"Se vende, si, pero no te podés quedar quieto en este negocio. Tenés que buscar cómo y dónde hacer más ventas. Si hacés la plancha un rato, fuiste. Hay que tener el pie en el acelerador continuamente y no dejar pasar ningún cliente, buscar trabajo permanentemente. Cuando digo buscar laburo me refiero a que cuando hay una licitación en la Municipalidad o en el Consejo (Escolar), nos presentamos. Sinceramente, antes no lo hacíamos, pero ahora si. Es que antes era un trabajo estable e iba solo, y ahora hay que buscar. También hicimos más hincapié en los servicios de lunch, o me entero que si hay una fiesta busco al organizador para ofrecerle lo que puedo brindarle desde la panadería. Hay que estar siempre atentos. Muy atentos a todo lo que pasa volando, hay que tratar de cazarlo" comenzó contando Javier Frías, al frente de la panadería La Dulzura.

"En los costos lo que más afecta son los de luz y gas. En una panadería, últimamente, creo que es el mayor costo. Es tremendo. Si no fuera por eso estaríamos mucho mejor. Es que vienen facturas altísimas para pagar, de gas por más de 20 mil pesos o de electricidad por ese valor o más. Lo que hacemos ahora, que antes jamás lo hicimos, es cortar la cámara de frío cuando está vacía y alrededor de las 19 o 20 horas la llenamos y recién ahí la prendemos. Se ponen las facturas, hojaldre, todo para el día siguiente. Ahora hay que cambiar, debido a eso, los tiempos de elaboración, coordinar todo para se pueda apagar durante un tiempo la cámara" explicó Javier, también presidente del club Ferro Carril Sud.

"Acá en el barrio tenemos nuestros clientes de siempre, por supuesto, pero también tenemos lo que se dice mucha pasada, gente que va para el Parque Industrial por ejemplo. Esta zona creció mucho, hay muchos barrios. Acá hace unos catorce años que estamos acá y desde aquella época a ahora, la zona de Pellegrini hacia Circunvalación creció enormemente. La ciudad se agrandó. Esa pasada es una ayuda muy grande, es lo que mueve y da vida. ¿Qué llevan?, es variado; pan, marineras, pan de salvado. Los fines de semana y principio de semana viene mucha gente que va para el campo y vendemos mucha galleta, tanto grande -la de piso- como la chica, estilo San Roque. Y el miñón, obviamente. También caseritos. El felipe no lo elaboramos más, tampoco la flauta ni el flautín. El francés casi que desapareció. Así que hacemos un caserito que es una flauta con grasa en la elaboración y luego lo pintamos, queda como atigrado, y la gente lo pide mucho, quiere el "pintadito". El de la pasada compra de todo: palmeras, facturas, todo dulce para el mate o desayuno. Abrimos a las 7, ya que la gente anda más tarde. A la una menos cuarto cerramos y volvimos a abrir tres y media" contó Javier (49), quien en la panadería está con su padre (Servando, 74) y su madre (Marta Díaz), "mi hermana Cecilia cuando puede y mi hija Shirley, que está por recibirse en una carrera de trabajo social, le falta solamente una materia que si Dios quiere la rinde en agosto, pero nos da una mano en la elaboración, en reparto, en lo que venga. Como tenemos reparto compramos otra camioneta y ella hace todo; está incentivada, le gusta y es cumplidora, ya que después de mi no hay nadie que quiera seguir con la panadería, así que espero que continúe el legado familiar" terminó diciendo Javier Frías, quien resaltó que "sin el respaldo de mi mujer (Guillermina Lastra) tampoco podría hacerlo, ya que me ayuda mucho en la panadería".