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Aunque los registros sean los más alentadores en el último año, seis meses y pico aún no se puede decir que el día final ha llegado; tampoco por prudencia que esté más cerca de lo que nunca lo ha estado en este tiempo, sin embargo las imágenes y los sonidos en la sala de terapia intensiva ya se parecen a lo que supieron ser antes de la pandemia.

Con la regresión de los contagios se han despoblado las camas; de aquel frenetismo que no dejaba ni un segundo de descanso a los profesionales de la salud se pasó a esta calma, y hasta la cumbia volvió a tener en el ambiente el lugar del que se había apropiado el ruido de monitores, respiradores y alarmas.

El coronavirus no se fue, sigue entre nos, pero hay un alivio que se vive y se siente en cada rincón de Hospital Municipal, y casi nadie con más propiedad para hablar de ello que el doctor Iván Recabarren, el jefe del servicio de terapia intensiva.

"Se ve mucho desahogo, mucha alegría en las conversaciones entre nosotros los enfermeros, los kinesiólogos, los médicos porque el trabajo se alivió. También, por el efecto de algunos cuidados que fueron quedando -porque aún nadie puede decir que esto ya pasó- hay cierta calma con respecto a otras patologías que nos acompañan siempre, como traumas y accidentes viales" planteó.

Los ruidos, justamente, constituyen uno de los contrastes más evidentes que observó el doctor Recabarren entre aquellos momentos de agobio y extrema tensión, y este sosiego que entrega la pandemia.

"De escuchar las alarmas, los monitores, los respiradores, la gente corriendo todo el tiempo de un lado para el otro disfrazada de astronauta, transpirando pasamos a esta paz y tranquilidad. Nos habíamos acostumbrado a algo que no era normal, pero ahora no se escucha más; se vuelve a escuchar la música que ponen los enfermeros en el centro donde están ellos, alguna cumbia o cosas por el estilo" celebró.

Aún así, Recabarren apuntó que en el Hospital no todos atraviesan con similar estado de ánimo este momento de una tragedia sanitaria universal.

"Hay gente que sufrió mucho, que se agotó. Estos episodios producen a veces daño y hay que estar preparados. Hablamos entre nosotros de que era necesario otro tipo de soporte psicológico, personal, comunitario, familiar y social para pasar del mejor modo estas cosas" reflexionó el doctor Recabarren.

"A veces el daño no se recupera bien. Hay personas que están agotadas y ese agotamiento no les permite disfrutar de lo que vivimos hoy" lamentó.

Aseguró que no es tan fácil para manejar el después de la sala llena, de todos los respiradores funcionando, los monitores encendidos y un estrés agobiante.

"Cuesta disfrutarlo; hay compañeros que aún no se han permitido decir ‘mirá que bueno, lo pasamos’. Subsisten ciertos daños, porque también hubo gente que se enfermó de gravedad, que tuvo familia enferma o que falleció y que está trabajando con el Covid a nuestro lado" reveló.

"No todo ha sido una historia de héroes, que pasamos por una dificultad extrema y terminó feliz como en una película. Lo mejor que nos queda es el aprendizaje para todos en el manejo de una situación catastrófica que nunca habíamos tenido" subrayó.

Mencionó la crítica y la autocrítica, y advirtió que "cualquier apreciación que yo pueda hacer personal, local, nacional o internacional hay que contextualizarla en algo que iba en desarrollo la respuesta y en paralelo el problema. Lo hicimos con lo que teníamos, y se puso mucho esfuerzo personal".

"A mí no me gusta ser condescendiente, pero debo decir que a nivel local los chicos a nivel gestión local le pusieron horas y horas y horas, un esfuerzo personal importante, y la gente que labura lo mismo. Lo que pasa es que se ve el gestor, el director, el jefe y no la persona que trabajó a la par, pero no se conoce su nombre y apellido" reconoció.

"Siempre se espera un reconocimiento para esa gente que puso tanto sin que nadie lo supiera; sacarlos del anonimato ayudaría a saldar ciertas deudas ante el agotamiento psicológico tan pesado que quedó en algunos de ellos" marcó el jefe de UTI de Hospital.

Recabarren siempre hizo una mención especial a la labor de los enfermeros a través de esta pandemia, y ante este cambio de clima sanitario también.

"El trabajo de enfermería es muy agotador, a veces los chicos pasaban 6 horas terribles, llegaba un paciente con Covid y algunos se debían quedar varias horas más en medio de un infierno, y nunca nadie me vino a decir ‘justo yo, que hice tantas cosas’. Están ahí, sonrientes".

"Las cosas cambiaron, pero cómo hacer para reconocer eso; que a la vez se liberen del peso de lo que vivieron y la sociedad pueda reconocer algo que tuvo mucho valor", se preguntó.

El doctor Recabarren pidió cruzar los dedos con estos registros; disminuyeron los casos derivados de la Covid y se mantienen bajas "otras patologías que nos obligan a trabajar".

La gripe es una de ellas: "Durante el invierno de 2020, en trabajos de chinos y japoneses en los momentos iniciales de la pandemia se veía una baja de casos y de infecciones severas relacionadas con el cuadro gripal, y acá ya pasamos dos inviernos con la misma tendencia".

Por otro lado, el último azote de este coronavirus llegó hace meses desde el hemisferio boreal bajo el nombre de "variante Delta" y con pronósticos sombríos.

Por aquí no ha sido tan así; tema que también abordó el doctor Recabarren: "Los gérmenes se comportan de una manera que nosotros conocemos particularísimamente en la Covid porque lo seguimos casi de un modo cinematográfico. Esas transformaciones, esos cambios son propios de ese tipo de virus. Mutan y se van haciendo predominantes las cepas nuevas, que por supuesto son más contagiosas que las anteriores".

"Si los virus sufrieran mutaciones que los hicieran menos contagiosos desaparecerían en esa especie de lucha de supervivencia darwiniana" explicó el doctor Recabarren.

La cepa identificada por primera vez en la India llamó la atención por esa contagiosidad vinculada con un recuento de virus en las vías aéreas mucho mayor que las otras cepas, sin dejar de ser el mismo virus.

"Hay muchos trabajos serios sobre la eficacia de las vacunas contra la variante Delta, comparada con las variantes anteriores y, si bien se pierde algo de eficacia, siguen siendo más que eficaces para prevenir infecciones severas. Es una variante más contagiosa, pero si la persona tiene una inmunidad desarrollada para la Covid la posibilidad de infectarse es muy baja" resaltó.

"En esta situación estamos" dijo el doctor Recabarren, para entregar una explicación sobre los motivos por los cuales el virus no se expandió en el país como se había temido.

Y, con los elementos que tiene en la mano, se permitió pronosticar que "hay una combinación de vacunación e infección que nos permite sospechar que por más que pueda producirse un rebrote, la Covid no va a hacer el daño que hicieron las dos primeras olas. Hay un ‘cortafuego’, hay mucha gente inmunizada por vacunación o la enfermedad que va a impedir que el virus se expanda como lo podía hacer cuando no teníamos este nivel de inmunización".

"En Olavarría se sigue infectando gente porque no se quiso vacunar"

El doctor Iván Recabarren emitió un juicio contundente contra los que aún no se vacunaron. "En el mundo hay una porción muy importante de la población que se resiste a vacunarse y que está provocando un daño muy grande, porque va a permitir que el virus siga circulando" expuso.

"Según el caso, nosotros fuimos más lentos y más rápidos que muchos países iguales. Y nos podemos comparar con los países más pobres del sudeste asiático, con Latinoamérica, con algunos países de Africa, no nos podemos comparar con Suecia" expresó sobre la campaña de vacunación en la Argentina.

Cuando se ve qué países fabricaron las vacunas y cuáles podían acceder a ellas quedó claro de qué lado está el poder político y económico en el mundo, aseveró el doctor Recabarren. "Y nosotros no pertenecemos a ese sector" añadió.

"A mí me pareció que nos retrasamos en decisiones políticas, por ejemplo con Pfizer, que no sé si eran indebidas y lo respeto. Hubo condiciones que los chilenos y brasileños aceptaron y nosotros no" recordó.

"Ahora, los países centrales europeos, Estados Unidos e Israel siguen por debajo del 70% de vacunados con las dos dosis y nosotros tenemos muchas áreas poblacionales en el país con mayor porcentaje vacunados con dos dosis que ellos" destacó.

"Ningún gobierno del mundo quiere demorar de forma intencional la compra y distribución de una vacuna. Los contra de la vacunación hicieron más daño que la velocidad con que el gobierno nacional adquirió las vacunas" comparó.

En oposición lamentó que "acá en Olavarría se sigue infectando gente porque no se quiso vacunar. Hubo profesionales de la salud que no se quisieron vacunar. No voy a señalar con el dedo a nadie, pero es una irresponsabilidad que no tiene sentido, que no aporta nada" reprochó.

"En este mismo momento la gente que no está vacunada debe ir a vacunarse, no por una cuestión personal, sino por una cuestión de responsabilidad social" aconsejó.

Habló también de "errores de cierta resistencia política a la vacunación, como al control de la pandemia, que dañaron ambas cosas. Cuando hablaban de lo insegura que podía ser la vacuna rusa, es verdad que no se saben los efectos adversos a largo plazo, pero no sabemos los efectos adversos a largo plazo de ninguna de las vacunas que estamos usando ahora" declaró.

"Porque conozco el tema, las vacunas de Pfizer y Moderna tienen una tecnología novísima y muy interesante, pero no poseen el ‘background’, el nivel de experimentación y de prueba social que tienen las otras, como la Sinopharm, la Sputnik o la de AstraZeneca, cuyas estructuras están probadas como carriers de otros virus, con efectos adversos, beneficios y eficacias ya constatados" verificó.

Recabarren no identificó a la palabra política como algo improcedente con la salud. "Se hace política con salud, se hace política con un virus, con una vacuna, si se contrata un enfermero más o un enfermero menos, si se pone una ventana en un servicio de terapia intensiva. Esa gestión política produce efectos, junto con la conducta de la gente" proclamó.

En esto, repartió responsabilidades: "La incidencia del virus en nuestro país, o en Olavarría en particular, no respondió sólo al gestor político, sino de cuánto nos cuidamos nosotros, si respetamos las reglas, o si nos importa el prójimo. Y acá destaco a los que hicieron bien las cosas en sus casas, con mucho esfuerzo y a veces con carencias. A ellos les debemos que no nos ahogamos".

Con la guardia alta

No hay que ser profesional de la salud para saber que la Covid aún no se conjuga en pretérito, pero no está de más recordar que en verdad no se fue, que sigue presente y que esa incertidumbre que fue el signo distintivo de su pasado también marca el futuro.

"Está claro que los casos bajaron, que las terapias intensivas se aliviaron. El otro día estaba en un ateneo de clínicos y contábamos que casi no hay pacientes, una cosa única y relinda de ver. Se alivió, pero debemos seguir con ciertas prácticas mínimas, que estoy convencido de que van a quedar en las prácticas sociales comunes, y está bien" especuló el doctor.

"Creo que se aprendieron ciertas conductas que no se deberían abandonar, sin adoptar una postura policial" aconsejó.

Como contrapartida, cuestionó que "cuando la ministra de salud (Carla Vizzotti) anunció que desde el 1 de octubre se podía circular sin barbijo, era desde el 1 de octubre, no desde el 26, 27 ó 28 de septiembre. La gente ya dejó de usar el barbijo en las calles".

"Aunque me niego a decir que otras sociedades son mejores que la nuestra, porque acá tenemos valores particularísimos y únicos, en esta cosa nos falta esa disciplina oriental o escandinava de hacer lo que se debe hacer. La ministra dijo que se podrá circular sin barbijo en la vía pública desde el 1 de octubre, no dijo todo lo otro que con malicia muchas veces se entiende" agregó.

Recabarren expresó que no sólo hay que estar alerta ante una eventual tercera ola de Covid, sino para un cuidado mejor en muchos aspectos.

"Es una cuestión de educación en salud pública que previene tanto daño" afirmó.

Los remeros solidarios

"Contábamos con un grupo de chicos remeros solidarios, que le pusieron ‘re onda’ cuando llegaba una factura, una torta, una tarta para comer en estos tiempos que había que estar, eh" agradeció el doctor Recabarren.

"Hay muchas cosas lindas para contar y esa es una. Los veíamos tan generosos y desinteresados que emocionaban" evocó.