"La depresión puede conducir al suicidio"
La muerte del "Morro" Santiago García regresó al centro de la escena el cuidado de la salud mental, no sólo del deportista de elite, sino del ciudadano común, ante las presiones y tensiones de la vida.
El suicidio del "Morro" Santiago García volvió a poner en el centro del debate situaciones de la vida diaria como la angustia, los miedos, las tensiones, la depresión, y en ese sentido la forma en que la salud mental es abordada, no sólo en los deportistas de alto rendimiento sino en el ciudadano de a pie.
El licenciado Rafael Squillaci, especialista en psicología deportiva, se negó desde su rol a aceptar que cuando una persona piensa poner fin a su vida el desenlace es inexorable, como se discutió a lo largo del fin de semana en los tantos debates abiertos por el trágico final del goleador uruguayo de Godoy Cruz Antonio Tomba.
"Como profesionales de la salud mental siempre trabajamos en lograr una salida a eso. No se puede generalizar que todo aquel que dice que se va a suicidar se termina suicidando. Es caso por caso" subrayó.
Squillaci afirmó que "con tratamiento psicológico y/o psiquiátrico, con lo que necesita en ese momento según el diagnóstico debe existir una solución. Cosas pueden suceder muchas, pero siempre trabajamos en ese aspecto para lograr el mejor final".
"Estas situaciones no distinguen edad, nivel social. Empiezan a pasar otras cosas, no se le encuentra sentido a la vida, surgen sentimientos negativos" relató el licenciado Squillaci, antes de recordar las particularidades que rodearon a la muerte de García, como el conflicto con la dirigencia del club mendocino, una situación familiar delicada y la imposibilidad de poder ver a su niña de 4 años.
"En su caso hay cuestiones que se engloban por un lado en el campo deportológico y otras en el campo psicopatológico. Fenómenos que se intentan analizar desde una multicausalidad; no sólo hay una causa, sino que hay una sumatoria de ellas" dijo.
Citó como ejemplo la dureza de las declaraciones del presidente "tombino", que a una de las figuras emblemáticas en la historia del club lo calificó públicamente como "un líder negativo".
"Esas cosas se ponen en juego en las emociones del jugador, en un club donde triunfó, donde estuvo allá arriba y de pronto sentirse marginado, desocupado, no saber qué hacer con su futuro" acotó.
García se encontraba en tratamiento psiquiátrico.
"Hay que ver en qué punto se hallaba, y también en referencia a la multicausalidad varios factores van llevando a la persona hacia un lugar donde no encuentra una salida" señaló.
El licenciado Squillaci se refirió al trauma post retiro, como a la falta de preparación para la vida cuando el deportista pone fin a su carrera o no logra las metas apuntadas.
"Lo ideal sería adelantarse al problema, poder armar un proyecto a futuro por fuera del rol, donde hay que tener la capacidad de reinventarse, crear una nueva identidad también, un nuevo rol social, familiar, laboral y evitar esas crisis de identidad" analizó.
"En divisiones inferiores no sólo deben formar deportistas para triunfar, sino también personas y valores. Se descuenta el trabajo en la preparación física, las habilidades técnicas, la táctica, pero aún subsisten prejuicios y no se trabaja la preparación mental" advirtió.
Como la depresión es una enfermedad silenciosa que no exterioriza dolor, no sangra, puede no verse a simple vista, el licenciado Squillaci refirió que en "muchos ambientes aún cuesta hablar de ella y más en el fútbol".
"Lo síntomas más frecuentes a los que estar alerta son sentimientos de tristeza, pérdida de interés, la capacidad de disfrutar, sentimiento de culpa, falta de autoestima, alteraciones del sueño, del apetito, ansiedad, falta de concentración, dificultades en el trabajo, en la escuela" describió.
"La depresión, en su forma más grave, puede conducir al suicidio, pero siempre procuramos que una persona no llegue a eso. Por tal motivo se debe trabajar con profesionales adecuados y que el paciente se someta a un tratamiento psicológico y/o psiquiátrico según el diagnóstico", reflexionó.
"Cuando se produce el suicidio ya es un momento de la crisis donde la persona siente incapacidad para poder afrontar las tensiones de la vida. Este caso está en el ámbito deportivo, pero también puede aparecer enfermedades crónicas, ruptura de vínculos, problemas económicos, problemas familiares. La multicausalidad de la que se hablaba" reiteró.
Aún en tratamiento, en manos de profesionales, la recomendación del licenciado Squillaci es que el entorno nunca deje de estar alerta a la evolución de paciente.
"En ese momento, cuando alguien no le encuentra sentido a la vida, es muy difícil cada paso y por lo menos los familiares más cercanos deben estar interiorizados de la situación y mantenerse atentos. No dejarlo solo y contenerlo, más allá de tratamiento, y que esta persona pueda salir fortalecida de esta difícil situación" enfatizó.
Señales para estar alerta y ayudar
El Ministerio de Salud de la Nación, en su página web, publica una serie de recomendaciones para estar alerta ante personas que, durante un proceso depresivo o no, deciden poner fin a su vida.
La representación más extendida sobre el suicidio está asociada a la imagen de un acto individual con un propósito claro.
Sin embargo, cada vez más, este evento de la vida humana es considerado en toda su complejidad, teniendo un alcance colectivo, como problema sanitario y social.
El primero de ellos señala que "la persona que se suicida no desea morir".
Una persona que tiene ideas suicidas está transitando una situación de ambivalencia en su vida, es decir, desearía morir si su vida continúa de la misma manera, pero desearía vivir si se produjeran cambios significativos en ella.
"Existe la creencia acerca de que quien dice o amenaza con quitarse la vida, no lo hace".
Sin embargo, la mayoría de las personas que se suicidan hicieron saber el propósito de acabar con su vida.
Antes de un intento de suicidio, el suicida pone en evidencia una serie de señales que de ser detectada a tiempo puede ayudar a evitarlo. El suicidio no ocurre sólo por impulso.
"El suicidio o intento de suicidio puede ocurrir durante un proceso depresivo o no".
En este caso, la página del Ministerio de Salud explica que los comportamientos suicidas se han asociado con depresión, abuso de sustancias, esquizofrenia y otros padecimientos mentales, además de comportamientos destructivos y agresivos.
No obstante, esta asociación no se debe sobrestimar. No hay una relación directa entre el sufrimiento que padece quien desea terminar con su vida y los padecimientos o enfermedades mentales.
"Hablar con una persona sobre sus intenciones de matarse no incrementa la posibilidad de cometer suicidio".
Dialogar sobre el tema reduce la posibilidad de cometerlo y puede ser una oportunidad para ayudar a quien está padeciendo.
"No debe asociarse el suicidio y el intento de suicidio con acciones de cobardía o valentía, tampoco con hechos románticos o heroicos".
En este caso explica que no es un dato menor destacar que la acostumbrada asociación que se realiza desde los medios de comunicación del suicidio con hechos delictivo al anunciarlos en las secciones policiales, debe ser cuestionada.
"Suele afirmarse que los niños no se suicidan".
Sin embargo, una vez que un niño adquiere el concepto de muerte puede cometer suicidio.
Y por último se afirma que "la tendencia al suicidio no es hereditaria".
Lo que sí puede trasmitirse por medio de la educación es la visión sobre el suicidio como una forma de solución a los problemas.
Planteado el tema, el MSN ofrece una serie de tips acerca de cómo prevenirlo.
En principio reconociendo los signos de alerta: aislamiento; persistencia de ideas negativas; dificultad para comer, dormir y trabajar; desesperanza; llanto inconsolable; repentino cambio de conducta.
Otra actitud ante una persona en crisis es mostrando interés y apoyo: respetando las diferentes expresiones de sentimientos; eliminando prejuicios, pues el suicidio no es ni bueno ni malo, tampoco un hecho delictivo, es una situación de sufrimiento.
Desde casa, desde la escuela, desde cada espacio, se debe motivar a las personas para que hablen sobre cómo se sienten; para que tengan amistades saludables; para que tomen decisiones de manera autónoma; para que aprendan a manejar situaciones de estrés y dificultad; para que aprendan a perseverar cuando la ocasión lo requiera y a renunciar cuando sea necesario También ayudar para que tengan buena autoestima; para que desarrollen habilidades e inteligencia emocional para resolver problemas y que desarrollen habilidades sociales previene el suicidio.
En síntesis, estar atentos es la forma de acompañar; el diálogo no es un interrogatorio, sino compartir un momento.
Si la persona no accede a realizar un tratamiento no hay que obligarla, sino seguir acompañando y dialogando, mientras uno mismo realiza una consulta con un profesional.
Si alguien está preocupado por alguien, no sentir como una cuestión para afrontar en soledad, sino que se puede pedir ayuda: a los amigos; a la familia: al Centro de Salud más cercano; en el hospital; en la escuela; en el club de tu barrio o en la iglesia.