Daniel Lovano

dlovano@elpopular.com.ar

El temporal del último sábado quitó del paisaje urbano innumerable cantidad de árboles en una ciudad que, como alguna vez dijo Pino Solanas de visita (más precisamente en 2009), tiene mucho más gris que verde.

En aquella oportunidad el recientemente desaparecido dirigente político fue muy duro con la política ambiental del eseverrismo en el poder durante más de un cuarto de siglo.

"¿Quién gobernó esta ciudad estos 20 ó 25 años para no haber plantado un árbol?" se preguntó.

"Es una vergüenza, es la antítesis de una civilización progresista en el mundo. No hay ciudad importante en el mundo que no haya poblado y sembrado de árboles sus calles, porque oxigenan el ambiente, porque nos protegen del sol, dan color y belleza" argumentó.

No le faltaba razón.

Quien llega a Olavarría es lo primero que ve en el centro de la actividad comercial donde, salvo algunas cuadras en la calle Alsina y otras menos sobre Coronel Suárez, poco protege al transeúnte en los tórridos veranos del centro bonaerense.

No es muy diferente en panorama en los barrios suburbanos, comparado con algunas ciudades del interior provincial.

Ana Geoghegan, titular del área de Arbolado Urbano del Municipio, hizo referencia ayer al daño ambiental sufrido por Olavarría este fin de semana, a la necesidad de un programa de arbolado y a los malos hábitos en el tratamiento con las especies.

"Fue algo extraordinario, un viento enorme que genera habitualmente estas consecuencias: ramas quebradas, árboles caídos" lamentó.

En cuando a las especies alcanzadas por el temporal, dijo que "se han caído muchas acacias bola, bastantes paraísos sombrillas, muchos árboles podridos por poda de copas densas; se han quebrado muchísimos sauces, tenemos algún registro de cedros azules internos. Y en el Parque Eseverri hubo una terrible cantidad de ramas de eucaliptus quebradas. Fue bastante variado el daño, pero diría que en un alto porcentaje por culpa de la poda".

Del eucaliptus informó una característica, que se llama colapso de verano: "Sobre todo a la hora de la siesta en los días de mucho calor una rama de la nada colapsa y se cae. Por eso se trata de que en las bicisendas no haya eucaliptus".

Comparado con el fenómeno de 9 años atrás, Ana considero que "este temporal fue de mayor duración, pero con menor intensidad. Aquel fue más devastador, me parece".

"Sucede que hay muchos árboles que a lo mejor no se cayeron en el anterior, pero sí lo hicieron en éste. Son derivaciones lógicas en árboles viejos o cualquier árbol bien de salud, que tenga por empezar una copa grande y le haga resistencia al viento" describió.

Nada tiene que ver en la vulnerabilidad de los árboles ante estos vientos que las especies no sean autóctonas, por una siempre razón: "En esta zona no hay plantas autóctonas. Esto era una estepa, sin árboles. A esta área no pertenece nada. Acá lo único que había eran algunos sauces criollos en las márgenes de los arroyos".

A futuro, consideró que en Olavarría "tenemos que plantar árboles de otra magnitud, de 6 a 8 metros, pero ninguno de ellos será nativo. Nativo no tenemos nada, pero debemos que plantar algo, por supuesto".

"Vivimos en una ciudad que no tiene muchos árboles. Los que tiene fueron plantados hace 40 años; son árboles muy grandes, con copas muy frondosas y podas muy mal hechas, y el viento va a arrancar siempre por esos" señaló Ana Geoghegan.

Dio como ejemplo el paraíso sombrilla (una especie que ya no se planta), que tiene una copa "tremendamente densa" y con un cuello que lo puede hacer quebradizo. "Siempre consecuencia de una mala poda" reiteró.

Ana consideró imprescindible una campaña de arborización en Olavarría, pero asociada con una campaña de educación.

"Evidentemente no lo estamos haciendo bien, porque la gente no lo entiende o no lo quiere entender. Lo que pasa es que lo que habría que encarar para que quede perfecto supone una inversión millonaria" apuntó.

"Deberíamos empezar sacando todos los árboles que hay muertos en las veredas, porque hay muchos árboles muertos. El vecino que tenga un árbol muerto puede mandar una foto a la Municipalidad y de inmediato van a contar con la autorización. Por lo general, al hacer poca resistencia a los vientos, esos árboles no se caen con estos temporales" precisó.

Hizo un apartado con los árboles frutales, y especuló que "frutas maduras, se han caído todas. Son árboles que bien manejados, de ramas primarias en condiciones y con una estructura abierta se bancan estos vientos".

Sobre la política a seguir con las especias derribadas en los parques públicos, Ana manifestó que "se hará una evaluación, pero si entre un montón de eucaliptus se cayeron algunos a veces lo ideal es no poner nada. Antes los plantaban cada dos metros, lo cual es una locura".

Cerró la charla con un consejo: "La gente que sea prudente cuando anda debajo de los eucaliptus. La gente le tiene miedo a las ramas de los álamos, pero sería raro tener una tragedia con la rama de un álamo porque son livianas, en cambio a mí el eucaliptus es un árbol que me da miedo".