"La situación está como todo, complicada. Las cosas que se utilizan en la panadería suben de precio e inclusive los servicios también se van para arriba, así que las boletas de luz y gas vienen con otras cifras, más caras, y se labura mucho menos. No se sabe qué hacer para bajar el consumo de gas, por ejemplo, y en electricidad pasa algo parecido, aunque es un poco más razonable. Las facturas de gas son de 54 mil pesos por mes; eso achica la rentabilidad que tenemos en el negocio, que es poca por cierto. Así que en nuestro caso pasaremos alguna máquina, como un secadero de pan para rallar, a electricidad. Antes era al revés, no queríamos la electricidad, pero al tener grupo electrógeno se busca una combinación para bajar los costos" señaló Daniel Vicente Ottino, presidente del Centro Industrial Panadero de Olavarría (CIPO) desde 1993, y uno de los viejos panaderos olavarrienses, ya que sus padres comenzaron con "Los Trigales" en el corazón del barrio Pueblo Nuevo.

"La parte de adelante está alquilada; Amapola se llama ahora. Y Los Trigales es la nuestra, detrás, donde trabajamos haciendo pan para vender al por mayor, a la reventa; no tenemos atención al público, y entonces estamos más tranquilos. Hace siete años ya que estamos funcionando de esa manera. Creo que así es más tranquilo; no vamos a hacer una gran diferencia económica a esta altura. El mostrador es más esclavo, se necesita una mano de obra artesanal, y en cambio lo del pan es más mecanizado; pero hacer facturas, bizcochos, palmeras, es todo a mano, más el personal que se necesita. Todo está difícil. Se gana poco y es difícil pagarle a los empleados", analizó Ottino sobre esta difícil actualidad en el medio de la pandemia.

Respecto de lo que se habló con Ottino el año anterior para el Día del Panadero (que se celebra cada 4 de agosto, aunque en esta oportunidad se adelantó la publicación de las notas ya que El Popular no aparece -en papel- los martes), los números fueron hacia arriba lógicamente. "El dólar el año pasado estaba entre 50 y 60 pesos, y hoy está a casi 140. La bolsa de harina de 50 kilos andaba en los 900 pesos y ahora no se vende más en las de 50 y hay de 25 kilos. Estas, en enero o febrero, estaban a 580 pesos, y actualmente están en 680 pesos. Siempre fue aumentando" contó Daniel Vicente Ottino.

"Como si fuera poco, esta semana se informó que el Gobierno autorizó el aumento de la bolsa de harina, de 25 kilos. ¿Cuánto rinde una bolsa?, eso depende el pan que quiera elaborarse. Si se hace un pan de calidad, bien liviano, rinde menos; si se hace un pan mediocre, más pesado porque algunos le dejan un poco más de agua, cocinado a medio punto, entonces rinde más. Se decía antes que de una bolsa de 50 se sacaban 55 kilos, y no es tan así. Respecto del precio, el kilo está en alrededor de los 100 pesos y nosotros lo entregamos a 75/80 pesos para la reventa. Y es factible que suba, ya que todas las materias primas siguen subiendo, poco a poco. Se vienen las paritarias también, porque no se puede aguantar más con los salarios que cobra la gente. Veníamos mal y ahora con la pandemia estamos peor" continuó diciendo Ottino, quien desde 1993 está al frente del CIPO.

"Tenemos personería jurídica en el Centro, con una comisión directiva, pero no se cobra cuota. A la entidad se acerca el que quiere. Y sigue existiendo porque somos un grupo que formó comisión y ponemos la cara ante los probemas. Inclusive tenemos representación en la provincia, ya que estuve como vice en la Federación de Industriales Panaderos de Buenos Aires (FIPBA) hasta hace muy poco", agregó.

En cuanto a la mano de obra calificada, un déficit que Ottino ya marcaba desde el año pasado, manifestó que "no hay gente nueva; la que circula en las panaderías es la misma de siempre, o la que se quedó sin trabajo y pasa de un lugar a otro. Pero no hay generación de nuevos panaderos, de mano de obra capacitada nueva. Antes todos empezaban de chicos y se hacían trabajando, aprendían el oficio en la cuadra. En este rubro nadie te da título. Lo positivo ahora es que hay una buena escuela de pastelería en Olavarría (Independencia y Colón) y se ve que aparecen muchas mujeres pasteleras, que trabajan muy bien, y eso va sumando a la actividad".

"El pan se sigue consumiendo. Bajó un poco, seguramente, en este momento. Se siente al final de cada mes. Se han caído bastante las especialidades, como los postres y las facturas; eso ha bajado considerablemente, ya que es un lujo porque son cosas que se pueden obviar en una mesa. Pero el pan sí o sí, se come. A este análisis me lo dicen los colegas todos los días. Y el tema del horario también complicó al principio cuando era hasta las 16, ya que por la tarde es cuando se compran las facturas y los sandwiches de miga para tomar el mate en familia. Para comprar esas cosas la gente no va a la mañana, sino a la tarde. Ahora que se extendió hasta las 20 ha mejorado las ventas en las panaderías. Calculo que éste debe ser el rubro al que mejor le cayó el cambio de horario" terminó diciendo Daniel Ottino.