"Apuntamos muy fuerte a las cortinas metálicas"
Estudiaba Ingeniería Civil y abandonó en una época difícil en lo político para el país. Con un hermano creó la empresa que enseguida fue creciendo y debieron instalarse en el Parque Industrial, donde construyen carrocerías para camiones y acoplados, pero el fuerte -hoy por hoy- son las cortinas metálicas, tanto para negocios como para casas de familia. Esta es otra historia de una empresa netamente familiar.
"Igual, no dejamos ese local, que aún nos pertenece (el de Del Valle y Pellegrini), pero tuvimos que venirnos al PIO porque las herramientas que necesitábamos nos obligaban a ubicarlas en un espacio más grande y allí no teníamos lugar. Se colocaron las dos máquinas en el primer galpón del PIO, que era de 20 x 20 metros, y después tuvimos que agrandarlo y hoy tiene 20 x 60 metros. Es en donde están, aparte de las primeras máquinas, las que anexamos posteriormente haciendo una importante inversión: dos guillotinas y dos plegadoras. Se trabajó mucho en carrocerías y también atendiendo a las fábricas cementeras y cerámicas, y apareció en 1986 una locura más, que fue comprar un camión. Se siguió creciendo con lo que fue metalúrgica, pero el transporte nos superó con su gran crecimiento y hoy el porcentaje de transporte supera a la metalúrgica en un 80 por ciento. Junto con eso se anexó el servicio de autoelevadores, con el que atendemos las plantas de San Lorenzo en Azul y San Luis. En ese rubro tenemos 25 personas trabajando", continuó contando Antonio, quien hoy celebra su día junto con sus hermanos y sus empleados, que son 14 en la parte metalúrgica, pero que se suman 70 entre las empresas que conforman el grupo.
"En la parte metalúrgica tenemos 14 operarios con los que estamos atendiendo lo que es la fabricación y colocación de cortinas metálicas en Olavarría y en la zona. Son cortinas metálicas para galpones y también se utilizan en negocios, en los frentes, fundamentalmente por el tema seguridad. Y estamos anexando una línea de cortinas de aluminio y de chapa, inyectadas, que es para cubrir frentes de viviendas, en las cocheras precisamente, porque quedan instaladas con una estética mucho mejor y más linda que la cortina tradicional", explicó Moreira, quien terminó trabajando y montando una empresa metalúrgica pese a que en su juventud tenía otros objetivos profesionales, luego de haber finalizado el secundario en la ex Escuela Industrial ("en una época que era Industrial de verdad, porque se estudiaba mucho", dice).
"Estaba estudiando Ingeniería Civil en la Facultad, acá en Olavarría. Iba bien, estaba en cuarto año, pero cuando vi que tenía menos compañeros, justo en la época en que desaparecían, entonces dejé de estudiar. Pero eso me sirvió muchísimo, pese a que no me recibí, para trabajar después. Y cuento algo importante para mí: se iba a construir la terminal de ómnibus de Bolívar, en 1981, y un día apareció un arquitecto (Julio César Martínez) que vino con la propuesta para hacer ese trabajo, que era grande por cierto, y quería que lo ayudara. Tenía el dibujo de lo que quería, tenía la idea, pero no sabía qué estructura debía poner. Hice el cálculo de la estructura, Reiners lo vio, lo revisó y lo firmó, y con ese cálculo está hecha esa terminal. La Universidad me ayudó, y mucho", agregó.
"No estoy arrepentido de no haber seguido estudiando en la facultad. Porque después, en lo laboral y en la vida, me fue muy bien; tengo una familia y un entorno con el que compartimos la mayoría de los días, pero sí les digo a mis hijos que estudien, porque es la salida para trabajar y crecer. Agustín (22) eligió la carrera de Biología Marina y le va excelente. Ni imaginé que iba a terminar eligiendo esa carrera. El me veía que yo andaba entre los fierros, pero a veces uno trabaja de más y no disfruta la familia. Yo salía de mi casa a las 8 y volvía a las 21, y eso que estoy a 20 cuadras. Es un sacrificio enorme. Mi otro hijo, Alejandro (29), está en la empresa, se encarga de la logística del transporte. Y mi señora, Estela Melián (el 9 de septiembre cumple 59), es ama de casa, es la que me banca todo", siguió contando con mucha emoción Antonio (64), a quien se le caen un par de lágrimas cuando habla de sus hijos, dejando en claro que son su gran debilidad.
"En la metalúrgica hacemos otros trabajos: seguimos con las carrocerías para camiones y los acoplados. Está muy caído ese trabajo, está tranquilo, porque no muchos quieren invertir en renovarse. Y lo que sí se está moviendo mucho es la fabricación de cortinas. La carrocería no es algo barato, claro, pero aguanta muchos años. Pero pasa que hay muchos gastos en el transporte y a veces no renuevan las carrocerías, lo cual es entendible. Entonces apuntamos muy fuerte a las cortinas", explicó Moreira.
"Desde que empezamos en metalúrgica que trabajamos intensamente y hace ocho años pusimos en marcha la máquina para hacer las tablillas, lo cual nos posiciona en un lugar importante dentro del sector, y así podemos competir con los que traen insumos desde Capital Federal. En el centro de la Provincia no hay máquinas para hacer tablillas, y las tenemos acá", terminó diciendo Antonio Teixeira Moreira, quien comparte la sociedad con otros hermanos que se incorporaron después como Joaquín y Ricardo, así como su cuñado José Luis Roger, "y también están los sobrinos trabajando todos juntos. Somos una empresa familiar".