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"La relación que tenemos con ellos es como cualquier persona que quiere a su mascota. Es una relación de juegos, de cariño, de afecto recíproco", dice Abel Ruybal, uno de los fundadores de la Escuela Canina Olavarría, sobre cómo es el vínculo con los perros que conforman la brigada de rescate. Cuatro Bloodhound, un Schnauzer Gigante y una perra mestiza con los cuales sienten, tanto él como los demás integrantes de la escuela como Sergio Núñez, Santiago Virgile y Juan Fernández, que son "compañeros de equipo y muy amigos".

La Escuela Canina Olavarría funciona desde hace siete años y surgió "con la idea de poder trabajar con perros", cuenta Abel, aunque aclara que "al principio teníamos muy poca noción de lo que era el trabajo de rescate con los perros". Poco después dieron con un Bloodhound, también llamado "perro de San Huberto", un animal famoso por ser uno de los perros con el olfato más agudo.

"Teníamos dos cachorros y no sabíamos ni qué hacer ni cómo hacer, así que dimos con Daniel Torres, con quien luego surgió una gran amistad. Él hacía 30 años que trabajaba con perros y con rastro especifico".

"Era de La Plata y vino hasta acá; iniciamos el trabajo con él y nos invitó a integrar su grupo de trabajo. De esa manera nos empezamos a integrar y nos seguimos capacitando con él", cuentan. Cuando Torres debió dejar la brigada canina por cuestiones de salud, ellos vieron la posibilidad de crear la Escuela Canina aquí.

Ayudar a la comunidad

"Surgió de las ganas de hacer algo, brindar un servicio a la comunidad totalmente ad honórem. Cuando nos convocan no se cobra un peso. Sí pedimos una colaboración, pero no tenemos un monto fijo ni tampoco hay una obligación de colaborar", explica.

Dos de los integrantes de la Escuela Canina son bomberos voluntarios y eso tuvo mucho que ver a la hora de la creación de un grupo de perros entrenados para rescate y búsqueda.

"Si bien no estamos en una zona que hay terremotos ni ese tipo de catástrofes, sí con el trabajo de rastro específico se colabora y se trabaja en distintas búsquedas de gente con distintas patologías, como el Alzehimer, la esquizofrenia, demencia senil o gente que sale a caminar y por diversos motivos no regresa."

"Nosotros seguimos los protocolos de trabajo y nos convocan, tanto por vía judicial o policial, y nos apersonamos en el lugar y comienza nuestro trabajo" indica.

"Generalmente para lo que es búsqueda se usan perros de caza porque genéricamente los perros ya saben el trabajo que tienen que hacer. Lo que tenemos que hacer es cambiarles el chip de que no busque plumas ni cualquier otro animal, sino que sigan sí o sí el olor que nosotros le enseñamos. Eso lleva todo un tiempo de proceso"

Abel explica que "para entrenar se lo hace por métodos de juegos según cómo sea la búsqueda y la raza o con premios que sería comida. El Bloodhound es un perro muy glotón que se desvive mucho por la comida. Entonces utilizamos esa característica del perro a favor para el trabajo y el entrenamiento".

"El método de enseñanza es premio y castigo. El premio se le da cuando hace lo que queremos que haga y el castigo es no darle el premio", dice, y cuenta que "son perros que trabajan muy bien en jauría". "Para lo que nosotros hacemos, el rastro especifico, es una de las mejores razas", afirma.

Entrenamiento

"Hay algunas pruebas que se hacen estando con la madre", menciona con respecto al entrenamiento y asegura que "a los 10 días de nacidos ya se les puede empezar a hacer algunas pruebas"

"Para que el perro esté operativo, ya le enseñaste todo y pasó por todas las etapas, tienen que pasar un año y medio o dos años, de acuerdo a los entrenamientos y los ejercicios y de las características del perro. Hay perros que uno los inicia y por ahí a mitad de camino te das cuenta de que no va a servir para la especialidad en que lo estás preparando"

"Lleva un proceso, hay que pasar por distintas etapas, texturas de pisos, horarios, climas. Hay que aprovechar cuando llueve y cuando hay viento. Hace unos años atrás, cuando nevó se pudo aprovechar porque son distintos climas que uno no ve todos los días. Cuando hay un cambio de clima hay que aprovechar para que pasen por todas estas situaciones", afirma, y aclara que "también tiene que crecer y desarrollarse mentalmente y físicamente"

"Cuanto más veces, más intensidad le pones, mejor. Nosotros estamos tres o cuatro veces a la semana estamos entrenando", dice, aunque marca que tampoco todo es entrenamiento. "El perro también necesita su tiempo de distracción, de esparcimiento, de paseo, de mimos y juegos como cualquier otra mascota. Nosotros a los perros los tenemos como cualquier otra mascota, con la diferencia de que le agregamos el trabajo. Esta situación el perro no la sufre, no es que se lo maltrata, sino todo lo contrario. El perro disfruta trabajar porque lo hace por instinto".

"Como el trabajo que hacemos nosotros, el perro necesita estar en contacto con el medio ambiente, con las personas, con el ruido de la calle. Tiene que ser un perro sociable, un perro tranquilo, que se lleve bien con otros animales, entonces se lo sociabiliza con todas esas cuestiones"

Organizando

la búsqueda

"Una de las cosas mas importantes para recalcar cada vez que nos convocan, y lo repetimos mil veces, es que cuando se reporta la pérdida de una persona, el trabajo nuestro debe iniciar cuanto antes. Porque trabajamos sobre las huellas, las partículas que va dejando la persona y cada hora que pasa, de acuerdo con el clima que haya, se van perdiendo esas pistas que va a seguir el perro", asegura.

"Es por eso que es muy importante que la convocatoria a los perros sea cuanto antes: 24 ó 48 horas a más tardar. Si pasan 4 o 5 días se puede trabajar igual, pero se va perdiendo mucha información para facilitarle el trabajo al perro" explica.

"No es lo mismo salir a buscar a una persona dentro del día que empezar a trabajar después de 3 o 4 días y durante ese tiempo hubo viento norte o sur, hizo mucho calor de día, mucho frío, viento, heló, llovió. Son todas inclemencias que van afectando el trabajo del perro" dice.

"Nuestro protocolo es llegar al lugar y necesitas una prenda sí o sí usada por la persona que sea seguro que sólo la haya usada la persona búsqueda. Reunimos todos los datos como enfermedades, adicciones o problemas, cuestiones psicológicas, antes de salir a trabajar. Por pistas que podemos encontrar en el camino o suposiciones que podemos llegar a trabajar para favorecer la labor de los perros. Luego vamos hasta el sitio donde se lo vio por ultima vez y de ahí empezamos. Se le hace oler la prenda al perro y sale atrás de todas las partículas que haya perdido la persona" describe y remarca la importancia de que "ante la denuncia por la desaparición de una persona se convoque a perros"

"Tratamos de cuidar al perro al máximo porque es nuestro compañero de trabajo y no lo podemos dejar frustrar y que se caiga, de que llegue hasta las últimas consecuencias. Nunca tenemos que dejar que el perro llegue al cansancio, a la frustración", afirma, y agrega que "el trabajo lo da el perro y nosotros conociéndolo nos damos cuenta si es conveniente dejarlo descansar o que siga un trayecto más".

"La importancia de contar con una brigada canina en Olavarría es simple", dice cuando se le pregunta. "Es el tiempo de respuesta al trabajo. No es lo mismo denunciar la pérdida de una persona y contar con poder empezar a trabajar dentro de las 24 horas que esperar que el apoyo llegue de otras ciudades", porque eso retrasaría la búsqueda por lo menos 12 horas.

Una ONG donde la mayor contribución es por parte de sus propios miembros

"Siempre nos hemos solventado nuestros propios gastos. Todo sale de nuestros bolsillos", cuenta Abel, aunque reconoce que desde el área municipal de Bromatología se los apoya para realizarle los controles a los perros o colocarles alguna vacuna que ellos se encargan de comprar.

También se encargan de pagar la comida de los perros, el equipamiento y la ropa que necesitan, además de solventarse las capacitaciones necesarias. "Al ser una ONG, las capacitaciones también salen del bolsillo nuestro. Hemos conseguido algunas veces el apoyo del Municipio, pero generalmente todo sale de nuestros bolsillos", dice Abel.

"La ideas es que por ahí alguna empresa o veterinaria se pueda acercar y colaborar con nosotros. Sería muy importante", explica.

"No pretendemos que nos críen a los perros ni que nos vistan a nosotros, pero sí con alguna colaboración se nos alivia un poco más el gasto que tenemos y de esa manera ahorrar un poco o poder juntar para poder hacer capacitaciones y tener otro perro para alguna otra especialidad", concluye.