"El remo nos sana espiritualmente" y "ha logrado instalar el tema cáncer de mamas en el país"
Karina Gastón
Irradia fuerza, energía y al mismo tiempo mucha paz. Llega de La Plata, de visitar a sus hijos, que están orgullosos de su lucha. Habla de desmitificar la palabra cáncer y de volverla positiva, tratando de encontrar el sentido en el para qué y no en el por qué la vida sorprende con esos giros inesperados. Admite que hay mucho miedo a lo desconocido y que en nuestro país deberían fijarse políticas de acompañamiento, con una mirada integral de la salud. Pone como ejemplo su propia experiencia, en Neuquén, donde el respaldo estatal e institucional está. Su madre perdió la batalla cuando ella tenía 12 años y "nunca pensé que me iba a tocar a mí" pero "cuando me tocó me dije ´era para esto´", reconoce Mabel Toso, precursora en la lucha contra el cáncer de mamas y referente nacional de Argentina en Rosa, agrupación que nuclea a remeras de diferentes provincias.
"El remo sana espiritualmente, el trabajo físico viene con el tiempo pero estar todas juntas... Es hablar el mismo idioma. No hace falta explicar nada", valora esta remera que nació en Neuquén que hace un par de días estuvo en Olavarría para respaldar el impulso de Ola Rosa (ver aparte). Eso la alienta, al igual que las mujeres de Tierra del Fuego, que se unieron para remar con 30 grados bajo cero.
Unas y otras son sobrevivientes de cáncer de mama y siguen con atención el programa internacional Abreast in a boat, una iniciativa que promueve el médico canadiense Donald McKenzie quien demostró que la práctica de remo en "botes dragón" ayuda a prevenir las secuelas de la enfermedad.
Venía de un encuentro nacional de Santa Fe pero tiene en su haber competencias en Italia y Colombia. "Acá el bote dragón es muy niño todavía. Llegó en febrero de 2016 y a partir de ahí comenzó a conocerse en diferentes provincias", expone con entusiasmo la remera que en enero se jubiló como empleada judicial.
"No hay una mirada integral"
"Es una experiencia increíble comenzamos desmitificar la palabra cáncer y a volverla positiva, tratando de encontrar el sentido de para que nos pasó y que es lo que podemos hacer a partir de ahí. Ola Rosa me encanta lo que está haciendo, son chicas muy intrépidas, muy activas. Vengo de una provincia donde hay muchas sobrevivientes de cáncer y están los 3 dragones. Difundimos el remo como actividad física de bajo impacto. En casos de cirugías mamarias cuando hay mastectomías radicales, permite que los brazos drenen a partir del paleo, sirve como un drenaje natural.
-¿Hay acompañamiento del Estado, de las instituciones?
Esto recién comienza y hay que establecer políticas de acompañamiento para estos grupos porque es una enfermedad que no escapa a nadie. Mientras más preparados estemos para recibir a esta gente, mejor.
-¿Cuál es la realidad en otros países? ¿Es más fácil?
Es más fácil que en la Argentina, acá el problema son los costos...
-Sin considerar que hacer prevención implicaría abaratar costos en salud pública...
No hay una mirada integral pero recién se está conociendo. La esperanza es que por este tipo de personas que comienzan a tomar la posta va a ser más fácil porque hay mucho desconocimiento, y así es muy difícil transmitirlo y que la gente entienda. Hasta hace unos años a una operada de cáncer de mamas no la dejaban levantar los brazos. Hubo que cambiar ese concepto y plantear que ese brazo sirve para remar. Hay mucho miedo a lo desconocido.
"Una apuesta colectiva"
-No debe ser sencillo porque es difícil encontrar una escucha y apoyos desde el estado o las instituciones y hay que salir a golpear puertas...
Tuvimos suerte y en realidad la solidaridad existe. Contamos con un Municipio y una Cooperativa y un Gobierno provincial que en conjunto estuvo presente. Pero es difícil porque lo primero que dicen es ´habiendo tantas necesidades, ¿un bote dragón?´ No entienden lo que le sucede a una sobreviviente de cáncer de mama cuando comienza a remar. Eso es: poder remar juntas es una apuesta colectiva, es un trabajo en equipo, es cuidarse la una a la otra.
-¿En qué lugares del país están estos botes dragón?
En Neuquén hay tres. En el caso nuestro fue donación y una institución dedicada a pacientes oncológicos adquirió un bote dragón para el equipo de remo, que son sobrevivientes de esa institución.
-Es una actividad que sana no solo física sino espiritualmente...
El remo nos sana espiritualmente, el trabajo físico viene después, con el tiempo pero estar todas juntas... No es solo el remo, es la preparación, es el compartir, es la charla, el ritmo. La conexión que se genera con un par, con quien manejás el mismo lenguaje, más allá de los afectos que contienen. Es hablar el mismo idioma. No hace falta explicar nada.
-¿Te imaginaste alguna vez desembarcando en Olavarría?
Jamás pero conocí a las chicas de Ola Rosa. Mis hijos viven en La Plata y dije alguna vez las voy a visitar y estoy feliz de que hayan tomado la iniciativa.
-¿Cómo fue conocer al doctor McKenzie?
Lo conocí en Brasil, en 2016. Después lo vi en el Mundial en Italia y en octubre en Colombia y ahora vendrá a la Argentina, del 14 a 17 noviembre, al Encuentro Latinoamericano que se hará en Neuquén. Habrá regatas, conferencias, actividades en el río Limay y clínicas de remo.
-¿No es necesario saber nadar, no?
La lucha interna
-A pesar de que el cáncer sigue siendo un tema tabú, ¿considerás que se ha evolucionado?
En general, se ha instalado el tema. Antes no se hablaba, ahora se habla abiertamente y se está trabajando en diferentes puntos del país. Hay un grupo que comenzó a remar en Tierra del Fuego, con 30 grados bajo fuego. El poder lograr eso y ver la cara de felicidad de todas esas mujeres es una obligación también para la gente que está mirando eso. Con el remo se ha logrado, por fin, instalar el tema cáncer de mamas en el país. Hay cada vez más campañas y se logró gracias al aporte que hicimos desde nuestro lugar.
-¿Qué sentiste cuando tuviste frente a frente al doctor McKenzie?
Es un ser espiritual único y cuando lo conocí sentí que estaba al lado de un igual que tiene la humildad de los grandes. El cuenta que eligió este deporte porque era el único que sabía hacer y lo adaptó para el tratamiento de cáncer mamas. Tiene un gimnasio para pacientes con cáncer en Vancouver. El no tuvo cáncer pero trataba pacientes oncológicos.
-¿Y qué dicen tus hijos?
Están orgullosos porque tienen una madre luchadora. Pero todos tenemos esa lucha interna, solo que por ahí no sabemos que tenemos esa fuerza, esa garra.
-¿Y cuando flaqueabas a qué te aferrabas, o nunca te permitiste caer?
Nunca. Un día mi hijo me preguntó ´mamá, ¿nunca pensaste que te podías morir?´. Y le dije que no, nunca, y soy hija de una madre que falleció de cáncer de mamas cuando yo tenía 12 años.
-Como si hubieras estado predestinada... ¿Sentís que tenés una especie de misión?
Sí. Nunca pensé que me iba a tocar a mí y cuando me tocó me dije ´era para esto´. Después que pasó el terremoto y se cayó estantería, hubo que volver a levantarla. Y eso no quiere decir que las cosas vuelven a estar en el lugar que estaban. Se establecen prioridades, sin dudas. Y aquí estamos.
Latinoamericano
Rosa Fénix, la agrupación neuquina que integra Mabel Toso, fue revelación en el mundial de bote dragón que se realizó en Italia, en 2018. Eso las decidió a organizar el Encuentro Latinoamericano en Neuquén, del 14 al 17 de noviembre. "Surge a raíz de la necesidad de que la actividad se conozca un poco más y la gente sepa de qué se trata porque no solo el cáncer se mete con la persona sino con el grupo familiar y las amistades", planteó la remera neuquina.
En la competencia habrá "participantes de Brasil, Colombia, viene un equipo de Estados Unidos y viene el doctor Mckenzie, con la humildad que tienen los grandes para explicar porque pensó en esta actividad para las sobrevivientes de cáncer de mamas, cómo fue el proceso de estudio y las pruebas que se hicieron para determinar que realmente es un deporte que se puede hacer para evitar seccuelas", destacó Toso.
Celebrar la vida
"El encuentro fue maravilloso, tuve la dicha de conocer a estas mujeres valientes y luchadoras que se atrevieron a soñar, a darse una nueva oportunidad", destaca Mabel Toso, luego de reunirse con las referentes de Ola Rosa, la agrupación de sobrevivientes de cáncer de mama de Olavarría.
Es que "cuando te sientas a conversar y hablas con los mismos códigos y te das cuenta que a pesar de los embates de la vida seguimos de pie, cuando te miras a los ojos y ves el mismo brillo, cuando esbozas sonrisas contando lo que sentía al remar...no necesitas más nada", admite la referente de Argentina en Rosa.
En el vínculo con las olavarrienses "sentí entusiasmo, empatía y, como siempre, felicidad de ver que luego del diagnóstico y tratamiento todos los días seguimos celebramos la vida. Cuando comenzás a transitar este camino de la sanación emocional y física a través de la actividad sabes que nunca más vas a estar sola".
"Una enfermedad que se mete con la sexualidad"
Mabel Toso encontró en la música un refugio y aclara que jamás se permitió desistir.
-¿Qué te pasó a vos con el diagnóstico?
Es difícil... Una se encuentra con algo desconocido. Mi diagnóstico fue en agosto del 2010 pero tuve la suerte de encontrarme con una psico-oncóloga que me hizo ver la enfermedad desde otro lugar y encontrarle el para qué y a partir de ahí una construye, es volver a quererse, a aceptar. Son procesos muy profundos hasta poder salir a flote, volver a querernos. El cáncer de mamas es una enfermedad que se mete con la sexualidad misma y uno además da de mamar... Pero yo siempre canté en un coro y canalicé a través de la música. Me operaron, un martes me dieron el alta y el sábado estaba cantando con el coro y a partir de ahí conocimos esto (la rehabilitación a través del remo), me entusiasmó la idea y no paré más. Comenzamos en kayaks porque nuestro profesor era mi profesor en el club donde yo remaba y el solidariamente nos acogió, nos mimó y cuidó y comenzamos en kayaks a hasta adquirir el bote.