"Yo crecí en el almacén", contó Cristian Yungblut reafirmando así su vocación hacia este oficio que le enseñó su padre, cuando el almacén era aquel lugar con estanterías altas y que abastecía a los vecinos de los distintos elementos de uso diario y de los alimentos. También, claro, le ofrecía su confianza, bondad, amistad y solidaridad que lo reflejaba en las libretas de crédito y sin garantía.

De aquel mercado a la actualidad las cosas han cambiado. Cristian es dueño de un minimercado donde las góndolas exponen cantidad y variedad de artículos que la gente puede ir eligiendo para completar su canasto, pero continúa manteniendo ciertas tradiciones. Por ejemplo, la libreta "yo la sigo usando y hay muchos clientes que vienen, compran, anotan lo que llevan y después van pagando por mes", contó.

En España 3598, Minimercado Cristian ofrece variedad de productos que van desde fiambrería y verdulería hasta limpieza y artículos de almacén. Su dueño, Cristian Yungblut atiende junto con su esposa, Marisa. Allí, los clientes son de años y "hay mucha confianza, nos conocemos todos", dijo a EL POPULAR.

Lo cierto es que este oficio en la familia Yungblut comenzó en 1980, cuando el negocio que manejaba el padre de Cristian llevaba el nombre de "Los Bolgas", en homenaje a la comunidad de inmigrantes y de descendientes que se instalaron en Colonia Hinojo, lugar que hoy es sinónimo de tradiciones que perduran de generación en generación.

"Cuando comenzó mi papá, el almacén estaba en la esquina de enfrente". Tres años duró su padre en aquel local cuando decidió mudar todo apenas cruzando la calle, cuando corría el año 83.

"Yo me crié en el almacén y a los 15 años empecé a ayudarlo. Ahora sigo yo con este negocio familiar porque mi papá trabajó hasta hace unos cuatro años", contó Cristian.

Los clientes "son los de toda la vida. Nos conocemos todos, se van sumando nuevos, pero hay una confianza que para nosotros es muy importante", dijo Marisa, la esposa de Cristian que le pone el hombro al negocio desde hace nueve años, cuando decidió dejar su oficio de peluquera.

Desde su negocio, ofrecen productos de frutería, despensa, fiambrería, congelados, limpieza y panificados que llegan a diario desde la panadería Venus. Además, otra característica son las tablas de fiambre que preparan para aquellos amantes de las picadas.

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