Daniel Vicente Ottino es el presidente del Centro Industrial Panadero de Olavarría (CIPO). "Estoy casi desde que nací -dice riéndose-, porque estuve en el ´92, luego quedó acéfalo y en firme arrancamos y no cortamos más, desde 2007. Respecto de la situación actual, hablando desde la vereda del industrial panadero, está difícil para todos, obviamente, debido a los grandes incrementos fundamentalmente en las tarifas de los servicios. Ahora hemos tenido, en los últimos meses, otro salto en el valor de la harina. Desde enero, que estaba a 200 pesos la bolsa de 50 kilos, ahora está en 600, y en algunos casis llega a 630 o 640; estuvo mucho tiempo a 250 y luego se disparó. Menos mal que ahora se frenó" comenzó contando acerca del panorama que afrontan en el sector quienes tienen a su cargo panaderías.

"El pan siempre se come, kilos más o kilos menos, se vende. Pasa que los niveles de precios en Olavarría nunca fueron buenos, es decir cobrarlo como se debería cobrar. Todos somos empresa y todos queremos ganar dinero como cualquiera, es así de simple. Nos gustaría, si se pudiera, mejorar el nivel de precio. Hoy está en 50 o 55 pesos, y el problema no pasa por lo que venden las panaderías sino que el problema está en la calle, en la reventa. Hay pocas panaderías que venden buena cantidad de pan en el mostrador. La competencia está en le reventa, porque va uno y pregunta al revendedor "a cuánto te dejan el pan?"...a 35?, yo te lo dejo a 30". Es así. Y también está el problema de la mano de obra, que está ninguneada porque hay mucha que es informal. Hoy un obrero cuesta mucho dinero, entre 10 y 12 mil pesos de cargas sociales, si lo tiene bien, por supuesto; más el sueldo, que no es bajo, ya que ronda entre los 25 y 28 mil pesos con un poquito de antigüedad" siguió contando Ottino.

"Cada uno la va remando con las herramientas que tiene, pero el secreto es saber manejar bien los costos. También están los panaderos que ponen la mano ellos en la cuadra; hacen el pan y luego salen a venderlo. Algunos no pueden darse el lujo de tener maestro de pala. Y también están las panaderías grandes que, lógicamente, tienen muchos empleados y hay que pagarles. Yo tengo una panadería alquilada -la que era Los Trigales, que tiene una cuadra grande- y como fue dividida en dos, en el otro sector -con otra cuadra- hacemos pan para revender, así como pizzas y pan de panchos, nada más. Aunque mantenemos una clientela de años y siempre tenemos el reparto grande de siempre", continuó explicando Daniel, quien con su hermano Mario siguieron los pasos de su padre, Vicente, en lo que respecta de la panadería.

"En el gremio nos reunimos los dueños de panaderías. Tenemos la comisión que la intgeran diez personas y luego están los empresarios, y nos juntamos cuando hay algún problema o cuando aumenta el precio de la harina. Ultimamente tuvimos incrementos, pero no por la harina sino por costo operativo. Eso llevó a subir los precios, tanto con el gobierno anterior como ahora con los servicios. A estos temas los entienden los que están en el sector. Alguno protesta porque aumenta el precio del pan y no sube el precio de la harina. Pero también hay que decir que la harina barata no es bueno, y lo explico: porque incrementa la clandestinidad. El panadero trucho con harina, luz y gas barato, con un empleado hace cien kilos de pan, o más, y perjudica a la panadería que está legal, porque tiene otro costo. Aunque la diferencia está en la calidad, porque generalmente trabaja con máquinas malas, sin tecnología. A eso lo perseguimos, por supuesto, porque la ley debe ser pareja para todos. Pero no es fácil. Federación de Provincia está combatiendo eso hace muchos años, y todavía sigue sin lograr los resultados esperados. Es un tema interminable", agregó.

"El obrero panadero que tiene un buen trabajo, hoy por hoy no está mal. No hay mucha mano de obra calificada. Hay pocos. Si necesitás un maestro, cuesta encontrarlo. Si se va uno bueno, porque se jubila, es como tener que reemplazar a Messi", terminó diciendo Daniel Ottino.