. Ese mensaje en algunos no entró" dijo.

"La propaganda no muestra lo que vemos en las terapias o en las salas de clínica. Los pacientes están solos, les cuesta comer, les cuesta hablar, el familiar también está aislado. Se trata de una situación compleja que nos hace vivir cosas que antes no vivíamos" reveló.