"En enfermería nunca se termina de aprender"
"Hace siete años que soy enfermera. Estudié de grande" arrancó diciendo María José Recofsky, quien hoy celebra el Día de la Enfermera, una vocación que siente en el alma, en el corazón, en la sangre, que se decidió a practicarla de grande, como dijo, pero que ya la venía mirando de reojo para volcarse de lleno a esta profesión que se lleva a cabo poniendo absolutamente todo. Un día descubrió, o mejor dicho se decidió, luego de pasar un momento muy difícil en su vida.
"Una vez me internaron de urgencia en terapia intensiva del Instituto. Estuve a nada de irme de esta vida. Fueron diez días y cuando salgo de ahí mi vida y mi mente hicieron un cambio rotundo; todo giró 360 grados. Empezó otra vida para mi, sin dudas. Por eso digo siempre que los 28 de diciembre vuelvo a cumplir años, aunque nací un 14 de junio. Yo era mucama en el hospital en ese momento, en pediatría, y todos mis compañeros me apoyaron para que comience a estudiar, y a eso se los agradeceré toda mi vida" siguió contando.
"Dale Rusita que vos podés, me decían. Yo trabajaba de noche y estudiaba de día. No pude hacer acá la carrera porque en aquellos años se cursaba todos los días, así que viajaba a Azul los jueves y viernes, y cursábamos de 8 a 18. Me costó muchísimo, obviamente, pero lo logré" afirmó feliz.
Yo siempre quería aprender más.
"Estuve nueve años como mucama en el hospital. Pero los dos últimos yo estuve trabajando como mucama y estudiando, y un año antes de recibirme renuncié porque no aguantaba más. Quería hacer lo mío, terminar de estudiar y recibirme, así que para poder bancarme entré a trabajar en un restaurante. Y cuando comenzamos a hacer las prácticas en el hospital tenía una profesora que trabajaba en María Auxiliadora, y me vio cómo me desenvolvía. Así que me llamaron de la clínica para ir a trabajar. Comencé un 14 de junio, justo para mi cumpleaños, y allí reconozco que me dieron la gran posibilidad de aprender, de estudiar, de formarme, aún cuando no estaba recibida que me re bancaron. Fueron cinco años en María Auxiliadora y le agradezco toda la vida lo que hicieron allí por mi, desde los compañeros hasta los médicos" continuó diciendo esta geminiana de 45 años, que vive feliz en su casa con tres perros Caniche Toy, que son como sus hijos: Ciro, Lorenzo y Luna ("menos Ciro, los otros dos son rescatados", contó).
"Después me salió la oportunidad de volver al hospital. Yo siempre quería aprender más. Porque en enfermería nunca se termina de aprender. Esta profesión es así. Así que hace un año que estoy como enfermera en el hospital. Feliz. Empecé en clínica médica y durante la pandemia me pasaron a Unidad Coronaria, y también UTI ya que manejamos pacientes ventilados, y ya van a hacer cinco meses que estoy ahí" agregó María José, quien hace de la profesión un culto en el que no falta la alegría y la comunicación.
Cómo explicarlo: enfermería se lleva en el alma, no hay vueltas.
"Cuando era mucama yo miraba cómo trabajaban las enfermeras. Me llamaba la atención eso de comunicarse con los pacientes. Inclusive cuando limpiaban, ellos me contaban cómo estaban, qué sentían, la enfermera pasa a ser una contenedora con los pacientes. Yo soy yo, no me hago; soy espontánea en todo momento. Cómo explicarlo: enfermería se lleva en el alma, no hay vueltas. Y el paciente que está internado necesita de la enfermera, que lo contiene, así les canto, les bailo, me río y ellos también se ríen, porque eso necesitan para escapar un poco del problema que están sufriendo" siguió diciendo María José, quien nació en Colonia Hinojo (hizo jardín, primaria y secundaria en Santa Teresa, aunque el último lo terminó en la Escuela Media 4 de Hinojo).
Y María José contó algo más de su vida: "A mi me crió mi abuela, que es mi mamá. Mi abuela Teresa mi crió desde bebé y mis once tíos en realidad son mis hermanos. Y ellos también me trataron así toda la vida, como una hermana. Soy la menor para ellos. Mi mamá vivió siempre en Azul y falleció hace cinco años. Pero mi madre es mi abuela. Y lo de enfermera, de estudiar, lo hice por ella también, porque me ayudó lo mismo que mis hermanos, y no me olvido de mis colegas y de todos los que me dieron una gran ayuda para estudiar. Hace siete años que soy enfermera. No es mucho tiempo quizá, pero para mi es algo intenso. Se lleva en el alma, te tiene que gustar ser enfermera. Y a mi me encanta".