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En este tiempo pandémico que desvaneció tanto las distancias como las certezas, Alan Nogueira podría presentarse como un olavarriense nacido en Brasil, radicado en una ciudad del estado de Colorado con su esposa Romina Delapena, y un ciudadano del mundo que tiene la convicción de que su camino conduce inexorablemente a un regreso a Olavarría.

Alan y familia viven en Fort Collins, 40’ al norte de Denver, pero sus ocupaciones hoy lo pueden llevar a Hong Kong, mañana a Shangai, pasado a Pekín, la semana que viene a Taiwan o Corea del Sur, un par de días después en Singapur, Australia y así a otras ciudades del lejano Oriente. Sin dejar de lado los intereses en el continente europeo, hace un mes estaba en Egipto.

En las últimas horas, contra la voluntad de la pareja, sus nombres tuvieron trascendencia pública en Olavarría por la donación de 4 concentradores de oxígeno, que en total serán 6, al Hospital Municipal "Dr. Héctor Cura" como aporte a la lucha contra la pandemia.

"No fue por una intención de trascender, ni nada por el estilo. Nos llena mucho el corazón poder ayudar a una ciudad que nos dio mucho, aunque yo no haya nacido allí. Mi mamá es de Olavarría, mi esposa y su familia también lo son" reveló Alan desde el interior profundo de los Estados Unidos.

Al relato le faltan otros dos protagonistas: Benjamín de 10 años, Victoria de 5, los hijos de Alan y Romina.

"Olavarría nos dio tanto que lo sentimos como una retribución, y ojalá que la gente lo vea y diga ‘la pucha, entre todos podemos hacer una Ciudad mejor, una Provincia mejor, un País mejor’ independientemente del pensamiento político" propuso.

Su padre (ejecutivo de multinacionales con asiento en Brasil, Dow Chemical y Rodhia entre ellas) en uno de sus viajes a Olavarría conoció a su madre Leticia Portarrieu (sobrina del ex intendente y ex presidente de Estudiantes Carlos Víctor), se enamoraron y se fueron a vivir a San Pablo, donde nació Alan.

En 1993, con 11 años, se radicó en la Ciudad.

"Cuando llegué a Olavarría me fui a vivir con mi abuela, que para mí fue como mi madre" se emocionó Alan, y recordó que "salir de San Pablo, la escuela en portugués, y empezar la escuela y una educación en un idioma distinto al principio fue difícil".

Si embargo nada le resultaba extraño. "Yo volvía todos los años en el verano e iba a natación a lo de Herrera" reportó.

Arrancó en Libertas, y de allí destacó el cariño de la directora Liliana Luchini y de los profesores para abajo; completó el secundario entre el Instituto Privado Sierras Bayas y Comercial nocturno. "Le di bastante trabajo a mi vieja" bromeó.

A los 17 años, por amigos de unos amigos, conoció a Romina.

"Mi padre por entonces vivía en Francia y me fui a estudiar a Europa. Pero extrañaba tanto la Ciudad que a los 7 meses me volví" contó.

Una década después de su instalación en el país Alan retornó a Brasil, seducido por una propuesta laboral de la multinacional brasileña JBS (actualmente la mayor productora de proteína animal del mundo), que en su amplia gama de negocios opera en el procesado de carnes bovina, porcina, ovina y de pollo, y en el procesamiento de cueros.

Además, comercializa productos de higiene y limpieza, colágeno, embalajes metálicos, biodiésel, entre otros, con presencia en 150 países y una planta de 125.000 personas.

Cuando la firma era dueña de Swift, Alan trabajó dos años en el país. "Aprendí mucho. El que puede manejar una empresa en la Argentina puede hacerlo en cualquier parte del mundo" opinó.

Hoy, que maneja la parte internacional de los negocios de JBS y no para de sellar pasaportes, recuerda como una aventura maravillosa cuando con su amigo Oscar Garaiz viajaron a Santa Fe para cubrir la participación de aquel gran Estudiantes en un Súper 4.

Por esta afinidad tiene una deuda pendiente: "Por supuesto que voy a tratar de ver a Facundo Campazzo en los Nuggets. La semana pasada no conseguí entrada. Me gusta mucho el básquet porque tuve la suerte de vivir la gloria de Estudiantes, y sigo a Denver, así como seguía a Colorado Rapids en la MLS cuando jugaba el ‘Piojo’ López. No es común tener argentinos acá".

En pleno Midwest, Fort Collins es asiento de CSU, una prestigiosa universidad con acento en el conocimiento del mundo agrícola, y además cuenta con muchas empresas tecnológicas, como HP e Intel.

"La gente es muy amable, muy receptiva" subrayó Alan.

Al igual que todo el planeta, Fort Collins también fue víctima de la pandemia de coronavirus.

"Como es algo sin precedentes uno no sabe cómo reaccionar. Cada estado acá tiene un sistema diferente y es autónomo en sus decisiones sanitarias. Lo que pasó en Nueva York fue muy distinto a lo que pasamos nosotros acá" describió.

"Obviamente que al principio hubo muchas restricciones. Cerraron todo, sólo se podía comprar online y funcionó muy bien. La escuela era virtual todos los días, pero hay que resaltar que acá es muy importante el acceso a la tecnología, y la escuela pública ofrecía la tecnología de Internet y computadoras para el chico que no tenía y siguió dando alimentos, aunque no fueran a cursar".

Como Olavarría, ciudad chica y de muchos espacios verdes, Fort Collins no dio lugar durante la crisis sanitaria a la sensación claustrofóbica de los grandes centros urbanos.

"Mucha gente de Nueva York se mudó a Colorado y eso hizo que subieran los precios de los inmuebles" apuntó.

Alan y Romina ya están vacunados, los niños aún no.

"Como en todos lados tenemos gente que acata las recomendaciones, gente que no. Hubo contagios, por supuesto que también tuvimos que lamentar algunas muertes, pero nunca se saturó el sistema de salud, y despacito estamos volviendo a la normalidad" celebró.

"Se hicieron muchos testeos aquí. Yo creo que me hice 14; en la empresa nos testeaban todos los miércoles" mencionó Alan.

En la pandemia el contacto con los afectos en Olavarría fue permanente, y así surgió la idea de hacer una donación al sistema de salud.

"Se veía que había una necesidad de respiradores y, como durante mi trabajo en Gálvez tuve mucho contacto con Rosario, le comenté a una persona que conozco lo que había visto en Internet. Hablé con la empresa y llegamos a la conclusión de que nosotros donábamos cuatro concentradores de oxígeno y ellos otros dos" explicó Alan.

Como Serrat en "Cantares", de sus palabras podría traducirse "nunca perseguí la gloria", pero la recompensa tanto para Alan como para Romina significa mucho más.

"Nos llena muchísimo el corazón y nos da muchísima alegría. La Ciudad nos dio todo a nosotros y esto es apenas un granito de arena comparado con lo que recibimos. Me gustaría agradecer a las personas que nos hicieron llegar mensajes tan lindos, al equipo de salud encabezado por el doctor Caputo. Esto no es un esfuerzo nuestro, sino un complemento al esfuerzo que está haciendo todo el sistema público" reflexionó.

Ya pasará la pandemia, y llegará el momento de expresar estas sensaciones personalmente a los actores de la salud, en alguna visita ocasional o cuando llegue el turno de volver a la Ciudad.

Porque si hay una certeza en la vida de Alan Nogueira es la del regreso a Olavarría: "Viva donde viva uno siempre piensa en volver. No me pregunten por qué, porque a veces cuesta explicarlo por el lado de la lógica, pero la Argentina tiene algo...".

"Un híbrido entre lo social y lo comercial"

_NOTA

"Un híbrido entre lo social y lo comercial". Así describió Alan Nogueira al emprendimiento que en forma conjunta con gente de la Ciudad lleva adelante en un predio ubicado en la intersección de Avenida de los Trabajadores y Urquiza.

"Esta semana terminamos de nivelar el terreno y ahí vamos a hacer un complejo deportivo. Tuvimos en la parte técnica el asesoramiento de (Raúl) Bacchiarello para una idea que con mi cuñado Pablo Delapena veníamos charlando desde hace años" expresó Alan.

"Ahora nos pusimos las pilas y lo encaramos" subrayó.

Se trata de un complejo deportivo de entre 5 y 6 canchas de césped sintético, según los standars de FIFA, con materiales proporcionados por la misma empresa que trabajó en el estadio "Monumental" de River Plate anticipó Alan.

"Nuestra idea es poner una recepción adelante, arriba un buffet, con un trabajo social en lo deportivo para sacar a los chicos de la calle y que hagan deporte. Alquilar una cancha tiene un costo, pero nosotros cederemos el espacio con profesores, con Internet y tecnología enfocados a chicos que para estudiar no tengan acceso" describió.

La construcción en la parte delantera tendrá 400 metros cuadrados, e incluirá en la planta superior salón de fiestas y terraza. "Es un muy lindo proyecto" prometió.

"La obra arranca en una semana, así que calculo que en cinco meses ya vamos a tener el complejo en pie" prevé Alan.