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"Es una manera muy buena de canalizar eso que tenemos dentro y para empezar un proceso de catarsis" dice Lucas Benítez al referirse a la escritura. "Siento que la escritura me ha ayudado mucho en eso. En sacar todo lo que tenía adentro en un papel y creo que es un ejercicio hermoso para cualquier persona, sentarse un día y escribir" asegura.

Lucas tiene 19 años, estudia en el Primer Año de la carrera del Profesorado de Filosófia y cuenta que "por suerte empecé a leer de chiquito".

"Me gustaba mucho ir a la biblioteca y ver distintos libros. En un principio me llamaban la atención por las portadas" cuenta y agrega que por aquellos tiempos se pasaba muchas horas en la biblioteca.

Fue cerca de los 14 años cuando se dijo a si mismo que quizás podría probar con escribir."Empecé a escribir cosas propias, después surgió un taller municipal que impulsó mi interés por la escritura y empecé a tomarlo como un ejercicio para hacer algo distinto. Después ya como un canal para expresarme y en cierta forma de expresar de una manera ajena lo que me pasa o lo que siento o pienso".

En su cuenta de Instagram Lucas Benro empezó a subir todo su material con ilustraciones en los que sumaba a otros artistas. Con el tiempo se dio cuenta que la red social lo dejaba en un lugar donde sólo producía y esperaba la devolución de los lectores. Esa situación terminó por desgastarlo y entonces en su cabeza empezó a tomar fuerza una idea.

"El proyecto comenzó con una reflexion que tuve con respecto a una cuenta de Instagram donde publico las cosas que escribo y había pasado mucho tiempo inactiva, sin publicaciones y eso me hizo reflexionar" explica. "Si no subía nada no había reacciones, ni respuestas, no había nada. Estaba siguiendo siempre el mismo camino. Se produce el contenido y los demás observan u opinan o dejan su me gusta. Siempre era lo mismo y sólo daba el espacio de creación al poseedor de la cuenta".

Es por ello que se puso a pensar en "una forma de poder interactuar con el público de Instagram y me dije si estoy en una cuenta de escritura por qué no hacer escribir y/o dibujar a los que me siguen".

"A partir de eso surgió éste proyecto que terminé llamando ‘Buscando mundos’ teniendo en cuenta esa famosa frase que dice que ‘cada persona es un mundo’, con sus propios vínculos, sus propias ideas, sus propias vivencias".

"Me pareció interesante que dentro de un mismo cuaderno, uno medio artesanal, puedan entrar distintos mundos que habitan nuestra ciudad" afirma.

Conectando mundos

La propuesta se publicó el 30 de enero en la cuenta de IG explicando en que consistía el proyecto "con la idea de que escriban diferentes personas de la ciudad sin importar el rango de edad. A partir de esa propuesta dejé una encuesta para saber quién quería participar".

"La verdad me sorprendí bastante" dice, "porque llené los cupos de la libreta enseguida. Tuve que poner como regla que se podía escribir como máximo cuatro páginas mas que nada porque es un cuaderno chiquito. Calculando de que sean ocho carillas por persona entran alrededor de 12 o 13 mundos en este cuaderno" describe.

Posteriormente a la propuesta comenzó a trabajar en la realización de una planilla "con el orden de las personas que iban a recibir el cuaderno y también una lista de suplentes por si alguno se bajaba".

"El 8 de febrero empezó a circular. Subí una historia con la primera persona que lo recibió y la verdad que tuvo un buen recibimiento en la cuenta. Me llegaron mensajes de mucha gente entusiasmada con querer participar, también de gente que recién estaba empezando a escribir y le gustaba. Me puso contento que se pudo generar ese espacio para que diferentes mundos puedan dejar su arte plasmada en algún lugar".

"Hasta ahora hay cinco personas que escribieron en el cuaderno y hay un tope de 13 personas que pueden escribir por el espacio que ya tiene" comenta y señala que "la idea es que una vez terminado el cuaderno poder ir publicando los textos de cada persona y después poder volver a arrancar con una segunda edición del proyecto para los que se perdieron la posibilidad de participar puedan hacerlo y los que ya participaron puede volver a hacerlo". Reconoce que se está haciendo un proceso "un poco largo debido a que estoy funcionando de intermediario".

"Todo el proceso, además, se hizo más largo con todas las cosas que se fueron sumando en estos tiempos. Ya sea la pandemia o mis horarios de trabajo o de estudio. Eso fue algo que estuvo atravesando el proyecto pero sigue en pie".

Algo importante para destacar tiene que ver con que no hay ninguna temática establecida. Cada uno puede escribir lo que tenga ganas o lo que le salga. "Esa fue la idea para esta primera edición y sobre todo pensando en el nombre del proyecto. Que un mundo tenga la posibilidad de expresar algo que sienta, que piense, que le dé bronca o felicidad, o que escriba un cuento o lo que se le venga a la cabeza. Que deje su persona plasmada en ese cuaderno. Por eso la temática es libre: así tiene la libertad de expresar lo que quieran y así cada uno ser más fiel a su propio mundo".

Hacia dónde ir

"Me gustaría que alcance un lugar muy grande. Quiero empezar con algo tranquilo en Olavarría, que la gente de distintas edades se empiece a sumar porque éste primer cuaderno es una prueba para ver cómo reacciona la gente, si les gusta la idea, si participan. Hasta ahora va bastante bien" dice.

"Después la idea sería intentar extenderse un poco. Mientras vaya pasando el tiempo y la segunda edición del proyecto funcione también, ya me gustaría hacerlo dentro de la provincia de Buenos Aires o, si queremos soñar un poco más, en toda la Argentina que vaya viajando el cuaderno. Ese sería un objetivo a futuro"

"Por el momento me gustaría que la gente se sume, se cope con la idea, para después empezar a expandir la idea para hacerlo un proyecto más enriquecedor porque si el objetivo del proyecto es buscar mundo, qué mejor que el cuaderno recorra todo el país para eso" concluye.

Mientras tanto "el cuaderno sigue en movimiento" por la ciudad y conecta los mundos de aquellos que como Lucas se dieron cuenta que la escritura les permitía expresarse y tender lazos con otros iguales.

Crear algo entre todos

Sol Sibilia tiene 21 años y asegura que "le gusta escribir desde muy chiquita. Siempre escribí historias y cuando vi la publicación de Lucas que estaba haciendo el proyecto me encanto la idea" afirma. A Sol le parece importante que "además de escribir que el resto te pueda leer" porque "si no hay alguien que te lea es como que la historia queda ahí y nada más".

"Hasta ahora en Olavarría nunca había visto un proyecto en el que se incentive a que la gente escriba y a que los demás nos puedan leer" dice y recalca que le parece que "es una manera de que se proyecte la importancia de la escritura y la lectura". "Por eso me fascino la idea desde un primer momento y elegí participar" alega.

"Me pareció una idea interesante para que cada uno pudiera escribir una historia y también dibujar" dice Bryant Yini.

Mientras que Delfina Lo Valvo cuenta que hace poco "pude empezar a formar parte del proyecto y pude plasmar un poco del mío en las hojas del cuaderno que está dando vueltas por la ciudad. En principio tome parte porque Lucas es un gran amigo y yo sé que lo que hace, lo hace con mucha pasión y mucho trabajo así que claramente quise formar parte desde que me lo contó. Además encontré en el proyecto una forma de conectar con otras personas en un contexto donde es difícil encontrarse, conocer otros mundos, otras mentes y otras ideas" explica.

"Me pareció un proyecto muy lindo para el contexto en el que nos encontramos y una forma de colaborar entre todos para crear una sola cosa que tenga una partecita de todos nosotros" sostiene.