En enero empezaron a ser las voces de sus hijas a través de una organización que milita por los derechos de las infancias y adolescencias trans. Desde ese lugar son también una red de contención que ayuda y acompaña a otras familias y niñeces en este camino de transicionar. Hacen hincapié en la educación, en abrir puertas, en transmitir lo que implica abrirse a un mundo no binario, enseñar a no invisibilizar y a levantar la bandera de la inclusión.

Coty Provanza y Mauge Macías son mamás de hijas trans y desde su propia experiencia nació la necesidad de impulsar una agrupación donde otras infancias y adolescencias trans puedan acudir, donde otros papás y otras mamás no se sientan solos, donde otras familias también tengan un lugar de acompañamiento. 

Así nació "Criar con alas": un espacio de lucha, apoyo y visibilización que suma además el aporte de Victoria Altavista -también conocida como Madame Lú-, artista y militante local que está al frente del espacio de Diversidad Sexual y Disidencias del Sindicato de Trabajadores Municipales de Olavarría (STMO). Precisamente allí -en Rivadavia 1943- cada miércoles de 15 a 17, se reúnen para asesorar, acompañar y escuchar. 

El nexo entre estas dos mamás fue a través de Victoria. "La primera vez que nos vimos fue un abrazo enorme y desde entonces no nos desprendimos más. Enseguida surgió la necesidad de armar algo para hacer hincapié en esto de no estar solas por no encontrar un lugar adonde acudir para que otras infancias también se sientan acompañadas, que otras mamás y otros papás no se sientan solos. Y también empezar con el tema de educación, de la información", cuenta Coty Probanza. 

Entre tantos proyectos, las tres ofrecen charlas en escuelas sobre género, identidad, ESI y la importancia de vivir en una sociedad más igualitaria donde se respeten los derechos de todxs. 

Transicionar

Ama tiene 6 años y es hija de Coty. Es una nena trans y su mamá hoy asegura que todo empezó desde el mismo día en que nació. "Ama siempre fue Ama, nosotros tuvimos que aprender lo que ella nos quería decir. Como mamá y papá fuimos nosotros los que tuvimos que transicionar".

El proceso "nos costó más o menos unos tres años. Tuvimos que entender quién es Ama porque si bien nosotros permitíamos un montón de cosas, lo que no permitíamos -y que es lo más importante- era nombrarla con su identidad. Permitíamos juguetes, incluso vestimentas; pero lo más importante que es su identidad nos costaba un montón. Ama ya iba siendo más grande y nos venía pidiendo eso: ella ya se refería a ella y ahí fue cuando nosotros tuvimos que hacer este click y empezar a llamarla Ama".

Durante tres años "Ama quería decirnos todo esto y no lográbamos o tal vez no queríamos comprender, pero en el inconsciente creo que era para no dañar porque a mí me daba mucho miedo la mirada del otro, el salir afuera. En casa permitíamos todo, pero al salir empezábamos a decir que se sacara tal remera o que dejara la muñeca por miedo a las burlas, a la risa o al qué dirán".

Para las familias, transicionar significa deconstruir, investigar y aprender. "Yo tenía todo el concepto del binarismo: para entender todo esto tuve que ponerme los anteojos de lo no binario y empezar a comprender el mundo diferente. En ese tiempo fue mucha angustia. Trataba de convencer a Ama y le decía por ejemplo que era mejor si le cortaba el pelo por los piojos o porque iba a estar más fresquito. Siempre ponía excusas, pero no sabíamos cómo actuar realmente. Eso fue lo difícil: esa etapa de transición nuestra, no de ella. Y ahora todo fluye porque es una niña totalmente feliz".

Pata tiene 5 años y también es una nena trans. "Lo de mi hija se fue dando de manera natural -cuenta Mauge-. No sé si hubo un momento puntual en que nos diéramos cuenta que ella estaba en una transición de género, sino que hoy viéndolo desde este lugar donde estoy parada creo que fue desde toda la vida, desde siempre". 

Cuando tenía 2 años "le poníamos zapatillas azules o ropa de fútbol y Patita lloraba, se tiraba al piso y se las sacaba. No se sentía cómoda con esa ropa, le gustaba mucho hacerse pelo con pañuelos. En ese momento mucho no hablaba, pero cuando cumplió 3 años dijo que quería un vestido de verdad y mi hermana le dio uno que tenía guardado. Ahí me di cuenta que la que había estado equivocada todo este tiempo o que no lo veía éramos nosotros, que ella siempre había sido ella".

Identidad

"Algo clave para entender a mi hija fue cuando fuimos a visitar a la psicóloga en Azul. Y una pregunta clave que me hizo es '¿vos desde cuándo te sentís mujer?' Y sí, no hubo un día o una hora en la que yo mirara mi genitalidad y dijera soy mujer, lo sentí así siempre. Entonces se trata de entender eso: Ama se siempre se sintió mujer, no tiene nada que ver su genitalidad", define la mamá de Ama.

En nuestro país existen más de mil niñes y adolescentes trans, y Olavarría no es excepción. Pero muchas veces se tiende a confundir entre orientación sexual e identidad de género. "Hay personas que dicen que cómo tan chiquita va a elegir su sexualidad. La identidad es la vivencia interna y única de cada persona y la orientación sexual es la relación sexo afectivamente que uno podes tener a los largo de toda la vida y que puede ir fluctuando", sentencia Coty. 

¿Si falta mucho por trabajar en esta materia? "Claramente", coinciden las compañeras de militancia al tiempo que reconocen que también se ha avanzado en el último tiempo.

De hecho, en 2012 en Argentina se sancionó la Ley de Identidad de Género que contempla a las infancias y adolescencias en su diversidad. 

Sin embargo, queda mucho camino por recorrer. Y en ese sentido, "creo que 'Criar con alas' llegó en el momento justo. A mí me recordó mucho cuando era chica y pienso en mi mamá que no tuve la posibilidad de apoyarse y de ser acompañada desde un espacio de esta naturaleza. Que hoy haya alguien que abrace esas infancias y que las respete es un enorme paso", cuenta Victoria Altavista, otra militante por la igualdad de derechos que aporta su propia experiencia dentro de la organización. 

Y la importancia de hablar radica precisamente en que la diversidad existe: estas infancias y estas adolescencias están y no pueden quedar afuera. "Tenemos que saber y respetar que la diversidad es tan grande como personas hay en el mundo. Entonces, si desde la primera infancia venimos con una aplicación de la ESI totalmente integral y transversal vamos a poder convivir mejor entre todes".

La militancia

"Mis angustias y miedos son los mismos que los de cualquier mamá o papá: que mi hija sea feliz, ese el principal sentimiento. Pero creo que un disparador y un motor muy grande para seguir militando con 'Criar con alas' y seguir activando, es la expectativa de vida de las personas trans, que no pasa de los 35 años. Creo que ése es el miedo más grande, me encantaría que mi hija se muera de viejita, que pueda tener las mismas posibilidades que todos, todas o todes. Eso es a lo que apuntamos: a que nuestros hijxs puedan tener las mismas posibilidades que el resto", expone Mauge con su mirada puesta en la realidad que muestra un montón de infancias diversas que son expulsadas de sus hogares a los 11 o 12 años, cuando todavía no terminaron la escuela.

"Esta cuestión de ir militando y dando charlas en las instituciones tiene que ver con esto de que la escuela no expulse, que pueda acoger u acompañar a estas infancias porque una infancia que es echada de su hogar tampoco tiene acceso a la educación y no le queda otro camino que la prostitución, que también lleva al consumo. Por eso la expectativa de vida de las personas trans es tan baja: porque hay una sociedad que excluye, que expulsa, donde no se consigue trabajo". 

Victoria Altavista siempre dice que "las diversidades no estamos afuera de la sociedad, somos parte". Y aunque falta transitar mucho camino para lograr la plena igualdad de derechos, "'Criar con a alas' en conjunto con otras organizaciones que militan en todo el país es un proyecto hermoso, eso sí habla de un cambio. Mis padres no tuvieron esa posibilidad. Pienso en qué lindo hubiese sido si mi mamá hubiera vivido esto en su momento, aunque ella milita a la par mía desde su amor y el respeto".

Coty también habla de avances, pero igual que sus compañeras planta la mirada en lo que todavía falta por hacer, que no es poco. "Creo que está cambiando, que las familias escuchan más a sus hijos e hijas porque también hay más información entonces podemos entenderlxs más. Estamos dejando de lado el egocentrismo y tomando a nuestros hijxs que son sujetos de derecho".

Los prejuicios vienen sobre todo de la mirada adulta, la misma que es necesario empezar a deconstruir. "No vamos al choque, pero sabemos que estamos hablando de derechos y que tienen que ser aplicados. Tratamos de explicar, que el otro entienda. Nosotras también tuvimos que aprender".

Mauge expone que todavía hay falta de compromiso por gran parte de la sociedad: "esto de mirar para un costado porque no les tocó a ellos entonces no les importa. Y esto lleva aparejado avalar un montón de actos que no sé si son de discriminación pero sí de invisibilización, que duelen igual. Por eso hoy estamos acompañando a un montón de familias. Este proceso no es solo una transición para esa infancia, sino que también transiciona toda una familia. Yo elegí su nombre, tenía un montón de expectativas y resultó que era mi hija, no mi hijo. Obviamente fue un duelo feliz porque hoy tengo una hija feliz".