"Como familia uno lo que quiere es justicia y pensábamos que iba a ir preso unos años"
El Juzgado Correccional de Olavarría condenó la semana pasada a 2 años y 6 meses de prisión de cumplimiento condicional y a 4 años de inhabilitación especial para conducir al chofer de la ambulancia que volcó el 17 de septiembre de 2018 en Blanca Grande. En el vehículo viajaba un joven de 18 años que sufrió gravísimas lesiones, y desde ese choque se encuentra en estado inconsciente. La familia de la víctima esperaba que el conductor quede detenido en una cárcel, en tanto que la defensa del hombre procesado apelará el fallo.
"Esta es la justicia, esta es la condena por arruinarle la vida un chico de tan sólo 18 años y que con 20 recién cumplidos sigue igual. Esta es la sociedad que nos arruina la vida injustamente y el culpable sigue haciendo de las suyas. Mientras la víctima lucha por tener una buena calidad de vida", fue parte del mensaje que difundió a través de las redes la hermana de Santiago Ezequiel Morales, la víctima del terrible accidente ocurrido hace casi dos años.
"Como familia uno lo que quiere es justicia, que pague por lo que hizo. Era sabido que lo iban a condenar poco pero no pensábamos que era tan poco. Pensábamos que iba a ir preso unos años, que iba a estar adentro de la cárcel", relató a EL POPULAR Lilian Morales, hermana de Santiago. La joven ha sido la vocera de la familia de la víctima de este accidente, e incluso en el transcurso de los últimos años visibilizó ciertas demandas al Municipio y a PAMI para mejorar el tratamiento de Santiago; las que tras la exposición pública fueron solucionadas.
Hoy Santiago transita una internación domiciliaria con su hermana y la familia en una vivienda de Olavarría, que comenzaron a alquilar luego de que consiguieran a través de la intervención del Ejecutivo Municipal. Santiago, que cumplió 20 años el pasado 7 de agosto, cuenta con tratamientos constantes en los que intervienen diversos especialistas, y si bien desde este choque donde sufrió un gravísimo traumatismo de cráneo está inconsciente, los médicos le informaron a la familia que no es un paciente en estado vegetativo producto de que responde a ciertos estímulos.
El vuelco que dejó a Santiago en este estado ocurrió cuando la ambulancia del SAME que conducía Juan Alberto Fernández se despistó y golpeó contra una columna. El vehículo, una camioneta Toyota 4x4 0 kilómetro que había sido entregado al Centro de Atención Primaria Nº 14 de la localidad de Recalde una semana antes, quedó totalmente destruido. Luego de este accidente el Ejecutivo Municipal le inició un sumario administrativo a Fernández y fue suspendido.
Tanto Santiago Morales como Juan Alberto Fernández eran vecinos de Recalde, por lo que "nos conoce de toda la vida, nos vio crecer", expresó Lilian sobre el conductor de la ambulancia. "No era la primera vez que mi hermano viajaba con él. Lamentablemente nos duele porque es una persona conocida de toda la vida, que nos conoce. Nos duele porque si se hubiera acercado a nosotros desde el día uno tal vez no hubiéramos llegado a mayores. A mis viejos aunque sea les hubiera consolado una disculpa, él afirma y llora adelante de la jueza y la fiscal ahora que está muy arrepentido pero a nosotros nunca nos llegó eso", agregó Lilian.
Camino a la rehabilitación
"Santi ha mejorado pero sin conciencia, desde el día uno que salimos del Hospital Santi sigue en este estado pero con muchas mejorías, con un montón de cosas", refiere Lilian sobre el estado de salud de su hermano. "Sigue sin conciencia, no responde a ciertos estímulos, pero se desplaquetaron un montón de cosas porque le sacaron la traqueotomía, una sonda, solo le dejaron el botón gástrico y la medicación obviamente", agregó la joven.
El caso de Santiago tomó estado público no sólo por el violento accidente ocurrido hace casi dos años, sino además porque Lilian encabezó varias movilizaciones para visibilizar la situación por la que pasaba Santiago. Tanto para lograr que el PAMI le entregara ciertos elementos para tratar a Santiago, así como para exponer cómo se le practicaban los tratamientos en el Hospital Municipal y para lograr que les brinden una casa, que alquilan, para seguir con la internación domiciliaria. Durante un tiempo estuvieron en un hotel.
Todas esas luchas quedaron atrás para Lilian y su familia, que siguen en pie para que Santiago tenga todos los tratamientos necesarios que le permitan mejorar. Actualmente todos los especialistas -terapistas, enfermeras, kinesiólogos, cuidadores- lo atienden en su casa, producto de la emergencia sanitaria por el Covid-19 que le impiden a Santiago salir de su casa.
"Antes que pasara lo de la pandemia, iba a insistir para que lo ingresen en el Inareps (Instituto Nacional de Rehabilitación Psicofísica del Sur) para que tuviera un lugar de rehabilitación, o buscar un lugar en el que pueda tener ese tratamiento y que se dediquen a eso, a la rehabilitación para personas con problemas neurológicos", indicó Lilian. El año pasado Santiago fue trasladado hasta el Inareps, que se encuentra en Mar del Plata, pero fue rechazado por el "estado crítico en que estaba, estaba desnutrido, deshidratado, estaba en condiciones gravísimas".
"Lo que más quiero es que pueda viajar porque él se merece una buena rehabilitación, que es lo que a mi hermano le hace falta, y acá en Olavarría no hay un centro de rehabilitación que se dedique a eso. Que pueda tener una vida digna, más allá de que uno no sabe como va a quedar, por lo menos intentarlo", agregó Lilian.
Sin dudas el accidente de Santiago les cambió la vida en un 100 por ciento, pero como lo hizo desde el primer día Lilian, con mucha seguridad aclara que "lo que necesito es la ayuda para mi hermano, no para nosotros. Y no voy a bajar los brazos y voy a seguir gritando y luchando para que él esté bien, aunque le moleste a quien le moleste. Acá el único perjudicado es mi hermano, porque era una persona normal como todos, era sano. Que le hayan arruinado la vida y que la justicia no tome las medidas que tiene que tomar, que esté todo patas para arriba te indigna y te duele".
Juicio abreviado
La pena a la que arribó el Juzgado Correccional de Olavarría fue acordada de manera previa entre las partes a través de lo que se conoce como juicio abreviado. La jueza Desiata condenó a Juan Alberto Fernández a la pena de 2 años y seis meses de prisión de cumplimiento condicional y 4 años de inhabilitación especial para conducir tras ser encontrado penalmente responsable del delito de "lesiones culposas gravísimas culposas agravadas por la conducción imprudente y antirreglamentaria de vehículo automotor".
La parte acusatoria estuvo a cargo de la fiscal María Paula Serrano, titular de la Unidad Funcional de Instrucción Nº 4, y Fernández es asistido por el doctor Sergio Roldán.
A pesar de que la pena fue acordada entre las partes, Roldán confirmó a este Diario que apelará el fallo en primera instancia a la Cámara de Casación Penal. El abogado olavarriense argumentó que la pena resuelta por el Juzgado Correcional es mayor a la que se ha dispuesto en otros juicios donde los imputados fueron acusados por homicidios culposos que ocurrieron en accidentes de tránsito.