Lucas Fal (tesorero), Jorge Arguindegui (vocal titular) y Julio Doghelar (vocal suplente) integran la comisión directiva de la Cámara de Instaladores Electricistas Independientes de Olavarría, y este sábado celebran su día, por lo que fue un buen momento para hablar de cómo están trabajando durante la pandemia pero también para hablar de la entidad que nuclea a alrededor de 40 electricistas olavarrienses, así como de lo que se viene para que todos estén incluidos, y también controlados, por reglas a nivel nacional que les exigirá tener mayores responsabilidades y una capacitación permanente.

"Actualmente tenemos 40 trabajadores que integran la Cámara. Lamentalemente, debido a la pandemia, en los últimos meses no nos hemos podido reunir como lo hacíamos antes del 19 de marzo, por lo que tampoco se pudo regularizar todo lo relacionado con las cuotas societarias que quedaron suspendidas, aunque son de un valor muy bajo. Si bien al principio todo estuvo difícil, luego se fue acomodando el sector y hoy tenemos trabajo. El trabajo está, pero hay que tener mucha precaución para trabajar porque lamentablemente nosotros somos de riesgo al estar en contacto con muchas personas, por lo que indefectiblemente se corre peligro de contagiarnos".

¿Cuáles son todas esas precauciones que deben tomar, que antes no las tenían en cuenta?

En primer término, las comunes que se deben tener con el protocolo sanitario como es el uso del barbijo y la distancia social. También nos lavamos manos permanentemente y andamos con el alcohol en gel en el auto. Los electricistas están hoy en un domicilio y mañana en otro, somos trabajadores esenciales pero estamos en riesgo siempre, aunque se tomen los recaudos necesarios. Como no se sabe en dónde está el Covid, hay que extremar los cuidados en todo aspecto. Otra cosa: cuando estamos en una obra, cuando hay otro gremio tratamos de no ir; más de dos gremios en una obra no lo permitimos, directamente no trabajamos. O nos ponemos de acuerdo y nosotros nos vamos a otra obra hasta que ellos terminen, coordinamos el trabajo. Pero también es cierto que hay algunos trabajadores que no se cuidan, toman mate, y ahí está el problema. Por eso preferimos no trabajar en esas condiciones cuando vamos a una obra y vemos esas cosas.

¿Al principio de la pandemia se frenó el trabajo y luego fue normalizándose?

Siempre tuvimos trabajo. Cambiaron las condiciones para trabajar por lo que comentábamos recién. Y lo que pasa ahora es que se está reactivando mucho la construcción, sobre todo de las obras más chicas porque la gente prefiere invertir en su casa, tiene miedo a la devaluación, no puede comprar dólares y entonces refacciona la vivienda. Y entonces nosotros también tenemos trabajo como instaladores electricistas. El problema es que no nos entregan materiales y eso complica las cosas, no sólo en otros gremios sino también en electricidad; tenemos faltantes de elementos como mangueras, plásticos, materiales de cobre. O tardan en entregarlo y entonces eso frena el trabajo. Veremos qué pasará más adelante, esperemos no tener inconvenientes por esa falta de entrega de materiales.

¿La Cámara, mientras tanto, cómo está funcionando?

No nos reunimos desde el 17 de marzo exactamente. Tenemos nuestra sede en la calle Necochea 2529, casi Lavalle, instalaciones que fueron cedidas en comodato por la Cooperativa de Electricidad de Olavarría lo que agradecemos mucho porque tenemos un salón para reunirnos, cocina, baño y patio. Un lugar excelente. Y cuando comenzamos a hacerle refacciones y a pintar, tuvimos que frenar todo por la pandemia. También estábamos haciendo cursos a partir de un convenio con la Escuela de Formación Profesional 401, del que participaban 25 alumnos y dimos tres clases presenciales solamente, ya que después tuvimos que parar. Seguimos trabajando desde Internet (Jorge Arguindegui es el docente a cargo), a través de zoom, pero estamos esperando la decisión del Ministerio para ver cómo continuamos. Volveremos, seguramente, a la Escuela cuando se den clases presenciales y con menor cantidad de alumnos por clase por el distanciamiento, así que estamos preparándonos para eso. Todo lo que teníamos pensado, así como cursos para traer desde Buenos Aires, tampoco pudimos concretarlo. A la sede vamos todos los días para mantenerla en condiciones, por supuesto.

Pero tener una Cámara les da mayor seriedad y poder crecer institucionalmente...

Sí, sin dudas. Como Cámara hace tres años que estamos funcionando con Personería Jurídica inclusive, lo que nos da un enorme respaldo, con Leo Pallotto como presidente. Desde 1999, con gente que hoy no está como Daniel Schmidt o Jorge Canadea, y también con Julio Doghelar que sigue estando, comenzamos a reunirnos para crearla. Inclusive cada dos años vamos a la BIEL, que es una exposición a nivel nacional en Capital Federal. Cuando veíamos cómo se venía todo el tema para regularizar la actividad decidimos crear la Cámara y adelantarnos a todo. Nos reuníamos en la Cámara Empresaria al principio y logramos ahora en un lugar donde funcionamos normalmente y recibir a los afiliados; también matricular a los electricistas. En su momento fueron 25 los que hicieron el curso, a partir de un convenio firmado en 2001 en el gobierno de provincia, para matricularse. Acá había mucho idóneo, nada más, y por eso nace la Cámara de Instaladores Electricistas Independientes.

Es que estar matriculado le brinda seguridad al usuario que contrata un electricista...

Por supuesto. Estar matriculado da legalidad, da respaldo, da seriedad y responsabilidad. Como están los gasistas por ejemplo. También estamos en contacto con la ACYEDE, con otras cámaras de la provincia, por lo que a nivel institucional estamos relacionados. Queremos que se acerquen los que no están dentro de la Cámara, ya que apuntamos próximamente a matricular a todos. Es que, como decíamos antes, es imprescindible estar afiliado ya que cuando caiga la ley habrá que cambiar las reglas, en cuanto a que hay que responder en caso de un trabajo mal realizado. Desde nuestro lugar en la Cooperativa (Arguindegui fue dirigente durante 15 años) impulsamos la idea para poner el disyuntor y la térmica en cada casa, lo que se logró felizmente, porque en una vivienda es la protección más segura para todos sus habitantes.

¿Se acerca entonces el momento de haber electricistas matriculados, como son los gasistas?

Claro que sí, porque detrás de cada trabajo hay una responsabilidad civil. Un cable puesto a tierra no siempre lo colocan como corresponde; inclusive hemos visto obras nuevas que no tienen el cable a tierra, no le dan importancia a eso, y es clave y fundamental. Porque el día que ocurra un accidente grave, ¿quién se hace cargo de eso?. Por eso nos encaminamos a trabajar con una reglamentación de la AEA (Asociación Electrotécnica Argentina), que rige en todo el país, para hacer una obra como corresponde y con un control estricto. Ese es el futuro inmediato.