"Fuimos educados para ver a la mujer como a una subespecie"
Por Silvana Melo // [email protected]
Hace más de treinta años de aquella residencia donde conoció a Alejandra Capriata y emprendieron un camino juntos. Ricardo Fodere nació en Entre Ríos, estudió en La Plata y desembarcó en Olavarría cuando los 80 se caían de la década. Era la ciudad de su suegro, un pediatra emblemático. Un territorio donde Alejandra dejaría en poco tiempo de ser la hija de para fundar con Fodere una pareja de singular potencia: humana, profesional y combativa. El se decidió por la ginecología para funcionar como engranaje aceitado con la pediatría. Desde su prehistoria la fertilidad fue un rumbo que lo conectó con la belleza de buscar la vida en una profesión donde se lidia con la enfermedad. Y esa vida ramificó en una perspectiva de género inusual en una ciudad mediana de la provincia, a casi 400 kilómetros de la capital. Ella trabaja con la infancia diferente. El busca un banco de semen y una clínica de fertilidad para Olavarría.
Mientras tanto, logra embarazos en parejas de mujeres, capacita a médicos barriales en inclusión a la comunidad LGBT, apuesta al consultorio inclusivo a la tardecita para resguardar intimidades y recuerda que, en su investigación sobre osteoporosis, usó su equipo para hacer densitometrías a fósiles de guanacos en arqueología.
Es Ricardo Fodere, aquel que desde Oncología peleó contra la antena de CTI implantada en el predio del Hospital, el que reniega de la cultura occidental y religiosa que confina a la mujer a "una subespecie", el que condena por "hipócritas" las banderas por dos vidas y olvidan el sufrimiento de tantas otras. El que toca la guitarra, el ukelele, el charango, pero se define músico "de los malos". El que no para. Nunca.
-¿Por qué la ginecología?
-Fue una decisión en conjunto que tomamos con Alejandra. No queríamos quedarnos en Buenos Aires. Los dos somos pueblerinos. Nos ofrecían muy buenos trabajos y nos vinimos porque si empezábamos a aceptar no nos íbamos más. Yo quería ser médico rural. Fuimos al sur y nos dijeron necesitamos ginecólogos, obstetras y pediatras y ustedes son perfectos porque tenemos que alquilar una sola casa... Entonces me decidí porque me di cuenta de que era la especialidad en la que podíamos estar asociados.
-En tu camino de investigación en fertilidad, ¿cuáles son los episodios que considerás fundacionales?
-El primero, haberme cambiado de Hospital en la residencia: el Clínicas era muy reconocido, pero elegí el Santojanni donde el director me dio un gran estímulo para que yo me involucrara en fertilidad. Ingresé al Cegyr (Medicina y Genética Reproductiva), hice cursos y me vine ya con una formación básica. Comencé a hacer tratamientos y el primer embarazo que obtuve fue con un médico residente del Hospital de Olavarría. Con lo que teníamos en el Hospital y los elementos de Oncología logré hacer un tratamiento y un embarazo. Es una de las cosas que más satisfacciones da en medicina porque es lograr la felicidad completa de una paciente, de una pareja, que está ansiando un bebé. En medicina siempre estamos en contacto con enfermedades y aquí estás generando vida.
-Para estas investigaciones ¿trabajás solo, de noche, en el Hospital?
-Mi intención siempre fue una clínica de fertilidad en Olavarría pero las condiciones no están dadas, se depende de las facturaciones y yo solo no hubiera podido mantener una clínica seria. Yo integro una clínica que es la más importante del país y soy una subsede. Estoy satisfecho con eso. En el hospital elegí yo un horario vespertino. Tengo los turnos a las 19,30 los lunes porque es el horario que me permite trabajar con las parejas, cuando los varones pueden acompañar. Es gente muy vulnerable socialmente y no tiene posibilidad de hacer las consultas. Así reduzco los tiempos. Trabajo con la jefa de residentes, en un horario en que se limpia el Hospital...
-El banco de semen y la clínica de fertilidad no son factibles en estas circunstancias...
-El banco está funcionando por wi-fi... A partir de la ley las clínicas habilitan el tratamiento de gente que antes no tenía acceso. (...) El pago de las obras sociales es muy reducido y con demora. Las clínicas hacen muchos tratamientos, el índice de fracaso es alto y los costos financieros excesivos. Aumenta el trabajo, disminuye el ingreso y los éxitos no son tantos. Como Argentina ha sido pionera en países emergentes, esta ley va a permitir que otros países también la desarrollen y nosotros podamos ir afinando la puntería.
-¿Qué historia te tocó especialmente?
-Ahora hay una pareja de lesbianas que atiendo en el Hospital. Una está embarazada y espera para agosto. Vinieron a consultar, como muchas, la posibilidad de conseguir un embarazo y supieron que había una posibilidad con semen de banco. Acá lo que funciona es una sucursal de los bancos de Buenos Aires. Es muy caro y el estado no lo provee: mi intención era ésa, proveer semen para pacientes de los hospitales públicos. Fracasamos las primeras dos veces y en la tercera tuvimos éxito. Están muy felices porque se está desarrollando muy bien el embarazo. Hicieron un gran esfuerzo porque tampoco tenemos la cantidad de materiales y medicamentos, no me los provee la Municipalidad, entonces tuvieron que comprar los medicamentos, el material descartable lo ponía yo o lo conseguía por donaciones. Tengo que agradecer a todas las pacientes que han hecho tratamientos y todos los medicamentos que les sobran los traen al hospital: con eso es posible el resto de los tratamientos.
-En la mayor parte de los casos los sectores populares quedan marginados de estas posibilidades...
-Las chicas vienen en moto o en colectivo, las dos trabajan... son las primeras que hacen tratamiento en el hospital. En otros hospitales públicos el problema es conseguir la muestra de semen porque los bancos cobran mucha plata: 17 mil pesos la muestra. Con esa inversión se juegan a que sea positivo. Y si fracasa perdés todo. Las médicas de los centros periféricos tienen una realidad que las abruma que es la población LGTB. Entonces el gran problema es que no había un consultorio que trabajara y una especialización para la atención de estos pacientes. La falta de apoyo, de gente que se dedique, la falta de ginecólogos especialistas que las ayuden hace que se tengan que formar ellas. Ante la inquietud hicimos un curso en Olavarría, asistieron veintipico de médicos y duró seis semanas. Fue muy bien aceptado.
- La idea es que el consultorio inclusivo que funciona en el hospital sea eficaz, eficiente y que tenga todos los recursos para atenderse.
-¿Y lo es?
-No hay un profesional que esté a cargo. La idea es que esta población pueda acceder a todas las terapias posibles y que nosotros les consigamos las derivaciones a los especialistas en La Plata, donde se hacen las mastectomías, donde se hace la reasignación de género genital y hay avances quirúrgicos y médicos. Y yo me vi involucrado en esto por la fertilidad. El consultorio inclusivo va andando a los ponchazos. Pero va a ser una realidad cada vez mejor. Lo ideal es que funcione de mañana y de tarde. Pero está en un horario especial para evitar que en la sala de espera llamen a Marcela y Marcela venga con barba. Y haya bromas o comentarios ofensivos.
- Inequidad Ricardo Fodere no tolera la inequidad. Las asimetrías sociales. Habla de las mujeres. Y también de los que están confinados en los barrios, sin que la salud llegue. Y a la que tienen que salir a buscar a pie, en las emergencias de madrugada, cuando la ambulancia tiene otros destinos. "Dicen que los problemas del país son la inequidad y la evasión. Pero el pobre no puede evadir. ¿Dónde va a evadir, en leche que compra? En los consultorios somos los sensores del termómetro social y hay que ser muy cruel para negar cuando la gente está necesitada. No vienen al consultorio porque no tienen para pagar el colectivo o llueve y tienen que caminar tres kilómetros para llegar. Y qué se le cuestiona... que están mirando televisión o gastan en el cable. El esparcimiento o el reposo no les está permitido. Tendrían que estar trabajando. ¿Trabajando para quién?
La entrevista completa con uno de los médicos más reconocidos de nuestra ciudad, quien además fue distinguido recientemente en el marco del 120º Aniversario del diario El Popular, acá .