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La mente y sus misteriosos intersticios, para llevar a millones de almas a las calles de todo el país desafiando los peligros de una pandemia; para enfrentar una situación límite desde el punto deportivo en una definición por penales; o afrontar una final al cabo de un rosario de frustraciones, o tal vez apuntalar un proceso desde las convicciones, más allá de la insoportable levedad de las demandas cortoplacistas.

Punto primero: con el último pitazo del árbitro uruguayo Esteban Ostojich, y gravado en la mejor historia del fútbol argentino el triunfo sobre Brasil en el Maracaná (por la final de la Copa América), cientos de miles de argentinos coparon los puntos neurálgicos de pequeños pueblos y grandes ciudades, evadiendo el distanciamiento social, ignorando el uso de cubrebocas, y todas las recomendaciones sanitarias que se vienen pidiendo desde hace 16 meses, cuando la COVID-19 invadió este lado del Atlántico.

"Los festejos se replicaron en cada punto del país y las imágenes de los encuentros para ver el partido también colmaron las redes sociales, a pesar de las restricciones por la pandemia. Me parece que la situación se podría analizar desde dos aspectos: el emocional y el sanitario" explicó el licenciado en psicología Rafael Squillaci, especializado en la temática deportiva.

De la primera cuestión opinó que "la mayoría de las personas vivimos los festejos como una exteriorización extrema de alegría, de euforia en una instancia de superación y logro, teniendo en cuenta que la selección argentina no lograba un título importante desde hacía 28 años".

"Para mucha gente fue el primer festejo individual como hincha de la selección argentina. Muchos de los jóvenes nunca la habían visto campeón. El desborde en los festejos también se puede analizar como una necesidad de desahogo y de compartir con el otro, si tenemos en cuenta que llevamos un año y medio de pandemia, acompañada por mucha angustia, tensiones, incertidumbre, frustraciones" acotó.

En cuanto a la arista sanitaria, el licenciado Squillaci sostuvo que "no fueron imágenes adecuadas para el momento actual de la pandemia, sabiendo que existen aún restricciones como consecuencia de un nivel importante de contagios".

"Seguramente si no estuviésemos en pandemia, las imágenes que vimos el sábado por la noche y este domingo por la madrugada serían las más hermosas, las más habituales. Más allá del favorable avance de la vacunación, tanto a nivel local como nacional, se deberían haber evitado. Se pudo observar que los protocolos no fueron respetados en la medida de los esperado" cuestionó.

Para el licenciado Squillaci "está claro que este tipo de manifestaciones son muy difíciles de controlar en diferentes niveles, tanto local, como provincial y nacional. Otro claro ejemplo de esto fue el velatorio de Maradona, donde se vio un desborde similar. Fueron por sentimientos contrapuestos, pero la gente igual salió a las calles y no se pudo controlar".

En el mismo sentido dijo que "no quedan dudas de que la pasión no puede dejar a un lado la situación sanitaria, porque muchas personas han sufrido grandes sufrimientos por esta pandemia por la pérdida de algún familiar por la COVID".

"Fue una especie de amnesia colectivo. Es cierto que la gente está cansada en esta pandemia, pero mayor es el cansancio de los efectores de salud que están todo el día poniéndole el cuerpo a esta tragedia" subrayó.

Lamentó que "muchas personas que no se ven atraídas por lo futbolístico en los próximos días puedan verse afectadas por las consecuencias de estos actos. Es valioso resaltar que muchas veces el actuar de una minoría afecta a la sociedad en su conjunto, dejando de lado la empatía por el otro y privilegiando lo individual".

"Esperemos que no haya un aumento en el número de contagios por este tipo de manifestaciones, pero en ocho o diez días vamos a tener datos más certeros. Temo que suceda algo simular al campeonato de Colón, que dos semanas más tarde se pudo observar un pico de contagios en la ciudad de Santa Fe" recordó.

"Conciencia y mayor empatía en nuestros actos" reclamó Squillaci, "sin que sea impuesto por las restricciones y el control institucional".

La cuestión mental dio para el análisis desde otros ángulos en esta Copa América. Por ejemplo, la preparación psicológica para asumir un gran desafío deportivo con una mochila cargada de frustraciones en lo que va del siglo XXI.

"Me parece que, en el caso de Messi, más allá de que está en otro nivel, lo más importante han sido las cuatro finales que perdió con la camiseta argentina. Con eso sentiría alguna tensión, pero son deportistas de alto rendimiento y seguramente lo han trabajado".

"Viene a cuento la importancia de que siempre haya un psicólogo integrando los cuerpos técnicos, porque no es sencillo haber perdido cuatro finales y la dificultad emocional de estar ante la inminencia de una quinta derrota" mencionó.

"Ahora se sacó una presión, como para encarar los próximos compromisos de otra manera. De ahí la importancia de trabajar estas habilidades mentales para un cuerpo médico en todos los niveles, y específicamente en el alto rendimiento" reclamó Squillaci.

La Copa América entregó como uno de sus puntos altos la disputa psicológica entre el arquero Emiliano Martínez y los ejecutantes colombianos en la definición por penales que depositó a la Argentina en la inolvidable e histórica final de pasado sábado.

"El (Martínez) está en Europa desde hace mucho tiempo y seguramente hay un equipo detrás que lo está trabajando desde el punto de vista psicológico. Es una labor interdisciplinaria que ya ni se discute, y lógicamente después se ven con el correr del tiempo los resultados en el juego o en las situaciones que requieren estar preparado" apuntó.

En específico, se refirió a cómo Emiliano Martínez aprovechó la COVID de Armani, se puso el buzo de arquero en medio de un alto desconocimiento del público futbolero y desde el primer centro descolgado se convirtió en puntal para el equipo de Scaloni.

"Es un ejemplo de estar preparado para cuando la ocasión lo dispone. Si bien había sido elegido el mejor arquero de la Premier League, cuando apareció la ocasión estuvo a la altura, y no siempre los deportistas están preparados para esos momentos" advirtió.

En otro sentido, según el licenciado Squillaci, siempre el camino más corto para llegar a estos éxitos deportivos es la organización: "Resulta fundamental tomar conciencia del valor de los ‘Procesos Deportivos’, pensados estos como la construcción de una identidad de equipo, con metas y objetivos planificados, trabajando fuertemente tanto la preparación táctica-física como las habilidades técnicas y mentales, además de contar con un fuerte respaldo desde lo institucional".

"Es primordial que pueda sostenerse a lo largo de los años y no ajustándose a la variable del triunfalismo, como nos intentaron hacer creer desde hace mucho tiempo".

"En una final de Copa América entre la Argentina y Brasil se juegan muchas variables -entre ellas el factor psicológico- para la concreción de un determinado resultado. Más allá del resultado en sí, es importante tener en cuenta los Procesos, que en nuestro fútbol tanto nos cuesta sostener, mientras que en otras disciplinas esto no fue un imposible, logrando resultados eficaces" comparó.

Para cerrar, exhortó que "la ‘modernidad líquida’ de lo inmediato, de los resultados mágicos, donde lo humano se vuelve inestable y efímero, no influya en la posibilidad de poder lograr alguna vez un proceso adecuado, responsable y realista. No es un imposible".