La dislexia es más común de lo que se cree; tiene que ver con la manera de leer y se calcula que una de cada diez personas la sufre. Es decir el 10 por ciento de la población tiene ese problema. ¿Es duro el camino de una madre que tiene un niño con dislexia, que le está costando leer, o que lo hace de manera diferente porque le cuesta mucho más que el resto?. Sobre este tema, la licenciada en psicología Ruth Rozensztejn, reconocida docente en capacitación en nuevas tecnologías y creadora de Dislexia & Dispraxia Argentina, disertó en nuestra ciudad.

Ruth dice que "la dislexia es una condición. Es como ser zurdo. Va a acompañar a la persona a lo largo de toda su vida. Es una dificultad en la adquisición, precisa, fluida y automatizada de la lectura. Esto quiere decir que cuando aprendemos a leer, aprendemos justamente el dibujito de la letra con su sonido, el grafema con el fonema, y a las personas con dislexia les cuesta automatizar. Por eso confunden algunas letras o las omiten al leer, y cada vez que se enfrentan a un texto les cuesta mucho, es un esfuerzo enorme".

¿Se siente frustración, hay estrés, se los define como chicos desmotivados?, quizá. Y por ese tema quizá la exclusión viene después. "Sí, puede ser, pero el problema principal es el desconocimiento. Porque una vez que se conoce de qué se trata, porque es una dificultad específica. Son personas con una inteligencia promedio que muchas veces tienen otros talentos no ligados al área del lenguaje que les cuesta más, sino a lo visual espacial. Por eso tenemos los reconocidos con dislexia, como Steven Spielberg por ejemplo. En las artes visuales hay muchos destacados que tienen dislexia. También Anthony Hopkins, Orlando Blum entre los actores; entre los científicos, Jacques Dubochet (premio Nobel de química en 2017). Carol Greider (Nobel de Medicina), quienes tuvieron lo que muchas otras personas no tienen y es que en sus universidades les dieron la posibilidad de aprender lo mismo pero de otra manera".

"Herramientas para una educación inclusiva" es el curso virtual que brinda, en forma gratuita, Ruth Rozensztejn, con la colaboración del Ministerio de Educación de la Nación, a lo que la licenciada en psicología señala que "buscamos una forma, rápida, masiva y práctica, de informar todo esto. Entonces el curso habla sobre lo que es la dislexia, de cómo llegan las personas a las aulas (primaria, secundaria, universidad). Hay que hacer adaptaciones, es decir lo mismo pero de otra manera, y también informamos sobre el uso de la tecnología que hoy tenemos en nuestros celulares que nos va a permitir leer escuchando y escribir hablando. Esto quiere decir que hoy en el celular o la computadora los textos nos lo pueden leer en voz alta, y va iluminando las palabras. Si una persona tiene dificultad por esa dislexia, porque todavía le cuesta esfuerzo y es lenta, entonces cuando se enfrenta a un secundario o universidad puede acceder a los textos igual que los demás, solamente que se los lee en voz alta un celular. Y escribir hablando es dictado por voz, de modo que se puede escribir trabajos o monografías dictándole al celular o computadora".

"La dislexia es una condición que implica dificultades en la adquisición de la lectura precisa, fluida y automatizada, y que afecta a más del diez por ciento de la población mundial. Esto significa que tienen dislexia unas 760 millones de personas en el mundo, más de 4 millones en la Argentina, y de 2 a 3 estudiantes en las salas de todos los niveles. Es de origen neurobiológico y genético, por lo cual va a acompañar a la persona a lo largo de su vida y suele presentarse en más de un miembro de la familia".

"¿Cuáles son los signos tempranos de una posible dislexia?: poco interés en las letras, dificultades para memorizar nombres, días de la semana o los meses; más adelante, las tablas de multiplicar porque hay desafíos en la memoria verbal. De más chicos, dificultades para manipular los sonidos del habla, lo que se llama conciencia fonológica; cuesta entender las rimas, cuestan los juegos de manipular los sonidos como por ejemplo decir casa, y cuántos sonidos tiene. Ya en la escuela primaria, son niños que tienen dificultades en automatizar la correspondencia entre el dibujito de la letra y el sonido, que es grafema y fonema, que la mayoría de los chicos logra en los primeros seis meses de escolaridad. Allí, al finalizar el primer grado, se puede hacer una consulta para ver qué está ocurriendo. Eso es un retraso lector y van a necesitar más tiempo con metodologías adecuadas, y el que tarde más tiempo van a necesitar un tratamiento externo con psicopedagoga, fonoaudióloga o neuropsicólogos" dijo Ruth.

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